¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

sábado, 29 de diciembre de 2007

OTRA VEZ LOS "MILICIANOS" VUELVEN A ASESINAR

Hay que tener mucho cuidado en como usamos las palabras. La prensa europea debe ser cautelosa y no llamar a estos caballeros de los Mártires de Al- Aqsa "terroristas". Mucho menos llamarles miembros de los mártires de Al-Aqsa, ya que el movimiento, oficialmente, queda disuelto como organización armada, debido al proceso de integración en la policía palestina. Ya lo advirtieron Abbas y sus colegas, "cualquier comunicado en el que un atentado terrorista se atribuya a Mártires de Al-Aqsa es falso". No creo que sea precisamente un alivio para los familiares de los dos jóvenes muertos israelíes cerca de Hebrón. Las buenas formas políticamente correctas que tanto gustan a muchos (lease ELPAIS.COM) se convierten en una inhumana vara de medir la cruda realidad política de Oriente Medio.
Gracias a esta usual ficción periodística, los asesinos de dos israelíes inocentes se convierten en "milicianos", como evocando a los desorganizados defensores de la noble causa de la II República Española.

Aparte de lo dramático de la noticia, el suceso es un jarro de agua fría a las esperanzas de moderación del movimiento Al Fatah. ¿De que sirven las buenas palabras? ¿De que sirve la disolución "oficial" de las organizaciones terroristas si estas siguen actuando? . No creo que sea un mal paso, pero sí un paso completamente insignificante en comparación al largo camino que Palestina debe realizar para convertirse en un estado democrático. Ahora que ya no existen los terroristas ""oficialmente"" a sueldo del gobierno solo falta un pequeño detalle: perseguirlos de manera eficaz.

por Tails

miércoles, 19 de diciembre de 2007

EL Barça y su Cruz

Arabia Saudí persigue a los vendedores que osen vender camisetas del Barça con el emblema oficial en su territorio. ¿La razón? La cruz de San Jordi que figura en el escudo del mundialmente conocido club de futbol español. Las nuevas versiones modificarían dicha cruz para que el shock sea menor entre la población musulmana. Lo curioso es que los propios saudíes prefieren la camiseta original, ¿se estarán cristianizando?

El mundo musulmán tiene un gran problema con los símbolos. Y sin embargo no son pocos los apoyos que tienen de nuestra querida Europa en esta causa. "¿Por qué el estado de Israel tiene una estrella de david?, es ofensivo". Más bien habría que preguntarse por qué gran parte de los países europeos siguen teniendo cruces en sus banderas o escudos. Sí, Sí, en España también, solo hay que mirar en la cúspide de la corona ("Ah ahí es diferente!").

La cruz está más presente en la sociedad española de lo que creemos. Y somos un estado aconfesional curiosamente, pero con unos símbolos religiosos que prevalecen por muy ateos o agnósticos que sean los ciudadanos. Es lógico, es una tradición, algo que viene de antiguo, vamos. Hasta en mi facultad de Políticas en Santiago los comités de estudiantes en huelga usan cruces negras para simbolizar la muerte de nuestra carrera ( y creo que no son religiosos precisamente), algo largo de explicar y que no viene al caso.
En fin que si somos alérgicos a ciertos símbolos mejor no mirar el panorama de banderas europeas,lease países escandinavos, Gran Bretaña, Suíza etc etc.

Hablando de Suíza, allí fue donde nació la organización internacional humanitaria Cruz Roja, que tuvo que cambiar su logotipo allá donde estas cruces ofendían. Israel todavía está esperando a que su Maguen David Roja sea reconocida. Y seguirá esperando...

por Tails

Fuentes: www.elpais.com , http://elrejunteil.wordpress.com

martes, 4 de diciembre de 2007

ETA vuelve a atentar

ETA ha vuelto a matar. Se puede decir más alto y puede que incluso más claro, se puede llenar de datos, hablar de la juventud de las dos víctimas, 23 y 24 años; de la mala suerte, los dos jóvenes guardias civiles se encontraron en una cafetería con Txeroki, de haberse encontrado con otros etarras probablemente habrían huido en vez de haberles pegado cuatro tiros por la espalda; de la peor suerte, debido a los convenios de seguridad firmados por la UE los guardias civiles iban desarmados; el suceso ocurrió en Bayona, en el parking de la cafetería en la que por casualidad se cruzaron los dos guardias civiles y los tres miembros de ETA.

El resultado es el conocido. Y en momentos así… ¿qué se dice? ¿Qué se siente? ¿Qué a pesar de sentirlo uno profundamente era algo esperable? Decir que se esperaba, que se veía más que posible viendo como iban las cosas que ETA acabará volviendo a matar a alguien suena despreciable, porque pareciera que deseáramos que esa muerte ocurriese. Pero yo me rijo por aquella frase que dice “prepararse para lo peor, esperar lo mejor”.

Pero eso hoy no sirve de mucho. D.E.P.

viernes, 30 de noviembre de 2007

El Holocausto no es cuestión de opinión

Preparemos las salas de conferencias, los palacios de congresos, el fórum de las culturas, porqué van a venir todos. Con sus bonitas cabezas rapadas y sus líderes de chaqueta planchada y más planchada a conciencia. Ya no necesitan ir al paraíso libertario de Irán para explicar que nunca existió la muerte masiva, que el millón de niños exterminados en los campos nazis nunca dejaron allí su último aliento, que los dos tercios de judíos europeos desaparecidos en el magma de seis millones de asesinados nunca tuvieron nombre. Ahora podrán pasear por las bonitas calles de Barcelona y decir, en voz alta, que nunca existió el Holocausto. Los negacionistas, la legión más militante del revisionismo nazi, ha encontrado ampara en el magnífico Tribunal Constitucional español, y hoy ya saben que negar el Holocausto es una cuestión de opinión, y no un acto de ignominia, crueldad y antisemitismo. Tienen el amparo legal, y el cielo ha caído sobre nuestras cabezas. Mientras Ángela Merkel se desgañita por los rincones del sentido común, exigiendo que la negación del Holocausto sea delito en la UE, en la España-es-diferente del alto tribunal florecen las ideas del ultraliberalismo opinador, y España pasa a ser el país de Europa donde más felices vivirán todos estos indeseables. La libertad, convertida en la coartada del fascismo.
Me pregunto, con mi maldad característica, si sería legal negar la existencia de las víctimas de ETA o considerar que nunca existió el dolor terrorista. Y, porqué sé la respuesta --y la aplaudo--, me pregunto cómo es posible que alguien considere legal negar la tragedia más grande de la historia de Europa. Es una locura. Y, sobre todo, es una irresponsabilidad. Sí. Reconozco mi profunda tristeza. Por que esta decisión es un puñal en el corazón de los que aún están vivos, en el recuerdo de los que perdieron familias enteras, pueblos borrados del mapa, generaciones hipotecadas en el agujero negro del horror. Creo que es una burla a las víctimas y un aliento a los verdugos. Es decir, es una derrota de la justicia, de la memoria y de la dignidad.

Por Pilar Rahola, tomado de elperiodico.com

domingo, 4 de noviembre de 2007

Entrevista de Rosa Montero (EPS) a Amos Oz.

Es el escritor israelí más conocido. Lleva años en las quinielas para el Nobel y acaba de recoger el Príncipe de Asturias de las Letras. Activo pacifista, tiene además una vida fascinante.

