lunes, 14 de agosto de 2006
Moshe Yanai: Hay tanto agujeros
Israel ha tenido que aceptar el cese del fuego. Seamos francos, y veamos las cosas tal como son. No era todavía el momento, quedaba no poco por hacer. Pero no existía otra alternativa. El mundo, esa aldea virtual que es ahora, no nos lo hubiera permitido. La potencia de las dolorosas imágenes que se transmitieron impresionó tanto, que no era posible proseguir la lucha. De este lado, no había noticia sensacional alguna: algún que otro muerto, algunos heridos. Destrozos a granel en Haifa y la Galilea, pero no comparables al modo como ha quedado el reducto shií en Beirut.Por ambos lados, refugiados a centenares de miles. Pero nadie durmió en los parques públicos de Tel Aviv, como fue el caso en Beirut, porque hubo quienes les acogieron. Por algo somos judíos, ¿no? Israel hubiera podido proseguir la contienda durante un tiempo más; la retaguardia convertida en una vanguardia valerosa podía, y hasta pedía a voces, que se completara la tarea. Que se exterminara al enemigo. En el pasado Israel ha sabido derrotar a ejércitos árabes que quedaron prácticamente aniquilados; en el presente caso, se trataba de una guerrilla terrorista tan indoctrinada que de hecho era una fuerza militar suicida: pocos han sido los prisioneros capturados, se cuentan en centenares los que murieron. Era cuestión de atacar y aniquilar cada uno de los innumerables focos de resistencia. Que sea dicho entre paréntesis, nos hubiera costado no poca sangre. Todos dicen que el queso está bien agujereado. No se equivocan, nadie oculta este hecho. Pero era lo mejor que se podía esperar. Desde luego, no tiene sentido quedarse en tierra libanesa, la triste experiencia del pasado nos dicta salir cuanto antes de una tierra tan poco atractiva para el israelí. Se emprendió el ataque en ese territorio porque era el único medio de luchar contra ese terrible cáncer que carcome todo lo bueno que podía haber habido en el país vecino. Hay en este acuerdo un aspecto intrigante. Se podría decir que Israel ha luchado contra una fuerza invisible. Hezbolá no es mencionada en ninguno de los capítulos de la resolución de Naciones Unidas, Israel y el Líbano son las partes involucradas. Pero me parece que eso es positivo; el mundo se niega a reconocer la existencia de un Estado dentro de un Estado. La avanzada de las fuerzas del mal que mueven los hilos desde Teherán, sede del nuevo tirano que personifica a un Hitler contemporáneo. Israel bien sabe que es su principal enemigo, Nasrala y sus secuaces son únicamente la avanzada de un país fundamentalista, para el que el Occidente es su principal enemigo. E Israel, la avanzada de esa civilización. Se ha de señalar esta verdad para que tomen buena nota las naciones europeas. Están en la mira de los ayatulas iraníes. No por nada algún descuidado jeque musulmán habló de la necesidad de llegar hasta Al Andalus. Hubiera pensado que se trataba de la actual Andalucía, pero ahora sé que se refería a toda la España que fue mora en la Edad Media. Es decir, al margen de aspirar a hacerse con mi país, ahora resulta que mi tierra natal estaría incluida en ese monstruoso propósito. Y allá, en esa Barcelona que tanto estimo, hay tantos que duermen el sueño de los santos. ¿Por qué no despiertan, diantre?
Tomado de Es-Israel
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