¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Combates desiguales, valores desiguales

La maquinaria de guerra israelí se ha puesto en marcha, con una contundencia solo superada por la discriminatoria cobertura informativa. Cualquier vistazo casual a la prensa española dará como resultado la misma y casi unánime mueca facial de repulsa. No conozco a nadie que mire edificios destruídos, hombres y mujeres heridos de gravedad, cadáveres en tránsito y otras tétricas imágenes sin que la preocupación pueble su rostro. Hasta cierto punto hay cierta normalidad en esto. Al fin y al cabo, la humanidad y la conciencia de la mayoría de nuestros conciudadanos debería enorgullecernos ¿O no?.

La repulsa a los ataques de Israel en Gaza lleva consigo un mismo mantra en la conciencia popular, "No a Israel", en lugar del ambiguo "Sí a Palestina". Llamar anti-israelí al pro-palestino medio no es ningún juego de palabras ni una manipulación sionista de los términos. Una consideración sobre algunos esquivos matices pueden clarificar esta tésis. Lo cierto es que, cuando el pueblo palestino más sufrió en sus carnes la tiranía de su propia gente, los defensores de esta causa omnipresente en nuestro país callaron cobardemente, o, rizando el rizo, acusaron a Israel de azuzar las carnicerías que ellos mismos cometieron. El desprecio incondicional a Israel es la constante de muchos mal llamados pro-palestinos .

Mucho énfasis se ha puesto en la desigualdad de los combates, el "remasterizado" mantra de "tanques contra piedras". Hamás, para muchos, sigue siendo un grupo de milicianos que luchan por su tierra, Palestina, con lo poco que tienen. Efectivamente, ahora que les es más difícil antentar con suicidas en Israel, los cohetes caseros Kassam son los encargados de cobrarse victimas civiles en el lado israelí (o en el suyo, lo importante es cargarse a alguien). ¿Nadie se ha preguntado por qué esto ha sido una constante durante la "falsa" tregua?. Reflexionemos solo por un momento si una palmadita en la espalda es lo más aceptable para una banda de criminales que se hacen llamar patriotas (quizás suene familiar esta definición en España, siempre que nos saquemos la cera de los oídos) .Por supuesto, doy por hecho que todos sabemos que Hamás busca imponer la ley islámica en el territorio que comprende el actual Israel y Palestina, justificando por ello los ataques a civiles inocentes judíos y no judíos. Tampoco hace falta decir que Hamás sabe muy bien lo que quiere, tiene unos objetivos tan dogmáticos como cristalinos. A veces desearía que esta claridad fuera la misma en el lado democrático. En el caso de Israel, o mejor dicho, el de su gobierno, se han planteado objetivos específicos muy diferentes según los cambios de gabinete. “Por culpa” de esa democracia, su arco legislativo, sostén principal del gobierno en una república parlamentarista, muestra facciones laicas, religiosas, conservadoras, progresistas, étnicas, sin olvidarnos del malogrado Partido de los Pensionistas claro. Si hay un objetivo común omnipresente en todos los gobiernos israelíes es el de la seguridad. Ningún gobierno salido de las urnas permitiría que sus ciudadanos sean asesinados impunemente ni que su espacio territorial sea violado por enemigos que quieren ni más ni menos que la destrucción del Estado. Desde el orígen, y mucho antes, la seguridad en Israel ha sido una obsesión, cierto. Una obsesión solo equiparable a los deseos de destrucción de sus vecinos (y de sus no tan vecinos) a lo largo de la historia. Cuando esa seguridad falla el dilema es claro: "¿el cordero de Auswitchz o el león de Judá?". Una historia plagada de "corderismo" en el pueblo judío hace evidente que la segunda opción sea más tarde que temprano, la más aceptable. Ninguna decisión ha estado exenta de polémica, de debate, de discusión, de sana y a la vez testaruda deliberación en el único pedazo de occidente con algo de honor en Oriente Medio.

Poco o nada parece valer para la prensa española las bofetadas que Israel ha recibido en estos últimos años. Cualquier movimiento de tanques y soldados harán las delicias de periodistas y similares que no dudarán en contar el mismo cuento de siempre. Al fin y al cabo, una historia es más comestible cuando tenemos claro quienes son los buenos y quienes son los malos.

“Guerra desigual” puebla los titulares de periodistas que ponen a trabajar sin descanso a una neurona mientras dan vacaciones a la otra. Lo obvio se queda en las profundidades y no se atisba que la llamada guerra desigual, la diferencia de recursos militares y económicos de las partes es tan real como la diferencia entre sus valores. Las barbaridades con las que los poderes teocráticos educan a palestinos infantes y adultos en Gaza son completamente lamentables y condenables, pero permisibles por la ocupación. Los fraudes informativos son justificados por la ocupación israelí. La muerte de su propia gente a manos de sus líderes corruptos y/o fanáticos es entendible debido a ...sí exacto, la ocupación israelí. La única respuesta a la cultura del odio que envenena palestina es, para muchos de nuestros conciudadanos, la palabra "ocupación". Al final, todo gira en torno a Israel. Quizá sea por que, con toda seguridad, la única razón de existir de un pueblo que nunca se identificó como tal hasta después de 1948 sea precisamente...Israel.

Como de costumbre, muchos de nuestros conciudadanos bienpensantes se llenan la boca con las palabras paz y solidaridad, acusando y denunciando dictaduras, mientras consentimos e irónicamente nos solidarizamos con la que manda diariamente cohetes contra el único país democrático de Oriente Medio. Nuestro partido más votado, del que forma parte el actual gobierno, escupe en su propia responsabilidad y contribuye a echar más leña al fuego hablando estúpidamente de una supuesta “impunidad” de Israel. Quizás la joven secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín rectificase sus imprudentes comentarios si pasase una temporada en Sderot y otros tantos territorios del sur de Israel sometidos a la lluvia continua de explosivos.

En definitiva, parece más razonable pensar que la hipótesis A, el odio a Israel, es el principal motor de este tipo de actitudes, mientras que la postura B, el ser propalestino, es un subproducto de la postura A, y será cierta en la medida en que concuerde con esta. Esta teoría del odio se puede extrapolar al empantanado terreno de Oriente Medio y solo así nos daremos cuenta del flaco favor que hacemos tanto a una parte como a la otra con tan equívocos apoyos. Realmente no importa cuanta ayuda humanitaria trague la franja de Gaza, o cuanto gritemos “No a Israel”. ¿Cuándo serán educados los palestinos sin el odio a Israel? ¿Cuándo se les explicará que una Gran Palestina musulmana sin Israel es hoy en día una utopía fascista?¿Cuándo comprenderán que están siendo manipulados por teocracias sin escrúpulos? ¿Cuándo se levantarán y, como todos los pueblos con orgullo, demostrarán que lo son? Todos son interrogantes que nos hemos dejado en el tintero de nuestra ética.

Deseo de todo corazón que algún día todos aprendamos la importancia de los matices antes de abrir nuestros labios, a veces más torpes que de costumbre.

Porque hay una diferencia entre el fanatismo y el pragmatismo, entre educar a un niño para vivir y educarlo para morir, entre dar tu vida por una causa, y que tu causa sea dar la vida. Algún día aprenderemos...


Tails

lunes, 29 de diciembre de 2008

Misiles judíos

Todos los misiles que lanza el ejército israelí son judíos:

«El proceso para conseguirlo es largo y difícil. Tras largas consultas a varios rabinos para preguntarles como debíamos conseguir que los misiles siguieran el kashrut los rabinos decidieron que los misiles debían cumplir los requisitos como cualquier judío. Ser hijo de madre judía, la circuncisión, la inmersión en la mikve, presentación en la sinagoga, Bar Mitzva o Bat Mitzva (no vamos a enviar a la guerra a misiles menores de edad)…

Realizar estos ritos con los misiles a punto de nacer sería sencillo, pero ¿qué hacer con los que ya estaban en el mundo? Bueno, los hijos de padre judío podrían realizar la conversión y así ser miembros de pleno derecho dentro del pueblo judío. ¿Y qué hacer con los drusos? El judaísmo no es una religión proselitista. Los rabinos dieron vueltas buscando una solución día y noche, pero nada acababa de satisfacerles del todo.

Mientras los rabinos cavilaban se empezó el ritual para convertir los viejos misiles formalmente al judaísmo sus madres y padres emocionados acudieron al evento. Como el padre no podía levantar a sus hijos, se optó por una ceremonia en la que simplemente y de viva voz iba diciendo el nombre de cada uno de sus hijos. Estaba tan emocionado que no dejaba de bipear y llegó a soltar alguna pantalla azul producto de la profunda emoción que sentía.

La inmersión en la mikve se solucionó rápidamente, una tras otra las misiles recibían la inmersión mientras las berajot eran recitadas. La encargada del baño acabó agotada y necesito varios baños de aceite para volver a estar en condiciones.

Más tarde, mientras el mohel realizaba la circuncisión las madres soltaban lágrimas de aceite, mientras el padre soltaba chispas de alegría. Todo fue muy emotivo. Los misiles reaccionaron muy bien a la pequeña operación y sólo tuvieron que estar en el hangar cuarenta días sin hacer ejercicios bruscos para evitar efectos secundarios más dolorosos que traumáticos. Todo se arregló con el reparto de toneladas diarias de hielo para evitar males mayores.

El examen ante el beit din fue intenso y alguno de los misiles estuvieron a punto de no aprobarlo, pero como iluminados por la luz de… »

¡BASTA! Mi sarcasmo no da para más.

Después de escuchar en la televisión —por enésima vez—, acerca de la existencia de los “misiles judíos” me vino a la cabeza un surrealista ritual —no es bueno imaginar rituales cuando uno está engripado—, de conversión al judaísmo de todos los misiles israelíes.

Esa costumbre de la prensa española que se afana en mezclar religión y política de una forma deleznable hace que uno se pregunte si el mismo periodista que ayer llamó a los misiles lanzados por los F-16 “misiles judíos” llamará a los kassam lanzados por Hamas, la Yihad Islámica y demás grupos palestinos —aunque sólo sea en la intimidad—, “cohetes musulmanes”.

Sospecho que no. Será la práctica de años la que habla por mi… Será que me estoy volviendo un cínico.