Tiene un rostro poderoso. Los retratos juveniles demuestran que fue un hombre muy atractivo, y aún hoy posee una cabeza rotunda que, en las fotos, recuerda el busto de un general romano, con su tupido pelo y esos ojos de águila que parecen acostumbrados a contemplar cómo se desmoronan los imperios. Por eso, por la impresión de fuerza que produce, lo primero que choca al conocer a Amos Oz es su pequeñez. Es un hombre minúsculo: probablemente no llegue a alcanzar un metro sesenta. Se le ve delgado y suficientemente ágil, pero no es nervudo y posee un pequeño tórax en punta que resulta muy poco atlético. Ha cumplido ya 68 años, pero tiene algo de criatura intemporal. Algo de gnomo, a la vez fuerte y delicado, a la vez niño y sabio. Un ser distinto. Viéndole, ahora puedo entender lo que cuenta en su autobiografía Una historia de amor y oscuridad (Siruela), un libro espléndido que probablemente sea su obra maestra. Ahí explica cómo sus compañeros de clase le maltrataban hasta llevarle a tal punto de desesperación que se empezaba a morder sus propias manos. Sí, seguramente era demasiado pequeño, demasiado guapo, demasiado inteligente, demasiado diferente, demasiado débil. Pero la fortaleza es una decisión interior, y él pasó toda su vida intentando vivir como un gigante. Se convirtió en un duro y estoico pionero de kibutz, en un valeroso pacifista, en un gran escritor.


Me alegra que haya ganado usted el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y no el de la Concordia, por ejemplo. Debe de estar harto de que su faceta política se superponga todo el rato a la literaria. En España, además, se le considera uno de los pocos "judíos buenos" en contraposición con todos los demás, que se supone que son "judíos malos". Supongo que esta simplificación tan dogmática le resultará incómoda.
Sí, me siento enormemente incómodo con eso, porque a los ojos de la prensa europea, no sucede sólo en España, Israel consiste en un 80% de fanáticos colonos en Cisjordania, todos muy religiosos; un 19% de crueles soldados en los controles de las carreteras, y un 1% de maravillosos intelectuales como yo mismo que protestamos contra el Gobierno y lo criticamos. Como es obvio, esto es una completa distorsión de la realidad israelí. Por otra parte le diré que el título que más me gustaría tener algún día es el de "antiguo militante pacifista". Porque eso significaría que habríamos conquistado la paz. Ojalá no necesitara ser político nunca más.

¿Y cree que vivirá para verlo?
Depende de lo que me quede de vida. Pero creo que el conflicto palestino-israelí está exhausto, creo que hay un síndrome de fatiga en ambos lados, y creo que la fatiga es una buena ayuda para los conflictos en general, no sólo entre naciones, sino también entre parejas.

Sí, es bueno para llegar al divorcio. Usted lleva pidiendo desde 1967 que haya dos Estados, el israelí y el palestino. En esto fue verdaderamente precoz. Siempre ha tenido una visión muy pragmática sobre el asunto. Como usted dice, una visión de médico.
La mayor diferencia entre la intelectualidad de izquierda europea y yo mismo es que los intelectuales de izquierdas europeos, cuando ven un conflicto internacional, se apresuran a firmar un manifiesto contra los malos, organizan una manifestación apoyando a los buenos y luego se van a dormir muy satisfechos de sí mismos. Yo, por el contrario, tengo la actitud de un médico de urgencias. Si veo que ha habido un accidente de tráfico en la carretera y veo que hay heridos ensangrentados, antes de ponerme a determinar quién fue el que causó el accidente o qué porcentaje de culpa hay que repartir a cada cual, lo primero que intento es parar la hemorragia, y a continuación estabilizar al paciente. Y después de eso miraré la manera de curar las heridas. No pierdas un tiempo precioso preguntando quién tiene la culpa, porque además, en el caso de Israel y Palestina, no se trata de una cuestión en blanco y negro. Este es un conflicto entre dos derechos igualmente legítimos, el de los palestinos y el de los israelíes? Y a veces incluso pienso que es un conflicto entre dos causas igualmente erróneas.

Acaba de publicarse en España 'Fima' (Siruela), una novela suya que resulta muy actual, aunque es de 1989. Fima, el protagonista, se angustia mucho cuando escucha noticias de los territorios ocupados. Cuando una niña árabe muere porque los israelíes no le dejan cruzar el control y llegar al hospital, por ejemplo. ¿A usted le sucede lo mismo? ¿Le agobia todo esto?
Sí, sí, es terrible y a menudo siento que no puedo aguantarlo, que ya no puedo soportarlo. Pero desde luego, a diferencia de Fima, yo vivo una vida mucho más estable, más pacífica. De manera que a veces me siento y escribo una novela, puedo escaparme de la política. Fima, en cambio, imagina todo el rato lo que haría si él fuera el primer ministro, está obsesionado.

Ustedes tienen sus propios fanáticos religiosos, y los ultraortodoxos judíos también son un problema. Hay quien dice que algunos halcones israelíes no quieren llegar a la paz con los palestinos porque, si carecieran de un enemigo exterior, podrían terminar teniendo una guerra civil entre integristas y demócratas.
Me gustaría ser justo con los halcones israelíes. Algunos pueden actuar como usted dice, pero creo que la mayoría son personas aterrorizadas que no confían en los árabes, les tienen verdadero miedo, piensan que si devolvemos los territorios ocupados, eso será el final de Israel. Y yo comprendo su miedo. No estoy de acuerdo con sus conclusiones, pero puedo entender sus temores. Por eso no odio a los halcones, entiendo que están aterrorizados. Muchas de las posiciones extremistas de este país son un producto del miedo, combinado con el trauma del holocausto y el exterminio de los judíos. De hecho, yo creo que en Israel se necesita mucho más valor para ser una paloma que para ser un halcón. Muchísimo más valor. En cuanto al integrismo religioso judío, el problema es que el fundamentalismo está creciendo en todas partes. Entre los árabes, entre los judíos, entre los cristianos? Incluso entre los ateos, porque hay manifestaciones fanáticas en la izquierda radical. Es un peligro creciente en todas partes porque la gente está ansiosa de respuestas simples. Cuanto más complicadas son las cosas, más necesidad tiene la gente de recibir respuestas simples y consoladoras.

'Una historia de amor y oscuridad' es un libro perfecto para entender de dónde viene ese miedo en los halcones. Para ver la historia de Israel desde otro lado. El hostigamiento por parte de los países árabes y la inmediata invasión del Estado de Israel a las tres horas de haberse creado. Los sufrimientos padecidos. Ustedes muriéndose de hambre en Jerusalén y comiendo hierba. Su padre, que era de origen ruso, creció viendo en los muros de las ciudades europeas la pintada "¡Judíos, iros a Palestina!". Sesenta años después regresó a Europa y las pintadas decían con idéntica ira: "¡Judíos, iros de Palestina!".
Sí, sí, ¡vio las mismas pintadas pero al revés! O sea, iros a la Luna. O desapareced. O destruiros. ¿Se da cuenta de lo importante que es leer literatura para entender a los demás? Israel, en el mundo de la CNN, es una realidad en blanco y negro y completamente simplificada. Yo, cuando quiero entender España, por ejemplo, no voy a leer en los periódicos lo que dicen sobre ese país, sino que leo a sus novelistas.

En ese libro primero habla de las familias de sus padres... Ahí hay un relato común, colectivo, de los judíos en Europa, de los diversos exilios, del Holocausto... Y luego va centrándose en su historia personal y termina con el suicidio de su madre cuando usted tenía doce años. Es como si pasara del dolor colectivo al abrasador dolor individual. Su infancia fue brutal, y no sólo por el suicidio, sino por esos dos terribles años anteriores en los que su madre permanecía día y noche sentada en una silla, a oscuras, mirando hacia la calle.