El Derecho de Israel

YA se ha producido la tan temida como previsible catástrofe. Después de la ruptura unilateral de la tregua por parte de Hamás y sus continuos ataques con cohetes y morteros contra el territorio meridional israelí, tras una larga serie de advertencias a las autoridades de la Franja de Gaza para que pusieran fin a los ataques terroristas, el presidente israelí, Simon Peres pidió hace días encarecidamente a la población de Gaza que impidiera a los terroristas provocar la situación que lo hiciera inevitable. Al final, Israel ha tenido que responder. Y lo ha hecho con contundencia. Ha destruido prácticamente todos los edificios de la policía y las milicias de Hamás, depósitos y túneles por los que se introducen en Gaza las armas. Por supuesto que ha habido víctimas civiles. Porque muchos de los arsenales están en sótanos de casas de miembros y líderes de Hamás. Porque todo el terrorismo islamista se arropa en civiles, cuyas muertes para ellos son una bandera. Pero quien vea el mapa de las operaciones realizadas sabe que el esfuerzo de las fuerzas israelíes por evitar víctimas civiles palestinas es tan denodado como el habitual de los terroristas de Hamás por matar al mayor número de civiles israelíes. Sólo la ignorancia, la mala fe y la militancia antiisraelí de los medios de comunicación -en nuestro país ya grotescos- pueden inducir a hablar, como se ha hecho, de «ataques masivos». Quien conozca un poco Gaza, una de las regiones más superpobladas del mundo, sabe que un ataque «masivo» habría provocado muchos miles de víctimas. Y no 280, en su mayoría hombres adultos y en gran parte uniformados.

Pero esto da igual no sólo a los medios de comunicación, también a las organizaciones políticas o humanitarias y a tantos políticos de derechas e izquierdas, a los que tan fácil les resulta condenar un bombardeo ante la opinión pública. Eso siempre confiere «caché» humanitario. Han callado durante todo el tiempo en el que Hamás ha generado una situación que hiciera inevitable la tragedia. Hace tres años Israel se retiró de Gaza como acto de buena voluntad para intentar dar un impulso a unas negociaciones sobre los dos estados, el Israel y el palestino, cuya existencia hoy es aceptada por una abrumadora mayoría de los ciudadanos israelíes. En la otra parte no sucede lo mismo. Cada vez son más los palestinos que siguen las consignas de Hamás y Teherán, rechazan la solución de dos Estados y llaman a la destrucción de la «entidad sionista». Hay muchos responsables de que así sea. Y no todos están en la región. Están ante todo los terroristas de Hamás que con la ayuda de Irán y Siria y la inapreciable colaboración de la corrupción del aparato de Al Fatah de la Autoridad Palestina, consiguieron ganar unas elecciones, liquidar a sus oponentes y establecer un Estado terrorista en la frontera sur de Israel.

Mientras desde Israel, pese a la confusión y las convulsiones políticas internas, se hacían esfuerzos por proseguir las negociaciones con la Autoridad Palestina en el poder en Cisjordania, Hamás y su patrón iraní Ahmadineyad han ido ganando terreno, comprensión internacional, amigos y armas. No sólo en Rusia, China o Pakistán, también en Europa por supuesto. ¡Qué confusión de valores por nuestros lares! Pocos hechos tan significativos como que en el Reino Unido, donde más activamente se ha hecho campaña para aislar al Estado de Israel, un canal de televisión decidiera estas navidades emitir un saludo de Nochebuena del presidente iraní, el adalid de la destrucción del Estado judío, el látigo de infieles, el carcelero de mujeres intelectuales, el verdugo de homosexuales, miembro de la Alianza de Civilizaciones con el turco Erdogán y el español Zapatero, nuestro hombre de la Kafiya. «Comprensión hacia Hamás», «no aislar a los islamistas», «no radicalizarlos». Este sempiterno pregón de nuestro ministro Moratinos parece ya omnipresente en el discurso vacuo e insensato de gran parte de la clase política europea. Y lo es porque previamente ha sido asumido por los medios de comunicación y gran parte de la opinión pública. Pese a toda la cultura de apaciguamiento, negociación de principios y relativismo general que se nos inocula a diario, nadie en España se atrevería a decir que las pistolas de ETA son inocuas porque tienen menos capacidad de fuego que las armas de la Guardia Civil. Es la artera forma de analizar la realidad comparando elementos no comparables. Es la que lleva a tanto intelectual y vocero en nuestros medios a decir que los misiles artesanales de Hamás son poco más que una broma pesada y que no justifican nunca una acción contundente del agredido para acabar con ellos. Es la que lleva a tanto idiota a pensar que las armas son malas independientemente de quienes las tenga.

El hecho cierto es que el terrorismo ha tenido un éxito parcial aquí en España, como saben quienes lo denunciamos, quienes lo niegan y quienes directamente se han beneficiado de ello. Aquí el éxito del terrorismo ha supuesto privilegios para sus simpatizantes y amigos secretos o la debilidad de la idea nacional en beneficio de otros nacionalistas. En Israel la amenaza es directamente existencial y pone en peligro su propia existencia como Estado. La creación de un Estado terrorista en Gaza en los últimos tres años y su creciente capacidad de paralizar el sur israelí pone en cuestión la propia viabilidad del Estado de Israel. A ojos de los israelíes pero ante todo a ojos de los cientos de millones de islamistas, árabes o no, que han convertido la destrucción de Israel en el centro de su existencia. Israel no puede vivir con gran parte de su población enterrada en refugios día sí, día también, porque Hamás o Ahmadineyad quiera. Acabaría toda Israel igual y ese gran estado no se erigió en su día para ser un gran Lager bajo tierra con los SS islamistas desfilando encapuchados sobre sus campos.

Mucho se hablará ahora durante y después de esta campaña militar -que todos deseamos corta, pero puede ser muy larga y dolorosa para todos- sobre el papel en su desencadenamiento del punto de inflexión en la historia de Estados Unidos que supone la llegada de Barack Obama a la presidencia. Creo que nadie debiera sobrevalorarlo. También creo desencaminados los intentos de explicar la operación militar israelí como parte de la dinámica electoral interna de Israel. Nada había más lejos de los deseos de la ciudadanía israelí que entrar ahora en este conflicto. Porque conocen la guerra. Y todos saben que estos muertos del fin de semana no son los primeros ni los últimos. Y que muchos no serán terroristas sino también niños y niñas tanto palestinos como israelíes y muchos soldados israelíes como la campaña prosiga por tierra. Lo que sí debería estar claro es que los defensores de esta operación militar de Israel somos los que sufrimos por todas las muertes, también por las ahora habidas en todos los bandos. Y enfrente hay un enemigo que se alegra de las muertes, también de las propias. Y las busca en Israel, en las Torres Gemelas, en Londres o Atocha, en la India o en Afganistán. Forman parte de una cultura de la muerte que es enemiga de nuestra sociedad tanto como del Estado de Israel. Y que si Israel fallara en su autodefensa, por supuesto que desaparecería como Estado democrático pero todas las demás sociedades abiertas perderíamos nuestro bastión más firme en la defensa de la ciudadela de la libertad. Una ciudadela que tiene muchas murallas minadas o tambaleantes en Occidente por el miedo a luchar, la falta de voluntad de ganar, por su confusión de valores y su incapacidad para el sacrificio. O porque, ilusos, creen que tratamos con un enemigo como nosotros. Esperemos que esta tragedia tenga un receso al menos. Pero la guerra será larga y la lista de víctimas también. La única nota de optimismo que tengo para concluir esta reflexión está en mi profunda convicción de que Israel, con la sabiduría de miles de años de supervivencia y la memoria de quienes aun son testimonio vivo de la última vez que -ante la pasividad de todos- se quiso exterminar a su pueblo, nos dará una nueva lección a la civilización. A la única civilización existente. Israel sabrá defender, cueste lo que cueste, pese a quien pese, llore quien llore, su sagrado derecho a la existencia en libertad y dignidad.

por Hermann Tertsch para ABC

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Auschwitz de José Saramago

El artículo no es excesivamente reciente, pero creo que vale la pena revisitarlo, fue publicado por la Vanguardia en 2002. Porque pase lo que pase, las acusaciones no cambian, y siempre una vez tras otras las acusaciones no dejan de ser las mismas.

ABRAHAM B. YEHOSHUA

El escritor José Saramago llegó con una delegación importante de escritores, entre ellos, el genial escritor italiano Vicenzo Consolo, en un acto de solidaridad con el pueblo palestino. Y quiero dejar claro que era en solidaridad con el pueblo palestino y no con la misión de buscar la paz en la región, ya que, si alguien desea contribuir en algo a calmar los ánimos y reducir el odio entre israelíes y palestinos, debe reunirse no sólo con la cúpula del Gobierno palestino sino también con la cúpula del Gobierno israelí. Además, si alguien se encuentra con los intelectuales palestinos, debe hacer lo mismo con los intelectuales israelíes. Y eso es algo que no ha hecho la citada delegación de escritores. De antemano, los israelíes fueron rechazados y la delegación habló sólo con los palestinos, dado que Arafat es conocido como un destacado hombre de paz, por lo que estos escritores vinieron a apoyar sus pacíficas intenciones.

Esta delegación está en todo su derecho de venir a apoyar y a animar al pueblo palestino, que ahora está en una situación tremendamente difícil, sufriendo cada día una vorágine de locura que lo lleva a consagrar el terror suicida e indiscriminado que actúa salvajemente en las calles de Israel.

Hace unos días intelectuales palestinos, entre ellos hombres totalmente independientes de la Autoridad Nacional Palestina como Edward Said y Mahmud Darwish, publicaron una carta abierta dirigida a los intelectuales israelíes, en la que se quejaban del sufrimiento que se le está causando últimamente a su pueblo, pero también volvieron a afirmar su compromiso con el acuerdo de Oslo y la creación de un Estado palestino vecino del Estado de Israel. Enseguida nos reunimos un grupo grande e importante de intelectuales, tanto escritores como artistas, y contestamos con una carta más moderada que la de los palestinos. En ella hablábamos de paz y esperanza y pedíamos una vuelta a las negociaciones; también volvíamos a expresar el derecho de los palestinos a establecer su propio Estado con las fronteras de antes de 1967, según se decía en el manifiesto de los intelectuales palestinos. Cuando muchos en Israel nos criticaron por el tono moderado, según ellos, de nuestro manifiesto, al no recordar la ola de violencia palestina en plenas negociaciones de paz durante el gobierno de Barak, y no mencionar el terrorismo palestino que siguió a raíz de las propuestas de paz de Barak y el firme rechazo a respetar un alto el fuego, tuve que repetir en radio y en televisión que no es ahora el momento de pedir cuentas sino de ofrecer esperanza (a nosotros mismos y a los palestinos) ante la ola de terrible desesperación que nos envuelve. Lo que actualmente necesitan ambos pueblos no es pedirse cuentas por el pasado ni lanzarse proclamas morales sino llamar a la esperanza, a la ingenua esperanza de que llegará el día en que estos dos pueblos aferrados el uno al otro como si fueran dos siameses que se desangran podrán vivir en paz como vecinos.