Cuando escribí Una historia de amor y oscuridad mi rabia se disipó completamente. Porque durante muchos, muchos años estaba demasiado furioso con todo el mundo como para poder hablar con nadie sobre mi tragedia familiar. No se lo había contado a nadie. Ni siquiera lo había hablado con mi mujer y mis hijos. Era un completo tabú y no dejaba que nadie tocara el tema en mi presencia. Estaba demasiado furioso. Estaba furioso con mi madre por haberse matado, con mi padre por haberla perdido, estaba furioso conmigo mismo porque pensaba que probablemente había sido un chico malo y por eso no había sabido rescatarla. Pero cuando llegué más o menos a la edad de sesenta años, sentí que ya era lo suficientemente viejo como para ser el padre de mis padres, que, en la época de la tragedia, tenían como 38 o 39 años. Y entonces por primera vez empecé a verlos como mis hijos, y empecé a entenderlos. Eran unos chicos que se metieron en un matrimonio para el que ninguno de los dos estaba preparado. Y los dos fueron bastante tontos, bastante inútiles, en cierto sentido, a la hora de vivir. De modo que empecé el libro sin ira. Lo escribí con compasión, con ironía y con curiosidad. Una curiosidad infinita. En las seiscientas páginas de libro no se dice en ningún lugar quién es el culpable, o cómo se reparten las responsabilidades... Porque eso ya no me interesaba en absoluto. Lo que me interesaba era saber cómo vivían, qué comían, cómo hablaban, en qué cosas creían, qué sentían, cómo era la casa... Sentí la necesidad de rescatar todos esos detalles del olvido.

En el libro cita con nombres y apellidos a vecinos del pueblo de su madre, Rovno, en lo que ahora es Ucrania... vecinos que murieron cuando los alemanes asesinaron a 25.000 personas en un solo día. Es conmovedor, porque sin duda usted habló con sus tías y tomó notas de los nombres de esa gente para hacerlos revivir.
Sí, absolutamente. Absolutamente. Fueron asesinados seis millones de judíos y no puedo conmemorar a todos ellos, pero si por lo menos puedo conmemorar a diez o quince, algo es algo. Por lo menos lograr que sus nombres sean recordados.

Siempre he pensado que el peso del Holocausto debe de ser asfixiante para los judíos... Todo ese pasado abrumador es muy difícil de manejar. Me hace recordar el cuento de Simbad en 'Las mil y una noches', cuando llega a una isla y se le sube un viejo a los hombros y no hay manera de librarse de él.
Sí, es exactamente así... A mí también me recuerda a Eneas llevando a su padre a hombros tras la guerra de Troya. Cuando se te muere alguien, y no estoy hablando sólo de los judíos, estoy hablando de todo el género humano, cuando alguien se te muere, un padre, un hermano, alguien cercano a tu corazón, tú recoges ese muerto y lo metes dentro de ti, lo introduces en tus entrañas y te quedas embarazado de ese muerto para siempre jamás. Todos caminamos por la vida preñados de nuestros muertos. En el caso de los judíos, lo que sucede es que estamos muy, muy embarazados, porque tenemos muchísimos muertos a las espaldas. Y, naturalmente, como estás embarazado de ellos, te llevas a tus muertos a todas partes, al baño, a la cama... Yo he intentado desarrollar una relación distinta con mis muertos. Cuando escribí Una historia de amor y oscuridad, invité a los muertos a mi casa para que se vinieran a tomar un café. Por favor, les dije, venid y sentaos, tomaros un café, quiero presentaros a mi mujer y mis hijos, no os habíais conocido antes y me encanta que ahora podáis hacerlo. Y ahora vamos a conversar un rato, vamos a hablar un poco del pasado y luego os marcharéis. No quiero que viváis en mi casa. Sois bienvenidos de cuando en cuando, pero no os quedéis aquí. Esa es mi actitud.

Otra escena muy conmovedora del libro es cuando, tras la votación de la ONU a favor de la creación del Estado de Israel en 1947, su padre se tumba junto a usted, a oscuras, en la cama, y, por primera y única vez en la vida, usted le siente llorar. Luego él le cuenta cómo había sido maltratado de pequeño por ser judío, y le dice que eso ya no le va a pasar a usted... Sin embargo, poco después usted fue acosado bárbaramente en el colegio.
Sí, pero lo que mi padre dijo es que quizá yo sufriría abusos en la escuela por ser pequeño o por lo que fuere, pero que a partir de ese momento nadie se metería conmigo por ser judío. Él tenía razón: he sido maltratado y acosado muchas veces, pero nunca por ser judío. Ése es el sentido de Israel para mí. Lo que para mí significa ser israelí es exactamente eso: que nunca seré maltratado, humillado, perseguido ni discriminado por ser un judío. Y esto es suficientemente bueno para mí.

Es curioso, porque 'Una historia de amor y oscuridad' es un libro carente de rencor, ni en lo personal ni en lo social. Salvo en el caso de los británicos. Pone usted fatal a los británicos.
Sí, es verdad. Las primeras palabras que aprendí a decir en un idioma extranjero fueron British go home, que es lo que gritábamos los niños pequeños en Jerusalén cuando arrojábamos piedras a las patrullas británicas en la Intifada original, la primera Intifada, que fue la de los judíos contra el mandato británico.

A juzgar por lo que cuenta en el libro, los británicos se comportaron de un modo canallesco.
Sí, sí. Realmente una buena parte de la tragedia en Oriente Próximo ha sido causada por la hipocresía y por los engaños de los británicos, porque esencialmente hicieron un juego doble de engaño con judíos y con árabes. Prometieron la misma tierra a las dos partes, prometieron dos veces la tierra, y después, naturalmente, intentaron fomentar el enfrentamiento entre árabes y judíos para permanecer en el poder y seguir controlando la zona.

A los quince años se marchó de su casa y se fue a vivir a un 'kibutz'. Viniendo de una familia rota, no me extraña, porque el 'kibutz' es como una gran familia. ¿O quizá lo hizo para tocar tierra y no volverse loco?
Bueno, lo cierto es que cuando tenía unos catorce años me rebelé de manera radical contra mi padre. Quería convertirme en todo lo contrario de lo que él era. Él era un intelectual, yo quería ser conductor de tractor; él era de derechas, yo de izquierdas. Él era un hombre urbano, y yo me hice un granjero. Él era muy bajito, y yo decidí convertirme en un hombre alto. Esto último no funcionó, pero yo también lo había decidido. Me fui al kibutz pensando que encontraría allí una atmósfera completamente distinta a Jerusalén. Pero al cabo de un tiempo descubrí que no era ni mucho menos algo tan opuesto. Los mismos tipos charlatanes que había conocido en Jerusalén existían también en el kibutz, aunque vistieran mono, estuvieran bronceados, y aunque hablaran no ya del líder sionista Jabotinsky, sino de Trotski. Pero discutían de política y de ideas igual que en Jerusalén. Por otra parte, y como dice, desde luego para mí el kibutz fue una familia extensa.

Usted vivió allí durante 31 años. Para mí es como irse a vivir a la antigua Esparta, o a un monasterio.
No lo sentí así. No me sentí un monje. Sentí que vivía en una comunidad pequeña que me permitía desarrollarme como escritor. De hecho, les estoy muy agradecido por haberme dejado desarrollar como escritor. Y al mismo tiempo podía estar en constante contacto con el resto de la comunidad y formar parte de ella. Disfruté trabajando en el campo, me gustaba muchísimo, de verdad. Y disfruté comiendo en el comedor comunal con los demás, y también trabajando de camarero, porque trabajé muchos años, lo menos quince, de camarero en el kibutz. Todas esas experiencias todavía las recuerdo con mucho cariño.

Daba todo el dinero que ganaba con sus libros al 'kibutz'...
Sí, daba todos mis ingresos. Cada vez que me llegaba un cheque lo endosaba y se lo entregaba al feliz tesorero. Pero si necesitaba irme una semana a un hotel al otro extremo del país y encerrarme una semana a terminar un libro, simplemente me acercaba al tesorero, le decía la suma que necesitaba y él me la daba allí mismo sin siquiera mirar en los libros y ver si yo había hecho algún ingreso recientemente o no. Era un trato basado en la mutua confianza. Naturalmente, si le hubiera dicho que necesitaba irme a Hawai para escribir me hubiera contestado que no podía pagármelo. Pero era un arreglo muy familiar y lo aprecié mucho. Además, en cualquier caso nunca estuve muy interesado en el dinero. Es algo que nunca me ha importado mucho, de manera que me sentía feliz e incluso orgulloso cuando llegaba un buen cheque y yo me convertía en una de las fuentes de ingresos de la comunidad, como la sección de pollería o la línea de lácteos.

Usted tiene tres hijos, dos chicas y un chico. ¿Y qué me dice de esa costumbre del 'kibutz' de que los niños no vivan con sus padres sino en una casa aparte?
Eso suena bastante extremado. Muy espartano, o de la revolución cultural china. Mi mujer y yo llevábamos a los niños a la Casa de los Niños a las ocho y media de la tarde. Les acostábamos, les cantábamos una canción o les contábamos un cuento y nos despedíamos. Y ellos permanecían allí toda la noche, vigilados por las guardianas nocturnas. Luego, por la mañana, estaban con los otros niños, iban a la escuela y más tarde, a las cuatro de la tarde, todos los días, venían a casa con nosotros y permanecían allí hasta que los llevábamos de nuevo a la Casa de los Niños. Pero esas horas, desde las cuatro hasta las nueve, eran puramente familiares, totalmente para los niños. Sin llamadas de teléfono, sin reuniones de trabajo, sin horas extras en la oficina. Y esto es más de lo que la mayoría de los padres del mundo moderno dedican a sus hijos, cinco sólidas horas cada día. De manera que, en conjunto, pienso que no era un mal arreglo. Yo no estaba enteramente feliz con lo de llevar a mis hijos a la Casa de los Niños, nunca me gustó esa medida. Pero la acepté y no fue un desastre.

Abandonaron el 'kibutz' porque su hijo pequeño tenía asma y tuvieron que trasladarse a un lugar más seco.
Esa fue la única razón por la que lo dejamos; si no hubiera sido por eso, aún estaría allí.

Pero su hijo se curó, creció y se marchó, y no regresaron.
Es que después de pasar todos esos años fuera y acostumbrarnos a cierto grado de privacidad se nos hizo difícil volver. Además el kibutz mismo está atravesando por una grave crisis. Están pasando por muchas reformas y cambios, y muchas de las personas que yo conocía o se han marchado o se han muerto. El lugar ya no es el mismo. No sería volver a aquello que dejamos.

Y dígame, en los primeros momentos, tras irse del 'kibutz', ¿no se sintió muy solo?

Fue muy difícil, muy difícil, porque yo estaba acostumbrado a levantarme por la mañana e ir al comedor y tomarme un café con un grupo de cinco o seis amigos y discutir el periódico. Esa era parte de mi experiencia vital, leer y discutir el periódico cada día con un grupo de amigos, en una especie de pequeño parlamento... Y de repente tuve que leer el periódico solo cada mañana... Echaba de menos poder hablar y discutir con gente.

A los quince años, cuando entró en la comunidad, también se cambió de nombre legalmente. Abandonó el apellido paterno, Klausner, y se puso Oz, que significa 'coraje'. ¿Cómo ve ahora ese paso tan radical?
Cuando lo hice yo quería comenzar una nueva vida, y lo logré. Y el nombre simbolizaba esa nueva vida. Yo he pagado el tributo que le debía a mi padre al describirle en Una historia de amor y oscuridad. Al hablar de él con una sonrisa en los labios. No con ira, no con odio, sino con empatía.

Más que eso. Ese libro es una carta de amor a su padre. No a su madre, sino a su padre.
Sí, lo es, lo es. Acepto lo que usted dice.

Y terminó usted siendo todo lo que su padre quería ser. Como Fima, su personaje, que termina poniéndose el abrigo del padre muerto.
Sí, en efecto... Mire, esa mesa de despacho en la que escribo es la mesa de mi padre... La heredé de él. A él le dio tiempo de leer mis tres primeros libros y estaba orgulloso de mi escritura, no siempre estaba de acuerdo con lo que escribía y desde luego estaba en total desacuerdo con mis ideas políticas, teníamos furiosas discusiones al respecto. Pero creo que en los últimos años de su vida conseguimos acercarnos un poco.

Hablando de desacuerdos políticos, usted es muy conocido y muy polémico. ¿Ha recibido insultos por la calle?
Hubo unos tiempos muy malos en los que mis hijos eran llamados en la escuela los hijos del traidor. Eso fue muy duro y muy difícil. Y hubo tiempos en los que los taxistas discutían conmigo sobre mis ideas políticas. Ahora mucho menos, mucho menos. Porque ahora la idea de los dos estados y de la necesidad de llegar a un acuerdo ha calado mayoritariamente en la sociedad y ha sido aceptada por la mayoría, incluso por muchos halcones. Pero hubo tiempos en los que me sentí muy aislado y muy odiado. Nunca he sido agredido físicamente, pero recibí muchas cartas amenazantes: "Vamos a matarte", "vas a morir", "ya estás muerto"... Cosas así.

Vive en Arad, una pequeña ciudad en el desierto del Néguev, junto al mar Muerto. Su casa, un modesto chalet adosado de dos plantas, es la construcción de apariencia más pobre de toda la calle. Y no sólo la más pobre: también es la más austera. A todo le falta una mano de pintura, y el minúsculo jardín delantero está limpio, pero tan solo cuenta con un par de rústicos y feos matojos, como si poner una planta de primor fuera algo frívolo. El despacho de Oz está en un semisótano (como el hogar de su infancia, curiosamente), aunque con grandes ventanas y buena luz. Muebles viejos e infinidad de libros recubriendo las paredes. Libros también viejos, usados, manoseados, con las cubiertas desgarradas y sucias. ¿Cómo habrá conseguido envejecer todos sus libros de esa manera? ¿Los habrá comprado de segunda mano? ¿Habrán sido compartidos con los 400 compañeros del kibutz? No hay adornos, ni descanso en la omnipresente frugalidad. Es la casa de un pionero, de uno de esos guerreros de la vida que desdeñan o ignoran lo material: hubo muchos así en la formación del Estado de Israel, pero hoy son criaturas en extinción. Ahora bien, no hay que confundir el estoicismo de Oz con la solemnidad puritana: posee un sentido del humor desternillante. Incluso Una historia de amor y oscuridad, pese a narrar cosas terribles, resulta a menudo divertidísima. Tal vez porque Amos Oz ha conocido muchas veces el dolor y lo ha vencido. De este hombre pequeño emana una sensación de fuerza extraordinaria. Sólido y sereno, es uno de esos raros individuos que parecen haber sido capaces de saldar todas sus cuentas y de firmar la paz con sus demonios.

Tiene usted 68 años, pero a juzgar por su biografía podría tener doscientos. En primer lugar, es más viejo que el Estado en el que vive... Ha combatido como soldado en dos guerras, la del 67 y la del 73... Y ha vivido muchas guerras más...
Sí... he vivido la guerra del 48, la del 56, la del 67, la del 73, la del Líbano, y quizá habría que contar también la del Golfo, la Intifada, no sé cómo enumerarlas, demasiadas guerras. Todavía sufro pesadillas relacionadas con la guerra, y eso que ya han pasado 35 años desde la última en la que participé.