Pero Saramago, a través de su discurso provocador (que reafirmó una y mil veces y que de ninguna de las maneras estaba dispuesto a rectificar) donde comparaba Ramallah con Auschwitz y a los israelíes con los nazis, ¿acaso ha ofrecido con ello una chispa de esperanza al pueblo palestino o más bien ha provocado una mayor desesperación y locura? Pues si los israelíes cuya sangre se derrama son fieros soldados nazis y los asentamientos son la infraestructura con la que se construyen las cámaras de gas, la única esperanza que les queda a los palestinos es lanzarse a una guerra de exterminio total donde no sólo serán exterminados los israelíes sino sobre todo y en primer lugar ellos mismos. ¿Qué esperanza ofrece Saramago a sus anfitriones si no la de continuar cometiendo atentados suicidas y provocar más cercos, puestos de control, pobreza y muerte?Saramago no es un joven inexperto. Es un escritor europeo de gran prestigio, con amplia experiencia a la hora de manifestarse en público. Un hombre que durante su larga vida ha podido aprender qué fue realmente el holocausto y cuál fue el verdadero significado del nazismo. Y si bien los escritores e intelectuales suelen exagerar con sus metáforas -es algo que yo sé por mí mismo-, el hecho es que un hombre como él se empecina en reafirmarse en un discurso radical y absurdo, y no lo hace en Serbia o en Bosnia, en Ruanda o en Chechenia, sino en Israel, delante de supervivientes de los campos de exterminio nazis que, de pronto, son acusados de ser ellos mismos unos nazis. Eso refleja un síntoma que no responde ya a la ceguera intencionada de quien dice tal discurso, sino a un fenómeno mucho más extendido. Y tal vez, paradójicamente, tengamos que agradecerle sus palabras, pues quizá servirán como señal de alarma frente al nuevo y duro tono que utilizan los medios de comunicación y otros en Europa cuando analizan la política de Israel en Oriente Medio.

En mi opinión, ese tono tan duro que en ocasiones se utiliza en Europa y en el que resuena cierto antisemitismo es debido a tres razones principales:

1. El reproche que los judíos hacen a los países de Europa a causa del holocausto de la Segunda Guerra Mundial tanto por sus actos, por su cooperación o por una neutralidad infame (culpa que los judíos y otros se han esforzado en mantener y destacar desde el fin de la guerra), hace que muchos europeos traten de aliviar esa culpa arrojando otro reproche del mismo tipo. Si los judíos son "a veces también nazis", resulta más fácil sobrellevar el sentimiento de culpa por el holocausto. Y para proclamar una afirmación tan demagógica como la de Saramago, no parece importante que nunca a lo largo de todo el conflicto en Oriente Medio se haya producido ni siquiera un hecho comparable con la política nazi, y ello es aplicable tanto a los judíos como a los palestinos.

2. La necesidad de radicalizar su postura crítica y juzgar a los judíos con unos férreos criterios se debe a que muchas veces los europeos proyectan en Israel su propio sentimiento de culpa por su política colonial en el pasado. Es decir, para ellos Israel es una variación peculiar del colonialismo. Los judíos son una especie de europeos que aterrizaron en el Tercer Mundo y que siguen cometiendo las mismas barbaridades que hicieron en su momento los europeos. Pero, por supuesto, eso es insostenible e inexacto. La guerra entre israelíes y palestinos se parece más a las guerras que durante siglos han mantenido muchos pueblos en Europa y en Asia por tener un territorio propio. Es una guerra entre vecinos, más parecida a la que hubo en Chipre, en Irlanda del Norte o a las de Irán e Iraq contra la independencia de los kurdos. Los israelíes no son europeos aunque lo parezcan. La mayoría nació en países de Oriente Medio y gran parte de sus antepasados llegaron del Tercer Mundo, de Asia y de África. El asunto es mucho más complejo como para juzgar así, sin más, según los criterios colonialistas tradicionales.

3. La tercera razón de la crítica radical hacia Israel quizá derive de la segunda. Muchos europeos tienen la sensación de que, en realidad, los judíos no merecen tener su propio Estado. Ellos no son propiamente un pueblo y el hecho de que muchos judíos vivan fuera de Israel demuestra que tal vez no era para nada necesario que se estableciera un Estado judío. Además, existe la sensación de que sólo a causa del holocausto se actuó con clemencia hacia ellos y se legitimó su vuelta a Palestina para implantar su propio Estado. Por tanto, si Israel no es un Estado que haya surgido de forma "natural" sino por "clemencia", es normal que su comportamiento deba ser juzgado con unos criterios mucho más severos que los que se aplican a otros estados, especialmente a los del Tercer Mundo.

De ningún modo, los israelíes deben servirse de la visión deformada de los europeos y de su subjetiva crítica radical, como la de Saramago, para no reconocer las críticas justas que se le hacen. Pero si los europeos desean ser eficaces y objetivos en sus críticas, para poder ser un elemento activo y útil en la imposición de una paz justa en Oriente Medio, han de cuidarse mucho de emplear un tono tan perverso como el de Saramago, ya que eso no sólo irrita -y con todo derecho- a los israelíes, sino que, además, sirve como una justificación más para el kamikaze que entra en un hotel para matar, mientras celebran una fiesta, a ancianos, mujeres y niños, y entre ellos a algunos supervivientes del holocausto. Y entonces los terroristas de Hamas y de la Yihad exclaman: "¿Qué pasa? ¿Por qué os alarmáis? Al final y al cabo, nuestro kamikaze ha matado a unos cuantos nazis. Acordaos de lo que dijo de los israelíes ese escritor que es premio Nobel".

ABRAHAM B. YEHOSHUA, escritor israelí, inspirador del movimiento Paz Ahora
Traducción: Sonia de Pedro

miércoles, 8 de octubre de 2008

La perversión de la palabra

Estaba haciendo una búsqueda con Google de una noticia cuando por casualidad me encontré con lo yo creía una referencia, en la edición digital de “El País” —cuanto adoramos a ese periódico los que adoramos a Israel—, a la noticia de un atentado ocurrido en Israel hace seis años en una sala de juegos. (No era este atentado)

Recordaba de una forma difusa los detalles así que busqué en el mismo periódico la noticia. Y no pude creerme lo que me encontré. La indignación me invadió.

FERRAN SALES - Jerusalén - 12/05/2002
EE UU ha obligado al primer ministro israelí, Ariel Sharon, a congelar la ofensiva militar sobre la franja de Gaza, que había sido acordada el pasado miércoles por su Gobierno como represalia por el atentado perpetrado por un comando suicida de Hamás en un garito de juego en Rishon le Zion, cerca de Tel Aviv, que se saldó con 15 muertos (más el suicida) y más de medio centenar de heridos. Sectores pacifistas de la cúpula militar habían abierto también un debate público e inusual sobre la eficacia y consecuencias de la operación en una de las áreas más densamente pobladas del mundo.



Cuatro días antes…

FERRAN SALES - Jerusalén - 08/05/2002
Al menos dieciseis personas resultaron muertas y cerca de un centenar heridas en un atentado suicida perpetrado ayer por la noche en una sala de fiestas de Rishon le Zion, en las cercanías de Tel Aviv.



Así no extraña que se suelten hablando de ejércitos judíos, aviones judíos… cuando transforman una sala de fiestas con un billar en un garito. Y gracias que no lo convirtieron en un prostíbulo, o en un nido de ratas. Y gracias… que bonito que es “El País”.

¡Qué ganas de no volver a leer un periódico español en años!

viernes, 22 de agosto de 2008

Medalla de bronce



Shahar Zubari gana una medalla de bronce para Israel, el windsurfista consiguió la medalla en la categoría RS:X

sábado, 19 de julio de 2008

ANTISEMITISMO EN LAS AULAS

A pesar del descubrimiento de la democracia, España sigue buscándose a sí misma en su empeño de casar su modernidad y apertura envidiables con sus más oscuros secretos. El antisemitismo/judeofobia, tan inmersos en la tradición de este país, se sigue perpetuando en las nuevas generaciones. Por lo menos eso es lo que podemos concluir de un estudio realizado acerca de la xenofobia y publicado en EL PAIS, realizado por el Observatorio Estatal de Convivencia Escolar, organismo del Ministerio de Educación.

Los gitanos encabezan el máximo odio de los escolares: 3 cuartos de éstos no compartirían pupitre con alguien de ésta etnia. Le siguen en odio los magrebíes. Por si se pudiera pensar que se trata de algo natural teniendo en cuenta los roces entre culturas y pueblos que no siempre lo tienen fácil para integrarse en las sociedades democráticas en las que vivimos , sigamos leyendo. Más de un 50 por ciento no compartiría pupitre con un judío. Lo curioso es que España es uno de los países con menor proporción de judíos, y aún así, el odio persiste.

Si haciendo un ejercicio de imaginación comparamos estas cifras de antisemitismo con las de antisionismo (no se asusten, no digo que vayan unidos de la mano) los resultados no son muy alejados. ¿Por qué adultos de hoy en día, que no beben de la propaganda de una dictadura anti-judía siguen transmitiendo lo judío como peyorativo? Quiero creer que ya no contemplan lo de que evenenaban los pozos y se bebían la sangre humana, más que nada porque gozamos de un nivel de alfabetización(entendida como "saber leer y escribir") aceptable, a pesar de que acarreamos un sistema educativo claramente pobre e ineficiente. Lo cierto es que no puedo concluir si "el problema es de los padres" o "el problema es de los maestros" y más teniendo en cuenta que nunca he estado a favor de elegir entre un grupo de responsables a un culpable único. Si apartamos el nivel educativo, solo se me ocurre la respuesta del odio a Israel. No es que los niños sean muy aficionados a los telediarios pero si se ha conseguido que cale en el subconsicente infantil el odio a lo sionista unido al odío a lo judío, España habrá dado un paso atrás de 40 años.

Lo que está claro es que Israel sigue asustando a España, tanto si hablamos del estado como si hablamos del pueblo. Es imposible que haya roces con la comunidad judía española dado su nivel de integración, sin embargo, los hebreos siguen liderando el ranking de los más odiados, al menos a la vista de los tiernos infantes que, por supuesto, crecerán. Esperemos que la ya conocida frase de "los niños nunca mienten" sea en este caso una excepción.