Hace cuatro meses sacó usted una nueva novela, 'Rimando vida y muerte', que todavía no está traducida y no he podido leer. Pero por el título veo que sigue escribiendo sobre el carácter paradójico de la vida, tan llena al mismo tiempo de luz y oscuridad... Hablando de luz: recuerdo una noticia de algo que sucedió en Pakistán. Un terrorista islámico dejó un coche bomba delante de una librería en la que se iba a poner a la venta el último libro de Harry Potter. Pero cuando el terrorista vio a cientos de niños en la cola, no fue capaz de hacerlo y avisó a la policía. Es una historia estupenda y un personaje perfecto para una novela. [Abriendo los ojos con expresión de golosa delicia, como un gato que contempla una sardina].
Sí, es increíble, es un personaje para una novela, absolutamente... Muchas gracias por contármelo, es una historia muy buena, maravillosa.

Ni siquiera todo el entrenamiento fanático que sin duda había recibido le hizo poder contemplar a cientos de niños como mera escoria enemiga. Eso es luz.
Sí, en efecto. En el momento en el que el supuesto enemigo se convierte en algo concreto y se puede visualizar, algunas personas se recuperan del fanatismo. Un amigo mío, el novelista israelí Shami Mijail, me contó hace muchos años algo que le sucedió en un taxi. Él iba de Haifa a Berseva, es un viaje muy largo. Y en un momento del viaje el taxista se puso a darle un mitin. Y dijo: "Tenemos que matar a todos los árabes". Entonces Shami, en lugar de gritarle que era una vergüenza sostener algo así, le preguntó al taxista: "Vale, pero ¿quién debe matar a los árabes?". El hombre contestó: "Nosotros". Y Shami: "Sí, pero sea más específico, por favor: ¿el ejército, la policía, los bomberos, los médicos? ¿Quiénes deben matar a los árabes?". El taxista pensó un rato y dijo: "Cada uno de nosotros debe matar algunos". "Bueno, vale, entonces usted, que vive en Haifa, se va a un edificio de apartamentos, llama al timbre de cada apartamento, perdone, señor, perdone, señora, ¿es usted árabe? Sí. Pum, pum, les mata. Y así usted mata a todos y cuando termina se va para su casa. Pero cuando está abandonando el edificio, escucha llorar a un niño pequeño en uno de los pisos superiores. Dígame, ¿dejaría al niño con vida? ¿Regresaría para matar al niño, o no?". Entonces hubo un largo silencio por parte del taxista. Y luego el tipo le dijo a Shami: "Es usted un hombre muy cruel". ¿Se da cuenta? Se le hizo muy difícil. Demasiado

sábado, 3 de noviembre de 2007

El daño hecho a los árabes

Cuando un partidario de Israel afirma que los árabes nunca han querido aceptar la existencia de Israel y que no hay en ninguna parte del mundo árabe ningún apoyo popular a una paz con Israel, la mayor parte de las audiencias europeas reaccionan con escepticismo, si no con absoluta hostilidad — después de todo, la noción de una "intransigencia israelí" como obstáculo para la paz en el Oriente Medio es extensamente (y enfervorizadamente) popular.

Sin embargo, en una especie "de accidente de trabajo", una prominente activista palestina ha reconocido recientemente que el mundo árabe ha estado consumido durante décadas "por el ultraje y la hostilidad": "generaciones de jóvenes árabes han sido educadas en la hostilidad hacia Israel", no existe en ningún estado árabe "ninguna aceptación popular de Israel", y es "su oposición intransigente a Israel lo que explica la victoria Hamas en las elecciones palestinas en 2006".

Por supuesto, estas palabras no fueron escritas con la intención de evidenciar que, en vez de culpar a la "intransigencia israelí", sería más apropiado culpar a la intransigencia árabe de la carencia de paz en el Oriente Medio. Es más, estas palabras fueron escritas para los lectores de una elitista revista mensual izquierdista, "Le Monde Diplomatique", de cuya audiencia se puede esperar que comparta la noción de que la duradera hostilidad árabe hacia Israel es absolutamente comprensible, está totalmente justificada y es completamente legítima.

Pero mientras la hostilidad árabe hacia Israel ha sido durante mucho tiempo "justificada" con la ocupación de Cisjordania y Gaza, resulta que ahora ya no es necesario guardar las apariencias — ahora la hostilidad árabe hacia Israel puede justificarse sinceramente "por el daño que se ha hecho a los árabes con la creación de Israel".

Supuestamente, "el daño hecho a los árabes con la creación de Israel" es una historia indecible (nunca reconocida) en Occidente. Para entenderlo, usted tiene que olvidar la narrativa israelí y la idea de los árabes como agitadores fanáticos y atrasados, irracionalmente empeñados en la destrucción de un estado moderno, democrático y pacífico". El significado relevante a desechar es "irracional" — en otras palabras, el empeño del artículo consiste en comunicar que realmente era "completamente racional" que los árabes estuvieran determinados en destruir Israel.

El por qué era completamente racional para los árabes tratar de deshacer el establecimiento de Israel, se explica en unos términos que serían denunciados como racismo derechista si esa clase de explicaciones aparecieran en una publicación como FrontPage Magazine: "en 1948 el mundo árabe fue encarado con la creación nueva y ajena de Israel. Su espíritu gobernante era europeo y también lo era la mayor parte de su gente. Cómo tales, los árabes no podían entenderlos, ni tratar con ellos. Los árabes se encontraban impotentes para prevenir la creación de Israel y estaban demasiado débiles para derrotarlo con la guerra que siguió."

Por supuesto, así como la Guerra de Independencia "fue la continuación", todas las otras guerras emprendidas por los árabes a fin de deshacer el establecimiento del estado judío también, de alguna manera, "fueron la continuación"...

Sin embargo, resulta que lo más insidioso de Israel son sus esfuerzos para vivir en paz con sus vecinos, porque por lo visto, es obvio para cada persona de izquierdas entender que esos esfuerzos se deben únicamente al deseo de "Israel de interrumpir un frente árabe y que para ello ha trabajado tanto tiempo en realizar tratos separados con los estados árabes (Egipto en 1979, la OLP en 1993, Jordania en 1994)".

Así, mientras los esfuerzos de Israel por conseguir acuerdos de paz son denunciados como parte de una "maliciosa campaña para dinamitar un frente árabe", la iniciativa saudita es descrita como "la última de una serie de iniciativas árabes" pretendiendo traer la paz al Oriente Medio. No hay más detalles adicionales sobre "esa serie de iniciativas árabes", pero alcanzando la cumbre de las contradicciones, dicha oferta saudita es elogiada como "un paso gigantesco por parte de los árabes, invirtiendo décadas de hostilidad."

Así pues, recapitulando "la narrativa árabe" avanzada en el artículo:
- (1) la creación de Israel causó "ultraje y hostilidad" en el mundo árabe, lo que ha permanecido hasta ahora.
- (2) varias guerras "sucedieron o continuaron" dicha creación y fueron devastadoras para los árabes.
- (3) los esfuerzos de Israel por vivir en paz con sus vecinos sólo son parte de una "maliciosa campaña para interrumpir la creación de un frente árabe".
- (4) al mismo tiempo, los árabes han permanecido firmes en su hostilidad hacia Israel; aún así, hubo "una serie de iniciativas árabes" para lograr la paz, pero sin embargo, sólo la iniciativa saudita, la última de esa supuesta serie, representa "un paso gigantesco por parte de los árabes, invirtiendo así décadas de hostilidad".

No es, por no decir más, un desarrollo muy franco, sin mencionar la narrativa consecuente. No puede ser un desarrollo franco o consecuente porque los hechos no tienen sentido, y siempre que los hechos son inoportunos son sustituidos por la fantasía. Y la fantasía más grande de todas es la asunción de que como el mundo árabe esta consumido por una hostilidad destructiva, Israel, igualmente, está únicamente motivado por su deseo de dañar y debilitar al mundo árabe.

Lo que por lo visto Ghada Karmi, la autora de este artículo, no puede imaginar es que, muy diferentemente al mundo árabe, Israel siempre tuvo prioridades positivas; y antes que ninguno su objetivo principal fue construir un estado judío próspero. Esto significa, por necesidad, que Israel ha buscado y ha abrazado cada oportunidad realista que pudiera asegurar la paz con sus vecinos.

Si Ghada Karmi asume que Israel esta guiado por un deseo de dañar al mundo árabe, es sólo porque ella sabe — como lo reconoce — que el mundo árabe sí esta dominado por su deseo de perjudicar a Israel. Que también es lo que realmente desea Ghada Karmi, sin ninguna duda. Ella nació en Jerusalén, donde pasó sus primeros años de infancia hasta la huida de su familia — o, como ella lo diría: fue obligada a huir — a Gran Bretaña en 1948. Allí estudió medicina, pero finalmente dejó su trabajo como médico y se dedicó al activismo político a jornada completa, escribiendo a favor de la causa palestina.

Karmi aboga abiertamente por "una solución de un estado", y por ello fue invitada a participar en el polémico debate planteado durante la semana pasada por la Oxford Union, finalmente anulado (Alan Dershowitz escribió sobre esta cuestión en su blog ; la reacción de Karmi a sus palabras fue "terrorismo Intelectual").

En opinión de Karmi, la solución de un "único estado, democrático y laico" es tan atractiva porque ofrece la mejor posibilidad para acabar con la identidad judía israelí que refleja "el concepto en el cual se fundó la totalidad de la empresa sionista". Karmi ha descrito a los judíos como "una comunidad ensimismada y atormentada, desconfiada y neuróticamente endurecida por los siglos de necesidad de supervivencia", pero como ella no cree que los judíos constituyan una nación, les niega por tanto la legitimidad de una reclamación de su autodeterminación y aboga "por dar marcha atrás al reloj, al tiempo previo a una historia estatal judía y rehacer la historia desde allí".

Considerando estas opiniones, no es apenas sorprendente que Karmi Ghada no entienda que el mayor perjuicio realizado a los árabes lo ha cometido gente como ella, gente que no puede pensar en nada más que en dar marcha atrás al reloj.

por Petra Marquardt-Bigman - JPost Blog Central tomado de Safed-Tzfat

sábado, 27 de octubre de 2007

Discurso de Avner Shalev director del Yad Vashem

Majestad,

Altezas,

Miembros del Jurado,

Señoras y señores,

Nuestro viaje hacia aquí, a Oviedo, capital de Asturias, España, lo iniciamos mis compañeros de Yad Vashem y yo en Jerusalén, capital de Israel, santa para las tres religiones.

Allí declamaron nuestros profetas y establecieron valores eternos para la existencia del hombre, valores que se convirtieron en la columna vertebral de la moral en la civilización occidental. Valores que se derrumbaron en el transcurso del Holocausto.

Pronuncio estas palabras ante ustedes hoy, precisamente en la lengua de los profetas, la lengua hebrea. En esta lengua rezaron nuestros padres y nuestras madres. En esta lengua clamaron multitud de ellos “Shema Israel” (“Escucha Israel”), antes de ser asesinados en las cámaras de gas, en las fosas de fusilamiento y en los guetos.

Nuestra responsabilidad es trascendental y compleja: volver a restituir los valores sublimes de la santidad de la vida, el amor al prójimo y la aspiración a la justicia y a la paz, frente al escalofriante sufrimiento de millones de víctimas.

Durante nuestro viaje de Jerusalén a Oviedo, sobrevoló nuestro avión Europa, en la que fueron asesinados sistemáticamente seis millones de mis hermanos y hermanas. Sus vidas fueron sesgadas, la totalidad de su legado, sus obras y su cultura destruidos.

Ello, principalmente por una ideología racista destructiva basada en el odio hacia los judíos y el antisemitismo. Se creó una nueva realidad sin precedentes en la historia de la humanidad. El estudio del curso del Holocausto da sentido a las palabras de Eli Wiesel:

“No todas las víctimas eran judías, pero todo judío era víctima”.

Seis millones asesinados. Una cifra inconcebible. Sin embargo, nuestra obligación humana es intentar concebirla. Cuando desgrano esa cifra de “seis millones” convirtiéndola en mi abuelo y mi abuela de Polonia, mis tíos y mis tías y sus hijos pequeños, personas de verdad, de carne y hueso, que nunca conocí y que nunca conoceré ya, entonces empiezo a concebir la magnitud de la pérdida.

Nahum Fridovitch, hombre de negocios judío, de la ciudad de Grodno en Polonia, fue expulsado con su familia a un gueto. En 1943 se encontró frente a un dilema existencial:

sus familiares habían preparado un escondite a salvo de las acciones asesinas de los alemanes. Pero la posible salvación de todos ellos corría peligro por el llanto de tres niños pequeños, dos de ellos nietos suyos. ¿Quién se iba a sacrificar para quedarse con los bebés? El abuelo Nahum decidió quedarse. Quedarse expuesto y acompañar a los niños en su inevitable camino hacia la muerte.

La mayor parte de sus parientes fueron descubiertos por los alemanes más tarde, y fueron asesinados también. Sólo uno de los nietos de Nahum, un joven de 15 años, consiguió sobrevivir. Durante año y medio aproximadamente, aquel joven, Félix Zandman de nombre, encontró refugio en un pequeño agujero bajo la casa de Yan y Yanova Pujalsky, una familia polaca cristiana. Al finalizar la guerra, no buscó venganza ni desesperó de este mundo. En cambio, decidió Félix Zandman... construir: cursó estudios superiores, fundó una familia, inventó tecnologías y emprendió actividades económicas fecundas en tres continentes. Pero no hay día en que no sienta dolor por el asesinato de sus familiares. Félix Zandman, nieto de Nahum Fridovitch, en paz descanse, está aquí con nosotros hoy.

Nos acompañan también otros supervivientes. Todos ellos son se han unido a nosotros con toda lealtad para conservar de la memoria del Holocausto e interiorizar su significado. Cada uno de ellos vivió en el transcurso del Holocausto tramas existenciales terribles y desgarradoras. No obstante, tras la liberación decidieron escoger la vida.

En nombre de los aquí presentes, en nombre del pueblo judío, y si se me permite, en nombre de los hombres civilizados de todas las naciones, valga mi saludo a vosotros, los supervivientes, y mi reconocimiento por vuestra elección. Sois testigos de la brecha del pasado y guiáis el camino hacia el futuro.

El escritor español Jorge Semprún, que fue detenido por la Gestapo como miembro de la resistencia, sobrevivió a casi dos años de infierno en Buchenwald. Semprún encontró una misión en el mundo de la posguerra precisamente en el propio campo..., en una pila de cadáveres de víctimas asesinadas de la que brotaba el balbuceo de un judío, más muerto que vivo, empeñado en pronunciar "¿por quién?, ¿por sí mismo?"; el Kadish, la inmemorial plegaria judía por los difuntos.

En la agonía de ese judío anónimo encontró Semprún, madrileño, precisamente, sentido a la vida. En sus propias palabras: “Contar esta muerte hasta el final, tarea infinita”.