(En la edición impresa de El Pais aparece un gráfico con el ranking completo. Para leer el texto de internet: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/racismo/cala/aulas/elpepisoc/20080718elpepisoc_2/Tes )

por Tails

jueves, 17 de julio de 2008

Nekamah BeAlim Adonay

Las malas noticias son una realidad, Ehud y Eldad han vuelto a casa en un feretro, pero al menos, despues de dos años, han vuelto a casa.

domingo, 22 de junio de 2008

Wikipedia vs rebelion

Me he enterado de casualidad —ser despistado tiene su aquel— sobre la polémica entre wikipedia y rebelión.org. Una bibliotecaria de wikipedia ha incluido a rebelión dentro de la lista negra de spam. Considera que la web no es una fuente fiable, porque no tiene fuentes contrastables. ¿La respuesta de rebelión? Atacar a la bibliotecaria de wikipedia tachándola de unas cuantas cosas, y empezando una campaña de boicot, en vez de aceptar la posibilidad ofrecida por wikipedia de exponer su queja siguiendo los cauces normales.

Hace tiempo, desde el 13 de agosto de 2006 para ser más exactos que rebelión.org mantiene un artículo escrito por Manuel F. Trillo titulado “Lee el Talmud Goyim” y que apareció rapidamente en todo foro antisemita y antisionista que se preciara de serlo. Apareció en webislam y ante la denuncia lo acabaron retirando y se acabaron disculpando. Ante eso podeis imaginaros que tipo de artículo es.

Ese artículo continúa expuesto en la web de rebelión que sigue diciendo no ser antisemita. Si no es antisemita, ¿por qué mantiene propaganda antisemita?

Alguno dirá que ese artículo no dice más que verdades. Y yo respondo que ese artículo dice tantas verdades como que el Shuljan Aruj forma parte del Talmud.

Cuando una web se obstina en mantener algo que sabe que es una falsedad o es porque sufre de una ceguera que le impide ver más allá, y esa ceguera se llama odio, o es porque no le importa demasiado lo que se suba en su web mientras sea anti lo que ellos defienden.

Y viendo como se “defienden” de wikipedia, y como cuidan su línea editorial, dudo bastante de sus ideales. Ya dice el Talmud que quien es tolerante con la infamia acaba siendo infame con los tolerantes.

martes, 10 de junio de 2008

Kadima tiene su razón de ser

Esta nota se escribe en momentos en que Ehud Olmert se encuentra en Washington, esta vez, probable y lamentablemente, sin que alguien se haya encargado de jerarquizar su habitación de hotel a una suite de lujo. Ya no es primer ministro, aunque pretenda comportarse como si lo fuese.
Antes de partir se encontró con Mahmud Abás para limar asperezas en torno a los acuerdos ya logrados, incluidos algunos puntos vinculados a Jerusalén. A su regreso deberá decidir la respuesta a la propuesta de cese de fuego con Hamás, presentada por los intermediarios egipcios. Paralelamente, según informes provenientes de Damasco y Ankara, se renuevan las conversaciones con los sirios. En Washington trató con Bush la amenaza iraní.
Su consentimiento a la realización de elecciones primarias en su partido Kadima para la elección de un candidato a jefe de partido, constituye de hecho una destitución incruenta, aceptada por él mismo, que ni siquiera piensa presentar su candidatura. Lo único que aún no ha aceptado es el retiro voluntario para evitar la necesidad de concurrir a elecciones generales, cediendo el cargo a quien salga victorioso de las internas partidarias, que podrían llevarse a cabo en el término de un mes.
Los rumores afirman que lo hará si gana Mofaz, pero no si la victoria es de Livni. Espero que no sea así, porque no tengo reparo en afirmar que la prefiero como candidato y creo que es precisamente su gestión la que puede confirmar a Kadima como partido político hegemónico o por lo menos influyente. Lo suficiente como para determinar quién será el partido gobernante.
Kadima es un partido que nació por voluntad y carisma de Ariel Sharón, pero que tenía una razón de ser. El carisma se perdió antes de que la razón de ser profundizara sus raíces en la conciencia política israelí. Los desaciertos de la gestión de Olmert, el ridículo nombramiento de Amir Peretz al cargo de Defensa, los de- sastres de la guerra con Hezbollah y los escándalos propios de su conducta pública, le quemaron a Olmert el poco crédito que tenía, heredado de Sharón.
Queda todavía aquella ''razón de ser'', que se resume así: Kadima puede y debe ser el partido de los despabilados, de los muchos que en la derecha dejaron de creer en el sueño de la Gran Eretz Israel Indivisa y aceptan un Estado palestino junto a Israel, y de los que en la izquierda dejaron de creer en la sencilla fórmula de ``territorios por paz'' y consideran que lo primero es asegurar la defensa para luego afirmar la paz.
En mi modesta opinión, hay lugar para ese partido más allá de los carismas. La gente quiere un liderazgo honesto, de manos limpias y mentes moderadas, capaz de brindar una esperanza real por un lado, y de seguir creciendo y creando hasta que ella se concrete, por el otro. Y creo que Livni es la respuesta.
Si no se lo hace o si estoy equivocado, es probable que vayamos muy pronto a elecciones y que éstas lleven a Netaniahu al poder. En las actuales circunstancias, no sería nada improbable que éste forme una coalición con sus aliados naturales, Israel Beitenu de Liberman y Unidad Nacional de Eitam, quien bien podría pasar a ser ministro de Defensa.
Me temo que sin Livni, el mesianismo más temible llegue a ser gobierno.
por Mario Wainstein

domingo, 8 de junio de 2008

Sobre boicots

He leído hace nada por millonésima vez una llamada al boicot contra Coca Cola, lo siento, soy adicto a la Coca Cola Light, no van a convencerme de que deje de beberla aunque me aseguren que el ingrediente secreto es cianuro. Después me he topado con la noticia de un boicot contra Mayumana, un grupo israelí y amenazan con boicotear también al Macabi.

Obviamente he recordado el boicot contra los autores israelíes —es curioso que la mayoría sean de izquierdas y críticos con la política de su gobierno—.

Lo que resulta bastante curioso, más que curioso ilustrativo, es que sean esos, los que se quejan de la prohibición de ciertas ideas —todo el tema de HB, ANV y filiales—, los que se pongan a fomentar boicots contra artistas, deportistas y demás.

Leyendo historias antiguas ya hubo un boicot contra Noa, tuvo la genial idea de decir que había servido en el ejército israelí y que se sentía orgullosa de ello, es curioso que en un mundo con tanto nacionalismo suene mal que alguien se sienta orgulloso de servir en su país. Pero es que el antimilitarismo es así.

Tanto USA como Israel son dos estados que no se avergüenzan de su ejército, no lo esconden y quizás por eso lo exponen tanto a las críticas. Pero que le vamos a hacer, la gente está tan obsesionada con dividir el mundo entre buenos y malos…

Tanto boicot me ha recordado el que sufrieron Hannah Arendt, Marc Chagall y Albert Einstein entre otros y del que no se escaparon ni los muertos, Modigliani, Mendelsohn, Heine… A Heine le robaron su hermoso poema Lorelei y le dieron otro padre este muy ario muy rubio —seguramente que era clavadito a Himmler—.

Yo admito que hago mi pequeño boicot. No compro tarjetas de UNICEF desde que descubrí que prefieren dar su dinero a Hamas que preguntarse en qué lo gastan. ¿Alguien cree que si UNICEF ha usado a Hamas como intermediario para cuidar de la infancia palestina ha tenido algún escrúpulo en usar organizaciones similares en otros lugares del mundo?

No leo a Saramago, y obviamente no compro sus libros, me parece un soberano gilipollas. Tampoco escucho a Wagner, y me cuesta horrores leer a Voltaire, aunque es el autor de una de mis “citas” favoritas —sinceramente, me gusta más mi versión—, esa que “dice” que la civilización lo que ha traído son métodos más sofisticados de tortura.

Pero desde luego lo que no se me ocurriría es imponer mi forma de pensar.

Hace tiempo tuve la desgracia, fue una experiencia bastante desagradable, de bajarme por error un archivo que yo creía era un libro sobre el Talmud, sólo fui capaz de leer un párrafo, el párrafo destilaba odio y me dejó un sabor de boca amarguisimo.

Ante eso busqué a alguien más sabio que yo y que había pasado por eso más veces, y le pregunté: “¿Cómo puedes leer cosas así?” Su respuesta fue una pregunta: “¿Si no leyéramos cosas así, tú crees que el pueblo judío seguiría existiendo?” Tuve que admitir que tenía razón.

Quizás debería haber leído más, pero en el fondo mi alma de masoquista no da para tanto. Tengo puesta la esperanza en que hay otros en el mundo que son capaces de hacer eso de lo que yo no soy capaz.

Pero me hago una pregunta, ¿cómo voy a saber quién es el enemigo o qué quiere si me niego a escucharle?

domingo, 25 de mayo de 2008

El decálogo del perfecto boicoteador de Israel

Ci miembros del sindicato de enseñanza superior y universitaria se preguntan sin duda como elaborar un material apropiado favorable al boicot y que desencadene los ya de por sí calientes debates sobre las listas de contacto de los militantes .

- Como llegar a ser el perfecto sindicalista boicoteador de Israel, por supuesto, en 10 sencillos pasos.

01.- Insistir, por supuesto, sobre el hecho de que el sindicato está obligado materialmente a boicotear a Israel. Aclarar que boicotear a cualquier otro país conduciría a ignorar los graves y complejos problemas geopolíticos y podría dirigir un mensaje erróneo a unos y a otros.

02.- Inundar la lista de contactos del Sindicato de Enseñanza Superior y Universitaria de descripciones detalladas, y a veces incluso hasta exactas, de los crímenes israelíes, pero guardar un silencio total sobre los crímenes de mucha mayor magnitud cometidos por cualquier otro.

03.- Poner atención en no reconocer jamás que, desde su creación, Israel ha sido objeto de ataques asesinos perpetrados por gentes que, muy a menudo, expresan públicamente sus intenciones genocidas respecto a los judíos. Explicar que estas gentes harán prueba de un respeto ejemplar y exquisito hacía los judíos cuando estén bajo su autoridad.

04.- Ridiculizar toda mención de los atentados suicidas apuntando especialmente a establecimientos de enseñanza superior y universitaria, o los tiros de cohetes o misiles sobre escuelas israelíes, porque todo eso no tiene ningún interés para un sindicato de enseñantes.

05.- Preguntar sin cesar por qué no puede haber un Estado secular binacional en lugar del estado judío. No se os ocurra preguntar jamás por qué Pakistan no quiere formar un Estado secular binacional con la India, ni por qué la República de Irlanda tampoco quiere formarlo con el Reino Unido, ni por qué no se hace presión sobre Polonia para que lo haga con Alemania (En todo caso, no sugerir esta cuestión en presencia de pakistanis, irlandeses o polacos).

06.- Rellenad vuestro discurso de tantas figuras de estilo antisemita clásico como os sea posible, en particular haciendo mención de grupos poderosos y bien financiados que traman complots y amenazan la paz mundial, y de gente que se queja continuamente y con mala fe de antisemitismo. Sin embargo, estar atentos a no hacer alusión más que a los sionistas.

07.- Afirmad frecuentemente que no se permite a nadie hablar de estas cosas. Si alguno no esta de acuerdo con vosotros, quejaos (preferentemente en la prensa nacional) de que se os amordaza.

08.- No olvidar mencionar a los nazis para describir la linea de conducta y las acciones de los israelíes. Si los oponentes al boicot también hacen alusión a los nazis, decidles entonces que ellos explotan el Holocausto.

09.- Insistir sobre el hecho de que tenéis una larga y honorable trayectoria en la lucha contra el racismo. Para ratificar esta afirmación evocad diversas manifestaciones "musicales" a las que
hayáis asistido. En ese momento, mencionar negligentemente, como de pasada, algunos nombres judíos.

10.- Persistir a la hora de aplicar los puntos del 1 al 9, incluso si eso transforma vuestra lista de contactos en una fosa pestilente. No tengáis ninguna inquietud por lo que puedan opinar vuestros colegas judíos, e incluso regocijaros, porque con un poco de suerte vuestros actos les empujarán un poco más a abandonar el sindicato, lo que volverá más factible la aprobación del proyecto de boicot. E incluso si dicho proyecto perjudica al sindicato, ¿a quién le importa?.

Un sindicato poderoso y prospero, en el cual los judíos pueden sentirse tan cómodos como los no judíos, no es de ningún interés para ti.ertos

Eve Garrard

Peleando constantemente en la misma guerra

En el marco de un largo ensayo publicado en la revista "The Atlantic", el escritor Jeffrey Goldberg menciona un encuentro que tuvo con un imam de Gaza llamado Ibrahim Mudeiris, y que acababa de realizar un sermón en el cual describía a los judíos como "hijos de monos y de cerdos".

Mudeiris resumía el impasse actual entre Israel y el Hamas que controla Gaza diciendo: "Lo que hagan los judíos no importa. Nosotros no les dejaremos en paz".

Proseguía describiendo sucintamente la futilidad que ha supuesto que generaciones de israelíes hayan buscado un acuerdo de paz con los palestinos: "Ellos pueden ser amables con nosotros o matarnos, eso no importa. Si se firma un alto el fuego con los judíos se deberá solamente para que podamos preparar la batalla final".

¿Qué pueden hacer los israelíes confrontados a una intransigencia semejante?

Las largas e inquietantes cavilaciones de Goldberg sobre esta cuestión no procuran una respuesta fácil, pero la pregunta que encabeza su artículo, "¿Israel está acabado?", provoca un sentimiento fuertemente opuesto al regocijo, sobre todo en un artículo publicado durante el 60 aniversario del nacimiento de Israel.

El Primer Ministro Ehud Olmert atraviesa el artículo de Goldberg retratado como un personaje a la defensiva, irascible, claramente incómodo a la hora de afrontar las duras críticas que le dirige el novelista David Grossman (el guía y personaje principal del artículo), quién perdió a un hijo durante la desastrosa Segunda Guerra del Líbano del primer ministro. Es tan difícil objetar que él "no es el más profundo pensador de Israel".

Pero hay que conceder cierta simpatía a Olmert cuando expresa su impaciencia con Goldberg, al concentrarse éste obsesivamente sobre "los fallos en la ejecución del programa sionista". Haciendo mención de los numerosos logros de Israel, Olmert solicita al entrevistador algo de perspectiva histórica.

Y para eso, nada mejor para los lectores que dirigirse a la nueva fuente de referencia sobre los comienzos del estado, el libro de Benny Morris "1948: Una historia de la Primera Guerra israelo-árabe". Los que lo lean llegarán a la conclusión inevitable de que no hay nada de novedoso en el dilema de Olmert.

Morris es el más conocido, y seguramente el mejor de los denominados "nuevos historiadores", surgidos en los años 80 para cuestionar la visión romántica del sionismo que hasta entonces había prevalecido en la narración de la historia judía.

La explotación diligente por nuestro autor de los archivos del estado ha dado lugar a un trabajo que ha llegado a escandalizar a muchos israelíes. Pero ninguna historia nacional es univoca.

Ciertos judíos se expresan como si el derecho de Israel a la existencia estuviera en cuestión excepto cuando todos los israelíes hubieran tenido, y se hubieran comportado, y se mantuviera actualmente, de forma irreprochable, aunque esa sea una exigencia y una noción absurda en sí misma, reflejo de la herencia de deslegitimación antisemita sufrida por los judíos.

Asimismo, algunos lectores de "1948" se escandalizarán por el hecho de que Morris reconozca la existencia de algunas atrocidades cometidas por los israelíes en el transcurso de la sangrienta Guerra de la Independencia.

A otros les incomodará su presentación del hecho de que, en ciertos lugares del conflicto, los israelíes estaban en posición de superioridad respecto a los árabes, aunque las centenas de millares de judíos del país fueran largamente sobrepasadas en número por las decenas de millones de árabes y musulmanes de la región que se les habían opuesto.

Pero la conclusión general de la narración es innegable. La guerra era inevitable, no porque los sionistas eran imperfectos o querían un estado judío mayor que la provincia truncada ofertada en los diferentes planes de partición, sino porque los árabes nunca encararon ni una sola vez hacer la paz con los judíos bajo ninguna condición.

"La guerra de 1948, desde el punto de vista de los árabes, era tanto una guerra de religión, sobre todo, como una guerra nacionalista por un territorio", afirma Morris. "En otros términos, el territorio era sagrado, su violación por los infieles (los judíos) era un elemento suficiente como para lanzar una guerra santa, y su conquista, o su reconquista, una necesidad ordenada por Dios... Las pruebas abundan claramente de que muchos, si no la mayor parte del mundo árabe, consideraban esencialmente a esta guerra como una guerra santa".

En oposición a narraciones populares como "Oh, Jerusalem", de Larry Collins y Dominique Lapierre, tan familiares para los lectores, no se puede escapar de lo general a lo particular y a lo personal mediante anécdotas. Sin esos ángulos de interés humano, todo lo que permanece en ese volumen exhaustivo, escrito con gran claridad, son los frutos de la impresionante erudición de Morris.

Morris rehúso antaño servir en el Tsahal a causa de su oposición a la presencia israelí en los territorios, y siempre ha sido vilipendiado por los sectores más derechistas. Pero en el curso de los últimos años, él ha hablado claramente de la necesidad que tiene Israel de prepararse para hacer cesar la amenaza de un ataque nuclear de Irán.

También ha dejado entender en público que, David ben Gourion, el primer Primer Ministro de Israel, habría podido equivocarse no haciendo eso mismo que sus oponentes le achacan y de lo que le acusan: buscar de forma activa expulsar a todos los árabes del país.

No hubo nada de eso en 1948, pero lo que si predominó fue una ausencia de ilusiones respecto a los objetivos bélicos de los árabes, independientemente de las intenciones de los judíos.

Si el número de atrocidades de los árabes contra los judíos fueron poco numerosas (aunque terroríficas), subraya Morris que se debió solamente a que perdieron la mayor parte de las batallas y tuvieron por ello menos oportunidades de cometerlas.

De la tragedia de los refugiados palestinos, aunque no haya ninguna ilusión sobre el deseo de muchos israelíes de tener menos árabes sobre el territorio bajo su control, Morris va derecho al grano de su responsabilidad en su propio sufrimiento.

"El problema de los refugiados fue creado por la guerra misma, esa guerra que desencadenaron y lanzaron los propios árabes", afirma contundente.

Y con su reputación de crítico de Israel, Morris señala también ciertas cosas en su conclusión que incluso el gobierno israelí es reticente a decir y emplear: que hubo dos grupos de refugiados provocados por la guerra, puesto que el número de judíos que fueron obligados a huir de los países árabes es casi el mismo que el de árabes que huyeron de Israel.

60 años después de haber ganado una guerra brutal en la cual existió mucha malignidad por ambos lados, el problema de Israel permanece el mismo. A pesar de la voluntad de Israel de hacer la paz y de compartir la tierra, los árabes rechazan proceder de igual manera, ya sean los judíos agradables o no, como asegura el imam Mudeiris.

"1948 ha obsesionado, y obsesiona aún, al mundo árabe hasta unos niveles muy profundos en su identidad, ego y orgullo. La guerra fue una humillación de la cual ese mundo aún debe curarse", certifica Morris.

A pesar de un proceso de paz y de ciertos tratados, comprende que "el mundo árabe - el hombre de la calle, el intelectual instalado, el soldado en su posición - rehúsa aún reconocer o aceptar lo ocurrido. Representó para ellos una injusticia cósmica".

"La impulsión jihadista" es más que nunca el motor dominante de la vida islámica, y nada de lo que los israelíes puedan hacer o decir cambiará eso. Todo lo que ellos pueden hacer es lo que hicieron en 1948, vencer y sobrevivir, y esperar que se produzca un cambio en el corazón de sus enemigos.

Pero como observa Morris en su párrafo final, el desafío de Irán y de sus aliados terroristas nos deja comprender que, "si 1948 fue un hecho pasajero o está aún grabado de forma permanente en la región, eso está por ver".


Jonathan Tobin Jpost

¿Israel debe permanecer como un estado judío?

¿Es oportuno que Israel sea un estado judío? Tanto como preguntarse si es muy necesario que el papa sea católico. Los defensores de los derechos individuales se plantean sin embargo esta cuestión inspirándose en argumentos ya muy utilizados en ciertos países donde se preconiza poner en sordina la identidad nacional con el fin de que las minorías se sientan más a gusto y así se eviten engendrar terroristas. Este tipo de argumentos se niega a tener en cuenta la aportación benéfica de la comunidad nacional, de sus valores fundamentales y de su identidad, el argamasa que impide a una nación dividirse en pedazos.