En 1953, el Estado de Israel fundó Yad Vashem. Lo hizo para dejar constancia, documentar, investigar y hacer oír la historia del Holocausto. Una historia que comienza con una vida repleta de dinamismo para los judíos en Europa hasta la ocupación nazi. Una historia que se va degradando hasta la aniquilación masiva y sistemática, pero que contiene también la lucha por la supervivencia y por vivir de acuerdo con los valores del hombre judío y su obra. Una historia que incluye también capítulos de combate y resistencia.

Y a pesar de todo, la resolución... y la muerte. “La oscuridad del abismo”. En la muerte de los caídos no hay consuelo ni sentido... a menos que asumamos, temerosos de Dios, una responsabilidad histórica: recopilar del fondo de los armarios y los cajones las cartas, los objetos, la creación intelectual, que expresan la identidad de las víctimas que fueron creados a imagen y semejanza. Recuperar las facciones de su rostro, anotar sus nombres. Formar a generaciones de educadores para que enseñen cómo estudiar el Holocausto, y cómo aprender de él. Y con todo ello fundar YAD VASHEM, para proporcionar un escenario y dar forma a la historia de esta brecha y al eclipse de la luz en la que el asesino asesinó, la víctima luchó por la supervivencia con humanidad, el vecino vio y calló y sólo unos pocos intentaron salvar.

Esos pocos bienhechores de las naciones del mundo pusieron su vida en peligro y a veces la de sus familias, para garantizar que en la más profunda oscuridad brotaran algunos rayos de luz. Ellos son “los justos entre las naciones”, valedores de la virtud por los que se ha acuñado un nuevo concepto en la cultura de la humanidad, entre los que encontramos también a españoles. Recordamos y conmemoramos sus actos y les saludamos.

Excelencias:

Al extender nuestra mano con humildad y agradecimiento para recibir el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, nos embarga la sensación de una misión conjunta, expresión del creciente reconocimiento de que la memoria del Holocausto debe encontrar su justo lugar en la cultura de la humanidad.

En este premio hallamos la victoria de la tolerancia sobre el racismo, del amor sobre el odio, del bien sobre el mal. No sólo la maldad nazi histórica, específica y única, sino también la maldad que sobrevive y se renueva en nuestros tiempos del antisemitismo, el racismo y la xenofobia, en todo el mundo.

Nuestro mundo no puede ya tolerar ni sufrir, a comienzos del siglo XXI, un genocidio como el que está sucediendo estos días en Darfur.

Al decidir conceder a Yad Vashem el Premio, la Fundación Príncipe de Asturias manifiesta y proclama que la lucha contra los que siguen el camino de los nazis no compete únicamente a un organismo, a un pueblo o a una religión. Se trata de una lucha conjunta de toda la humanidad, en la que Yad Vashem desempeña una función primordial de vanguardia.

Damas y caballeros:

Dentro de poco mis compañeros y yo volveremos de Asturias a “nuestro” monte, el monte de la memoria, en Jerusalén. En nuestras manos ostentaremos y mostraremos ante todos el Premio que nos han otorgado.

Volveremos a Israel reforzados por la esperanza de que la memoria del Holocausto sigue calando, ahora con mayor vigor, en la conciencia internacional, y gracias a esto, estamos más cerca de que se cumplan las palabras de los profetas:

“Y convertirán sus espadas en rejas de arado,

y sus lanzas en hoces;

nación contra nación no alzará espada,

ni se adiestrarán más para la guerra".

tomado de elpais.com

La mujer de la ventana

Si adquieres un billete y viajas a otro país, es posible que veas las montañas, los palacios y las plazas, los museos, los paisajes y los enclaves históricos. Si te sonríe la fortuna, quizá tengas la oportunidad de conversar con algunos habitantes del lugar. Luego volverás a casa cargado con un montón de fotografías y de postales.

Pero, si lees una novela, adquieres una entrada a los pasadizos más secretos de otro país y de otro pueblo. La lectura de una novela es una invitación a visitar las casas de otras personas y a conocer sus estancias más íntimas.

Si no eres más que un turista, quizá tengas ocasión de detenerte en una calle, observar una vieja casa del barrio antiguo de la ciudad y ver a una mujer asomada a la ventana. Luego te darás la vuelta y seguirás tu camino.

Pero como lector no sólo observas a la mujer que mira por la ventana, sino que estás con ella, dentro de su habitación, e incluso dentro de su cabeza.

Cuando lees una novela de otro país, se te invita a pasar al salón de otras personas, al cuarto de los niños, al despacho, e incluso al dormitorio. Se te invita a entrar en sus penas secretas, en sus alegrías familiares, en sus sueños.

Y por eso creo en la literatura como puente entre los pueblos. Creo que la curiosidad tiene, de hecho, una dimensión moral. Creo que la capacidad de imaginar al prójimo es un modo de inmunizarse contra el fanatismo. La capacidad de imaginar al prójimo no sólo te convierte en un hombre de negocios más exitoso y en un mejor amante, sino también en una persona más humana.

Parte de la tragedia árabe-judía es la incapacidad de muchos de nosotros, judíos y árabes, de imaginarnos unos a otros. De imaginar realmente los amores, los miedos terribles, la ira, los instintos. Demasiada hostilidad impera entre nosotros y demasiada poca curiosidad.

Los judíos y los árabes tienen algo en común: ambos han sufrido en el pasado bajo la pesada y violenta mano de Europa. Los árabes han sido víctimas del imperialismo, del colonialismo, de la explotación y la humillación. Los judíos han sido víctimas de persecuciones, discriminación, expulsión y, al final, el asesinato de un tercio del pueblo judío.

Cabría suponer que dos víctimas, y sobre todo dos víctimas de un mismo perseguidor, desarrollarían cierta solidaridad entre ellas. Desgraciadamente las cosas no son así, ni en las novelas ni en la vida real. Por el contrario, algunos de los conflictos más terribles son aquellos que se producen entre dos víctimas de un mismo perseguidor. Los dos hijos de un progenitor violento no tienen por qué amarse necesariamente. Con frecuencia ven reflejada el uno en el otro la imagen del cruel progenitor.

Exactamente así es la situación entre judíos y árabes en Oriente Medio: mientras los árabes ven en los israelíes a los nuevos cruzados, la nueva reencarnación de la Europa colonialista, muchos israelíes ven en los árabes la nueva personificación de nuestros perseguidores del pasado: los responsables de los pogroms y los nazis.

Esta realidad impone a Europa una especial responsabilidad en la solución del conflicto árabe-israelí: en lugar de alzar un dedo acusador hacia una u otra de las partes, los europeos deberían mostrar afecto y comprensión y prestar ayuda a ambas partes. Ustedes no tienen por qué seguir eligiendo entre ser pro-israelíes o pro-palestinos. Deben estar a favor de la paz.

La mujer de la ventana puede ser una mujer palestina de Nablus y puede ser una mujer israelí de Tel Aviv. Si desean ayudar a que haya paz entre las dos mujeres de las dos ventanas, les conviene leer más acerca de ellas. Lean novelas, queridos amigos, aprenderán mucho.

Las cosas irían mejor si también cada una de esas dos mujeres leyese acerca de la otra, para saber, al menos, qué hace que la mujer de la otra ventana tenga miedo o esté furiosa, y qué le infunde esperanza.

No he venido esta tarde a decirles que leer libros vaya a cambiar el mundo. Lo que he sugerido es que creo que leer libros es uno de los mejores modos de comprender que, en definitiva, todas las mujeres de todas las ventanas necesitan urgentemente la paz.