En Israel, el alegato a favor de las minorías y los derechos individuales se articula alrededor de dos argumentos. El más evidente, si así se puede decir, hace valer que una ocupación prolongada de Cisjordania condenaría a Israel, ya sea a convertirse en una potencia colonial, ya sea a renunciar a su identidad judía en provecho de un estado binacional. Sólo un regreso a las fronteras (ligeramente modificadas) de 1967 podría frenar los desastres de la ocupación y sus efectos corrosivos sobre el alma de Israel, preservando por otra parte una base demográfica esencial para un estado judío y democrático.

El segundo elemento de la argumentación levanta apuestas más delicadas, que también conciernen a muchas otras naciones: Israel, contenido en sus fronteras de 1967, debería abrirse al multiculturalismo. Es decir, renunciar a sus valores judíos para convertirse en un Estado culturalmente neutro, capaz de asegurar la integración de más de un millón de ciudadanos árabes (cerca de un quinto de la población israelí). Esto permitiría también a los judíos laicos librarse de lo que es percibido como un régimen rabínico opresivo. (Hoy, en Israel, no podemos casarnos, divorciarnos ni ser enterrados sin la participación de una autoridad religiosa, judía y musulmana o de otras religiones)

Estas consideraciones parecen sin embargo descuidar el hecho de que todas las naciones, incluso las más grandes y extensas como los Estados Unidos o la China, tienen cada una por lo menos algo en común: unos valores, una historia, una identidad compartida. Si se convierten en estados neutros, serían desposeídas de la dimensión positiva que nos aportan las comunidades. Esta dimensión no debe ser subestimada: podemos estar dispuestos a morir por la patria, indignarnos personalmente cuando nos denigran injustamente o, sencillamente, sentir orgullo de algunos de nuestros compatriotas triunfen en una competición internacional u obtengan medallas en los Juegos Olímpicos.

Los defensores de los derechos individuales aspiran a que los valores comunes de los israelíes judíos se disuelvan, y que incluso otras naciones no tengan más que vagas nociones de su cultura común: en el Reino Unido, la noción de " Britishness " (" britanidad ") se resumiría en un gusto inmoderado por la cerveza tibia y el cricket. Sin embargo, comprobamos que las naciones privadas de fuertes valores unificadores se exponen a secesiones (como en Canadá o en España) y que tienen grandes problemas a la hora de imponer una política nacional que exige sacrificios por el bien común.

Por otra parte, toda nación digna de ese nombre tiene una cierta orientación cultural. Usted puede reírse burlonamente al oír hablar de Europa como de un continente cristiano, pero el hecho es que el descanso dominical es una regla de la sociedad (y no el shabbat judío o el viernes de los musulmanes), las vacaciones siguen el calendario de las fiestas cristianas y hasta los manuales escolares, así como diversos ritos públicos, conllevan valores cristianos.

Procurando borrar estas culturas nacionales, nos arriesgamos a un empobrecimiento. Es justamente el temor de tal pérdida el que atrae a tantos electores europeos hacia partidos políticos hostiles hacia la inmigración, y el que alimenta sentimientos antipalestinos en Israel. Así pues, la única posición razonable consiste en respetar la diversidad en el seno de la unidad: cada nación definiría cuales son las reglas que deben ser compartidas por todos, y hasta donde cada comunidad es libre de seguir sus propias tradiciones. Así, en el Reino Unido, en lugar de fusionar todos los grupos étnicos, como se sugirió recientemente, sería preferible aceptarlos como tales, para que ellos no amenacen los valores y las instituciones nacionales comunes.

En Israel, esto implicaría no sólo respetar el derecho de los judíos y de los árabes a practicar libremente su religión, sino también el de no practicar ninguna. Y lo que es más, los predicadores del odio y los apóstoles de la violencia no deberían gozar de ninguna complacencia. Habría también que levantar las medidas discriminatorias contra los árabes israelíes y los judíos laicos en materia de subsidios y de privilegios concedidos por el Estado, como es el caso de la atribución de las bolsas de estudios.

La sociología nos enseña que las sociedades son unos organismos complejos, animados de necesidades y de valores diversos entre los cuales no se sabría privilegiar algunos más que en detrimento de otros. No es posible cuidar las susceptibilidades de cada una de las minorías sin correr el peligro de comprometer lo esencial: la comunidad nacional.

Todo esfuerzo que pretendiera asimilar completamente las minorías (con desprecio de su propia cultura) o intentara liquidar el ethos nacional (en detrimento de la cultura común) no servirá más que para exacerbar los conflictos y las tensiones. El interés general querría más bien que alcancemos una dosificación justa entre las aportaciones positivas de la diversidad y los valores fundamentales que todos nosotros deseamos compartir, tantos como somos.



de Amitai Etzioni, publicado en LeMonde

¿Es por las fronteras?

¿Realmente el problema son las fronteras?

Frontera: Parte que forma el límite externo de algo... La línea o área fronteriza que separa las divisiones políticas.

A la administración Bush le gustaría que Israel y los palestinos convinieran una frontera de modo que todo lo demás - Jerusalén, los establecimientos, la “ocupación", los refugiados - lo que sea que pueda añadirse además. Esto presupone que los palestinos ven su conflicto con Israel como principalmente una disputa fronteriza. Eso parecía.

Un mapa del Mandato Británico de 1921 mostraba las fronteras de Palestina ya divididas entre una patria judía al oeste del Jordan (el actual Israel, Cisjordania y Gaza), y otra área al este cerrada al establecimiento judío (la actual Jordania).

La respuesta árabe a dicho mapa fue: "no se trata de las fronteras".

En 1937 la Comisión Peel ofreció otro juego de fronteras. La Transjordania permanecería, por supuesto, en manos árabes, y prácticamente todo lo que estaba al oeste del Jordan también sería árabe. Darían a los judíos la tierra de Tel-Aviv que se extiende hacia el norte, a lo largo de la llanura costera, y partes de Galilea. Los árabes volvieron a contestar: "no se trata de las fronteras".

Un tercer mapa fue propuesto por las Naciones Unidas en 1947, era la Resolución 181 de la Asamblea General, el Plan de Partición, que dividió la Palestina al oeste del Jordan (al este permanecía lo que ahora es Jordania): debía dar a los judíos un indefendible territorio en forma de damero (el tablero de las damas), siendo la parte más grande el entonces totalmente árido Negev. Jerusalén, el epicentro de la vida judía, añorado desde el año 70 de la era actual, sería internacionalizado; un pasillo diminuto uniría las partes truncadas de Israel. Para llegar hasta Galilea los judíos tendrían que cruzar la Palestina árabe.

Los judíos aceptaron el trato. Los árabes dijeron: "no se trata de las fronteras".

El 15 de mayo de 1948 - hace hoy 60 años - los ejércitos egipcios, jordanos, sauditas, sirios y libaneses, junto con los irregulares palestinos, buscaron estrangular el nacimiento de Israel. Su fracaso a la hora de conseguirlo creó las líneas del armisticio de 1949. La Cisjordania, Gaza, los Altos del Golán y Jerusalén este quedaban todos en manos árabes. No había entonces ninguna "ocupación".

Los judíos les dijeron: ¿ahora podemos vivir en la paz? Los árabes contestaron: "no se trata de las fronteras".

Hoy, hace 41 años, las tropas egipcias maniobraron en el Sinaí tras declarar Gamal Abdel Nasser una "guerra total". Los sirios, por su parte, prometieron "la aniquilación". Incluso el rey Hussein calculó que el tiempo era maduro para golpear. Pero en vez de destruir a Israel, los árabes perdieron más territorio. El centro de la civilización judía, Judea y Samaria, estaba ahora en manos de Israel, como el Monte del Templo de Jerusalén.

Incluso entonces los judíos ofrecieron: “Cambiemos tierra por paz”.

En agosto de 1967, los líderes árabes reunidos en Khartoum dieron su respuesta: “Ninguna paz. Ninguna negociación. Ningún reconocimiento”.

Diez años más tarde, con la elección de Menachem Begin, el valeroso Sadat Anwar vino a la Knesset con un mensaje: “Realmente les damos la bienvenida para que puedan vivir entre nosotros en paz y seguridad." Egipto e Israel entonces convinieron una frontera y firmaron un tratado de paz.

Los árabes condenaron al ostracismo a El Cairo y Sadat fue asesinado. La paz nunca realmente floreció, pero si los asimientos fronterizos.

Y llegamos a 1993, Yitzhak Rabin asume un riesgo estratégico sorprendente otorgando partes de la Cisjordania a una Autoridad Palestina recién creada. Hebron, Belén, Ramallah, Nablus, Jenin, Jericó, Tulkarm y Kalkilya todas volvieron bajo la plena jurisdicción palestina. Otros territorios fueron colocados bajo el control civil de la Autoridad Palestina, y esta tomó el control de los centros demográficos árabes en Gaza.

La visión de las matrículas verdes de la Autoridad Palestina se convirtió en un hecho trivial en todas partes de Israel. Los puntos de control fueron minimizados. La comunidad internacional vertió el dinero en las arcas palestinas con destino a esas áreas.

Por fin los palestinos tenían los parámetros de un estado a la vista - un horizonte político. Las partes todavía tenían cuestiones complicadas que abordar, pero la realidad en el terreno había mejorado dramáticamente.

En el 2000, Ehud Barak ofreció en Camp David su visión de un estado palestino viable. La “contrapropuesta” de Yasser Arafat fue la intifada Aksa, una orgía de atentados suicidas a escala nacional y local que, con los disparos en la Cisjordania, se llevaría más de 1.000 vidas de civiles israelíes. Claramente para Arafat la cuestión no eran las fronteras.

Para que los israelíes lleguen ahora a tomar en serio la idea "de un acuerdo sobre las fronteras”, los palestinos tendrían que declarar de una vez para siempre que su disputa con nosotros, realmente, es sobre las fronteras. Y que ellos aceptan el derecho de Israel a existir como un estado judío.

Si ellos lo hacen, el resto será mucho más fácil.

editorial de JPost

La existencia de Israel sobre su tierra siempre contestada por los palestinos

Hace diez años, durante el 50 aniversario de Israel, el proceso de paz iniciado por los acuerdos revolucionarios de Oslo, concluidos entre Israel y la Autoridad Palestina en 1993, establecían la legitimidad nacional de los dos pueblos en su patria compartida sobre la base de un compromiso territorial. Todos entonces tenían la impresión de que ese largo conflicto estaba en fase de resolución.

Desgraciadamente, los diez últimos años han estado marcados por un severo fracaso en numerosos ámbitos. Si los individuos y los pueblos son capaces de resistir las pruebas cuando tienen el sentimiento de que el porvenir será mejor y los conflictos finalmente resueltos, una inesperada regresión puede llevarles a la desesperación, la que nosotros experimentamos hoy. ¿Cómo es posible que conflictos más complejos que el conflicto israelí-árabe, como el apartheid en Africa del Sur, la partición de Alemania, o el derrumbamiento de la Unión Soviética, parecen haber sido resueltos, generalmente sin derramamiento de sangre, mientras que el conflicto del Oriente Medio después de más de un siglo suma víctimas cada día.

Una de las razones es que este conflicto es único en la historia de la humanidad. No hay otro ejemplo de una nación que haya regresado tras 2.000 años de ausencia a un territorio que no ha cesado jamás de considerar su patria. Así pues, nada de sorprendente el que los árabes, sobre todo los palestinos, continúen siendo incapaces de comprender, ni siquiera de forma existencial o moral, lo que les ha sucedido.

El retorno de los judíos a Israel no ha sido fruto del colonialismo, contrariamente a lo que pensaban los árabes. No solamente los judíos no tenían una “madre patria”, sino que en Europa tenían un estatuto de nación extranjera, lo que les provocará expulsiones y eliminaciones. Los judíos no vinieron para explotar los recursos de Palestina, ni para someter a sus residentes a fin de transferir los beneficios económicos obtenidos a otros lugares.

Tampoco vinieron, como los colonos americanos o australianos, para construir una nueva identidad y asimilar a los autóctonos. El sionismo tenía como fin renovar y profundizar una identidad antigua. Desde el principio, la intención no fue de ningún modo perjudicar la identidad de los árabes de origen, o mezclarla con la identidad judía tradicional. Como los árabes no disponían de un modelo histórico del cual aprender como identificar ese fenómeno que les había sobrepasado, trataron de interpretar el sionismo como una forma de colonialismo, y pensaron que el combate de otras naciones contra el colonialismo les daría un modelo de resistencia. Por eso, la legitimidad del derecho a la existencia de Israel permanece una cuestión abierta. Jamás nunca antes la cuestión de la legitimidad había sido tan fundamental en un conflicto entre naciones.

Aunque el reconocimiento de la nacionalidad israelí sea cada vez más extendida, incluso entre las naciones del Oriente Medio, permanece bloqueada por dos nociones, peligrosa y estrechamente ligadas. La primera es la tendencia creciente, en el Oriente Medio y en otras zonas, de pasar del rechazo de la legitimidad de Israel al rechazo de la legitimidad del sionismo. La segunda tendencia, igualmente creciente entre los palestinos, en otros árabes y en numerosos europeos, es preferir une estado israelí-palestino binacional a la solución original de dos estados. El portavoz de Hamas no habla de “israelíes” sino de sionistas imitando al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Se pueden también escuchar discusiones sobre una “desionización” de Israel en las universidades del mundo entero e incluso entre los judíos de izquierda. En el propio Israel también existe gente – ciertamente poco numerosa – que se califica a si misma como “postsionista” o “no-sionista”.

Sin embargo, la única expresión práctica del sionismo hoy en día es la Ley de Retorno, que no es una ley racista sino moral. Cuando las naciones del mundo se declararon a favor de un estado judío independiente, no lo concibieron exclusivamente para los 600.000 judíos que vivían allí en ese momento. Contaban más bien con que Israel ayudaría a resolver el problema judío en todas las partes del mundo, permitiendo a todos los judíos que deseaban abandonar la diáspora poder hacerlo estableciéndose allí.

El concepto de un estado israelo-palestino binacional encarna la peligrosa ilusión de que dos pueblos totalmente diferentes en términos de lengua, religión, cultura e historia, divididos por una profunda fosa económica y unidos a sus respectivos mundos y marcos exteriores – los palestinos al mundo árabe y los israelíes al resto de la comunidad judía mundial – puedan estar asociados en el marco de un solo estado. Se trata además, de dos pueblos que han estado involucrados de una manera intensa en un conflicto insoluble y sangriento durante el último siglo.

Los palestinos como los israelíes, en tanto que naciones distintas, se merecen su propio estado. Es necesaria una nítida frontera entre los dos. En Israel, una minoría árabe-palestina tiene la plena ciudadanía israelí, incluso si aún queda mucho por hacer para asegurarles una plena igualdad social y económica. Es también posible que pudiera existir, ya en el estado palestino, una pequeña minoría judía, formada por aquellos colonos de Cisjordania cuyo apego a la tierra bíblica es tan intenso que incluso aceptarían vivir bajo control palestino – siempre que los palestinos les acuerden la plena ciudadanía palestina.

En el curso de los primeros años del sionismo, el gran erudito judío Gershom Scholem, nacido en Berlin, declaraba que los judíos se embarcaban por medio de ese difícil viaje de regreso en un retorno a la historia. En otros términos, los judíos, que en la diáspora hacían recaer su identidad sobre una memoria mitológica y en el tiempo, regresaban en el presente a sus elementos específicos: un territorio definido por unas fronteras y una comprensión cronológica detallada de su propia historia.

Sesenta años más tarde, el conflicto israelí-árabe nos recuerda que el viaje de retorno a la historia de los judíos no ha terminado aún.

por A.B. Yehoshua

El Golán, el día después de un acuerdo

Supongamos, sólo por seguir con los desarrollos que se anuncian, que Siria va a recibir los Altos del Golán, que es territorio soberano de Israel en todos los sentidos (la legislación israelí se aplica en este país tanto como lo hace en Herzliya, será imposible evacuar a los residentes de allí de la misma forma en que fueron retirados de Gaza, porque los derechos de propiedad en el Golán son idénticos a los de Tel Aviv.) ¿Qué va a hacer Bashar Assad, en tal caso?

Fase 1: Cerca de un millón de sirios se instalarán en el Golán inmediatamente. Los sirios ya están argumentando que alrededor de 100.000 sirios huyeron del Golán en 1967. Si queremos contar con ellos y sus descendientes, tenemos ya a 500.000. ¿Quieren una prueba? A pesar de que los Altos del Golán no están en manos sirias, un decreto presidencial que ya se ha emitido promete que cualquier ciudadano sirio residente que se traslade al Golán recibirá un subsidio del gobierno.

Esto es lo que hicieron los sirios en el Líbano con el fin de tenerlo más controlado. Aunque el ejército sirio se vio obligado a retirarse de allí, los sirios dejaron detrás a 800.000 emigrantes sirios que trabajan en el Líbano y que transfieren parte de sus salarios de regreso a Siria. Y así el estrangulamiento sirio del Líbano se ha mantenido intacto, a pesar de la aparente retirada. En otros lugares del mundo, los sirios se denominarían "colonos." Por supuesto, Israel no tiene derecho a hacer lo mismo. Pero cuando Siria lo hace, aparentemente no hay pegas de nadie.

Fase 2: De este modo, Bashar Assad puede realizar su sueño sin interrupciones: el establecimiento de una "resistencia" contra Israel en los Altos del Golán. Oficialmente se argumentará que no tienen conexión con los ataques terroristas que se dirigen contra la región de Galilea y del norte de Israel, el cielo no lo quiera, pero en la práctica, los oficiales de inteligencia sirios podrán hacer lo que quieran con relación al norte de Israel . De hecho, ya lo hacen en el norte del Líbano.

El gobierno antisirio actual, del lider sunnita Saad al-Hariri, acusó abiertamente a Siria y a sus organismos de inteligencia de no sólo estar detrás de los actos de los grupos clandestinos, sino de crearlos con el fin de sabotear al Líbano. ¿Por qué los sirios no pueden hacer lo mismo en el Golán? ¿Un acuerdo de paz con Israel los detendrá? Su relación con nosotros no es como la que mantienen con el Libano, y con éste país "no sólo están en paz", sino que inclusive mantienen una "relación oficial fraternal y amistosa".

Fase 3: El régimen de la minoría alawita, que comanda la familia Assad, puede ser derrocado como consecuencia de un acuerdo de paz, de hecho podría servir para precipitar su caída (y por esa razón, Bashar Assad no perseguirá una paz verdadera con Israel). Su régimen no tiene ninguna legitimidad en Siria, especialmente cuando se trata de los Hermanos Musulmanes, cuyo poder sigue creciendo. Al-Qaeda ya emitió una sentencia de muerte para Bashar por sus aparentes vínculos con Israel y la crueldad con la que trata a los radicales islámicos.

Una vez que el régimen de Assad sea derrocado, los Altos del Golán se convertirán en la vanguardia radical contra Israel, y no sólo de Siria: de gente procedente de Irán, Afganistán y de otros lugares. El terrorismo, en el norte, se duplicará - desde el Golán y desde el Líbano. La vida en el norte se convertirá en una pesadilla insoportable, pero la situación será irreversible. El Golán pasará de ser una región semi vacía a ser el hogar de un millón de agresivos sirios.

El Sinaí es tan grande que la situación allí siempre es reversible. En el frente jordano no hemos renunciado a nada, y en el frente palestino, siempre podemos reocupar cualquier territorio. Sin embargo, con Siria la situación será diferente: de una semi vacía zona de amortiguación, los Altos del Golán se convertirán en una abarrotada región anti-Israel para las futuras generaciones. Así pues, de un activo estratégico para Israel, el Golán se convertiría en un elemento más de los otros esfuerzos regionales para eliminar a Israel. Nuestras futuras generaciones no perdonarán a nadie que contribuya a eso.

tomado de Safed-Tzfat por Guy Bechor Ynet

"Una cobertura periodística sudanesa", o sea, una más del "corresponsal/militante" Muñoz

Delirante reportaje de los 60 años de Israel por el "periódico de referencia nacional" y por el "corresponsal/militante".

Más de una docena de entrevistados, y dentro de la parte israelí, sólo dos "favorables" a su país. Dos conocidos antisionistas y favorables a un estado binacional, Benvenisti y Leshem, contribuyendo extensamente, y más que nadie, a la celebración. Del resto, algunos que sólo encuentran críticas (o solamente se les publican los reproches), como no, y como excepción que confirma la regla, dos israelíes religiosos, uno ortodoxo y otra viviendo en un asentamiento, y que como argumentación se atienen únicamente a la Biblia. Negocio redondo para el "corresponsal/militante".

Del resto de opiniones favorables a Israel, esas que expresan la gran mayoría de los israelíes entrevistados en la prensa europea auténticamente de referencia, y a unos verdaderos corresponsales, ni rastro. Estropearía el contenido del reportaje. Todo para hacer honor a ese conocido lema periodístico, "qué la realidad no te estropee el mensaje".

De la parte palestina, lo de siempre. Si la sociedad árabe no ha ejercido nunca la autocrítica sobre el atraso y el fracaso de sus sociedades, ¿acaso lo permitiría justamente en estos momentos el "corresponsal/militante"? ¿El islamismo? Culpa de Israel. Todo el mundo sabe que los movimientos salafistas, integristas, fundamentalistas del Islam sólo han existido a partir de 1948. Antes sólo existía el "Islam Moderado", ese del que algunos dicen que existe pero que nadie lo ha visto. Además, sorprende que un "corresponsal/militante" tan afecto a Hamas tenga esa "prevención islamista". ¿O será más bien una nueva justificación de Hamas?

Alain Finkielkraut decía no hace mucho sobre los debates que en Francia se realizaban sobre el conflicto israelo-árabe, que solían estar compuestos de un miembro de la OLP y otro de la izquierda sionista. La derecha y el centro sionista no existían. Ahora mismo, la configuración de los debates ha cambiado al gusto del "corresponsal/militante", la conformación actual es la de un miembro de la OLP (Hamás aún tiene problemas de "respetabilidad" en cierto países, pero todo se andará) y un antisionista israelí.

Llama asimismo la atención la alusión que se realiza varias veces sobre el terrorismo o las violencias judías durante la guerra de 1948, y por contra se observa una rigurosa presentación de la población palestina como resignada y pacífica (únicamente se hace una alusión a la Legión Jordana). El problema de toda esta mamarrachada de reportaje es que todo se desvanece al final, involuntariamente, cuando la refugiada toma la palabra final, ese recurso tan socorrido para colocar el mensaje de rigor, y reconoce: "No quiero echar a nadie al mar pero tampoco quiero que me expulsen al desierto".

¿Pero quién había hablado o comentado hasta entonces de querer echar al mar a los judíos? Aunque, ¿seguro que era a los judíos? La pobre mujer no debe recordar demasiado bien los hechos, no se quería echarlos, sino construir con ellos pacíficamente lo que sería era una "Palestina libre, laica y democrática". Por eso mismo, las masas palestinas gritaban durante la revuelta y cuasi guerra civil de los años 30: "!! Los judíos son nuestros perros !!", el futuro jefe de la resistencia palestina, Ahmed Chukeiry, afirmaba que la invasión palestina y árabe (¿qué? ¿cual? ¿dónde aparece esto?) tenía como objetivo «la eliminación del Estado hebreo» (pacíficamente, claro), la universidad islámica de El Cairo proclamaba "la guerra santa contra el sionismo" (aún más pacíficamente) y el secretario general de la Liga Árabe, Azzam Pacha, anunciando la inminente invasión de los países árabes (hecho "demasiado irrelevante" para reseñarlo), afirmaba: "Será una guerra de exterminio, una terrible matanza, comparable a los estragos de los mongoles y a las Cruzadas".

Vaya farsante de corresponsal. Cierco, este quiere tu puesto.

PD. De remate, la "corresponsal" en Beirut celebra sin disimulo la victoria de Hezbollah.

!! Qué "País", Mikelarena!!

tomado sin disimulos de Safed-Tzfat

Frente a todo ojo censor se alza acusador un dedo (proverbio egipcio)

Navegando encontré por casualidad una cita de la somalí Ayaan Hirsi Ali. Para quien no haya oído hablar de ella fue la autora del guión del cortometraje de Teo Van Gogh (el director de cine asesinado por un fundamentalista islámico justo por realizar ese corto).

A aquellos que hablan del respeto a cualquier religión (es decir al Islam, porque poner a caldo a judíos y cristianos en Europa es modelo de respeto y moderación) les recuerdo que el guión lo escribió una musulmana, no un europeo progresista que no sabía de que estaba hablando. Van Gogh tuvo la osadía de llevar a cabo la obra de Ayaan Hirsi Ali y eso le costó la vida.

Es interesante descubrir que los que en Europa se proclaman paladines de los derechos humanos cierran los ojos cuando se trata del Islam y se mueven en frases tan melosas y poco contundentes como “alianza de civilizaciones”, “entendimiento”, “diferentes culturas”…

Volviendo a Ayaan Hirsi Ali aplaudo sus palabras porque dice de una forma contundente lo que llevo tiempo pensando:

"La izquierda en Occidente tiene una marcada tendencia a culparse a sí misma y a considerar al resto del mundo como víctima —a los musulmanes, por ejemplo—, y las víctimas, a la postre, dan lástima, buenas personas que estrechamos en nuestro pecho (…) son críticos con las mayorías autóctonas en los países occidentales, pero no con las minorías islámicas: la crítica al mundo islámico, a Palestina y a las minorías islámicas se considera islamófoba y xenófoba. Lo que estos relativistas culturales no ven es que, al mantener temerosamente al margen de toda crítica a las culturas no occidentales, encierran al mismo tiempo a los representantes de aquellas culturas en su atraso. Detrás de todo ello están las intenciones más dispares, pero ya sabemos que el camino al infierno está pavimentado de los mejores propósitos. Se trata de racismo en su acepción más pura."

Mejor sin señalar

Amos Oz no es un escritor de mi devoción y tampoco lo es como activista político y eso a pesar de que tengamos muchos puntos en común (aunque a veces me hagan dudar si realmente soy de izquierdas o no, tendré que replantearmelo); eso se debe a que leyendo algunos de sus escritos, hace ya unos años, detecté el mismo fanatismo del que acusaba a la derecha israelí.

Quizás sea yo mismo un radical al pretender entendimiento entre dos posturas tan teóricamente antagónicas, pero en el fondo quiero pensar que ambas partes quieren lo mejor para Israel, lo malo es que la izquierda tenga menos problemas a la hora de plantearse sentarse a dialogar con los fundamentalista de Hamas; y la derecha en negociar con Fatah; que sentarse una frente a la otra para tomarse un café.

Veo con cierta preocupación, o alivio, (será eso de mal de muchos consuelo de tontos) que es algo global. Es suficiente ver hechos tan absolutamente temibles como los últimos cuatro años de la política interior española, con izquierda y derecha llamándose de todo; o la huelga de la izquierda en Francia porque Sarzoky había ganado las elecciones (que ejemplo de democracia… ufff)

El otro día vi en un programa de televisión ("Sé lo que hicisteis") al casi seguro candidato a la presidencia de EEUU por el partido republicano, McCain, en una entrevista con una presentadora lesbiana, Ellen Degeneres, que ha anunciado que pronto se casará con su pareja. Preguntado el candidato sobre su opinión sobre los matrimonios homosexuales dijo que estaba en contra, sin aspavientos, sin buscar ningún tipo de corrección politica. Del mismo modo ella respondió y tras un “cada uno sabe lo que el otro piensa y respeta su opinión” el candidato le deseó la mayor felicidad del mundo, la pequeña venganza de la presentadora fue preguntarle si la llevaría al altar. La respuesta fue una sonora carcajada por parte del republicano. ¿Se podría dar una conversación así en este occidente más oriental?

Volviendo a Amos Oz, gracias a Safed-Tzfat encontré una entrevista que el periódico el país le hizo hace cuatro años en la presentación de Una historia de amor y oscuridad. Safed-Tzfat había resaltado un extracto, la respuesta de una pregunta hecha a mala idea (viniendo de el país no es algo excepcional), yo he preferido rescatar la entrevista casi completa. Sigo sin aguantar demasiado bien las ideas buenistas de Amos Oz para salvar al mundo, no puedo evitarlo.

Pregunta. La historia de su familia se asemeja a la historia vivida por los judíos en los dos últimos siglos.

Respuesta. En esta novela hay una saga histórica que tiene que ver con el pueblo judío en Europa, gente que la amaba y la ayudaba a crecer, y que eran europeos mucho antes que los demás. Eran europeos cuando todos los demás eran patriotas alemanes o españoles. Fueron expulsados de Europa en los años treinta del pasado siglo de forma violenta, lo que fue una gran suerte para ellos. De no haber sido echados entonces habrían sido asesinados en los años cuarenta. Una vez expulsados de Europa no tenían adónde ir. Tuvieron que ir a Jerusalén, crearon Israel como un barco de salvación. Querían que llegara a ser el país más maravilloso del mundo y fue una desilusión. La única manera de mantener vivos los sueños es no llegar nunca a realizarlos. Da igual si estamos construyendo un país, imaginando una fantasía sexual o escribiendo una novela. Israel existe y no es maravilloso ni perfecto.

P. ¿Qué ha tenido que pasar para que pudiera saldar cuentas con su pasado?

R. Tiempo. El momento llegó una vez que hice las paces conmigo mismo, con mis padres y con el mundo en el que me he criado. Ya no siento ira, ya puedo ver a mis antepasados, a mis ancestros, con humor, con pasión, con curiosidad y con ternura. Necesitaba hablar con ellos. No por razones reivindicativas. Necesitaba hablar acerca de mi país y de mi pueblo, pero no de una forma agresiva, sino de forma humana.

P. En su novela transmite el amor que siente por los libros y por la literatura.

R. Yo no me crié en el parque o en los campos, sino en un sótano como si fuese un submarino lleno de libros. El paisaje de mi infancia son cuatro paredes repletas de libros en lenguas que no pude leer. El mundo de los libros para mí fue más real y más sensual que el mundo exterior.

P. Muchos de los hombres y mujeres que terminaron su viaje en Israel se han sentido frustrados.

R. Mi familia no tuvo adónde ir en los años treinta porque cada puerta del mundo se les cerraba en sus narices. La mayoría de mis familiares están muertos, o quemados, en Europa, eso significa que Israel, en términos relativos, era un paraíso. Paraíso e infierno, depende del lugar del que se procede. En 100 años de guerra con los árabes el número de judíos muertos es de 22.000. En un día en el pueblo de mi madre, en Ucrania, los alemanes mataron a 25.000 judíos. Eso no quiere decir que yo acepte la situación actual. Durante los últimos 30 años he luchado a favor de la paz y la comprensión, pero nunca voy a decir que Israel haya sido un error.

P. ¿Qué reprocha a los europeos?

R. Si fuera ciudadano de Europa tendría mucho cuidado en no señalar a nadie con el dedo, ni a los israelíes ni a los árabes. No ayuda al proceso de paz y hace que los de ambos lados sean más intransigentes y más paranoicos. Europa tiene que ser cautelosa con los árabes y los judíos porque ambos han sido víctimas de Europa. Los árabes a través del imperialismo, el colonialismo, la explotación. Los judíos a través de la discriminación, la persecución, la expulsión y, finalmente, de una masacre masiva de una escala sin precedentes. Vale la pena tener en cuenta que el conflicto entre judíos y árabes es, de verdad, un enfrentamiento entre dos víctimas de Europa.