Quiero agradecer a los miembros del jurado del premio Príncipe de Asturias que me hayan otorgado este maravilloso Premio. Muchas gracias y mis mejores deseos a todos ustedes. Shalom u-brajá.

Discurso de Amos Oz para la entrega de los Premios Principe de Asturias

Traducción del hebreo de Raquel García Lozano

tomado de elpais.com

martes, 23 de octubre de 2007

ENTREVISTA A JAIME VANDOR

"Las películas sobre el Holocausto son suaves, lo que pasó fue mucho peor"


"En Budapest, vivíamos 51 personas en una habitación. Vi a mucha gente morir de hambre y a algunos, como mi primo de 16 años, ejecutados en plena calle".


Jaime Vándor llegó a España hace 60 años, cuando tenía 14. Pero para entonces su vida ya estaba marcada por la tragedia de haber sobrevivido a la masacre de todo un pueblo, incluidos "más de cien" familiares suyos en Austria, Hungría y Polonia. Ahora, ya jubilado como profesor de la universidad de Barcelona, se dedica a relatar su historia, "porque vale más el testimonio de alguien que sufrió aquello que cualquier libro o película". Ayer lo hizo en Santiago, en una conferencia organizada por la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI)


.-Su infancia ha estado marcada por las mudanzas forzosas, siempre huyendo de los nazis.

-En efecto, nací en Viena en 1933. Pero cinco años después el tercer Reich se anexionó Austria, así que huimos a Hungría, pues mi padre era húngaro y logramos el visado. Una vez en Budapest, él se fue a Barcelona; quería llevarnos allí cuanto antes porque él ya había sufrido la I Guerra Mundial -fue prisionero de los rusos en Siberia durante tres años- y confiaba en que España no entrase en la II Guerra Mundial. Pero no fue hasta 1946 cuando mi madre, mi hermano y yo logramos huir de Hungría.

-¿Cómo fueron aquellos años en Budapest?

-Aunque por entonces en otros países los alemanes ya reclutaban a miles de judíos para enviarlos al frente -sólo sobrevivieron 7.000 de los 50.000 soldados hebreos-en Hungría estuvimos relativamente a salvo hasta marzo del 44, cuando los nazis ocuparon el país. Desde entonces hasta enero del 45, cuando el Ejército soviético entró en Budapest, fue cuando sufrimos la verdadera persecución nazi. En ese periodo, que en la historia húngara se conoce como ´los diez meses trágicos´, fueron deportados a Auschwitz 600.000 judíos en las provincias húngaras; la mayoría murieron. Y en Budapest fallecieron casi la mitad de los 200.000 judíos que por entonces vivíamos allí. Recuerdo que el primer día de bombardeos se suspendieron las clases, y que desde ese mismo día todos los judíos estábamos obligados a llevar la estrella amarilla en el pecho.

-¿Cómo se las arreglaban para sobrevivir?

-Vivíamos 51 personas en una habitación, con un sólo cuarto de baño, lo que generaba muchos problemas de salubridad, como piojos, etc. Además, hacía frío porque todas las ventanas habían sido destruidas en los bombaRdeos y en el fuego cruzado de los cañones. Cuando veíamos los aviones, nos refugiábamos en las habitaciones interiores, porque no había sitio para todos en el refugio del sótano. Para buscar comida, a veces mi madre se quitaba la estrella amarilla e iba a nuestro antiguo barrio, arriesgándose a ser fusilada si la descubrían. Recuerdo, sobre todo, el miedo. Con todo, hay que decir que mi familia y yo éramos privilegiados, porque vivíamos en una de las ocho casas que gestionaba la embajada española en Budapest, que tenían una protección especial, como por ejemplo que los que vivíamos allí no podíamos ser deportados. Aquello fue una iniciativa del diplomático español Ángel Sanz Briz y el italiano Giorgio Perlasca. Gracias a ellos más de 5.000 judíos de Budapest logramos huir de los nazis. De hecho, fue Perlasca quien nos consiguió a mí y a mi familia, en 1946, los papeles para salir de Hungría.

-Más que los libros de historia, la principal referencia que tenemos en España del Holocausto son películas como La lista de Schlinder o El pianista. ¿Son fieles a lo que sucedió?

-El cine nunca puede reflejar el sufrimiento real, porque no sería soportable para la gente. ¿Se imagina una cámara de gas filmada en realidad? No hay nadie que pueda soportar eso en la sala de un cine. Las películas sobre el Holocausto siempre están suavizadas, edulcoradas respecto de lo que realmente pasó, que fue mucho peor. Yo he visto tantas cosas horribles... vi a mucha gente morir de hambre, ejecuciones, vi cómo violaban a mujeres... a un primo mío de 16 años le pegaron un tiro en la calle. -

¿El antijudaísmo responde a la herencia del nazismo o se debe más bien a la actitud de Israel en Oriente Próximo?

-El odio a los judíos es una hidra de mil cabezas que comenzó hace 2.500 años, por ser la única religión monoteísta de la época que, además, no reconocía a los dioses de otros credos. Hoy en día el antijudaísmo se confunde o más bien se disfraza de antiisraelismo, cuando ser israelí no es más que una nacionalidad. El conflicto con los palestinos es territorial, no tiene nada que ver con la religión ni con el Holocausto. Además, hay otro Israel más allá del del frente, y queremos darlo a conocer.

Pilar Mera. Santiago

Publicado en La Opinión de A Coruña.

lunes, 22 de octubre de 2007

Leyendo el 'Mein Kampf' en el Cairo

El Mein Kampf de Hitler está a la venta en El Cairo, tanto en conocidas librerías como en las calles alrededor de Midan Tahrir, la caótica plaza mayor de la ciudad. La traducción árabe está al lado de las remesas de libros religiosos, así como los trabajos sobre Saddam Hussein, el cerebro de Al-Qaida en Irak, Abu Musab Al-Zarqawi, y Osama bin Laden ("Bin Laden... el Coco de América").

Publicado en principio en el Líbano en 1963, según el MEMRI, y reimpreso en 1995, el Mein Kampf, transcrito como Kifahi (y no jihadi como asegura de Victor Davis Hanson), también está extensamente disponible, según nos informan, en Jordania y en los territorios de la Autoridad palestina. La introducción afirma que: "Este nacionalsocialismo no murió con la muerte del hombre que lo proclamó: efectivamente, sus semillas crecieron bajo cada estrella, y los promotores del nacionalismo radical (qawmiyya) lo recogen como un arma para combatir el Tercer Internacionalismo y los principios de Karl Marx".

MEMRI cita parte de esta introducción, pero omite cualquier mención de Marx o del comunismo, quedando confusa la intención del autor. Considerando la intensa animosidad del traductor hacia Marx y el comunismo, y el período en el cual el libro fue escrito, tiene sentido comprender la traducción inicial dentro del contexto de la ideología Ba'asista. (El Ba'as volvió a tomar el poder en Siria por medio de un golpe militar en 1963.) Pero casi un medio siglo más tarde, el comunismo ya no es una amenaza y hay pocos Ba'asistas en Egipto.

¿Qué explica la prolongada popularidad del libro?

Según Salwa Mohammad, una periodista egipcia que trabaja para una importante organización de noticias, es normal ver el Mein Kampf a la venta, pero no es tan popular como uno podría imaginar (a pesar de las aseveraciones contrarias de los libreros).

Salwa afirma que muchos lo leen por simple curiosidad histórica, otros por admiración por los logros de Hitler a la hora de unificar a su gente y su fuerza como líder. Finalmente, otros lo ven como un recurso para entender la actual política exterior estadounidense.

La popularidad de Hitler, según Salwa, no tuvo nada que ver con "la tortura a los Judíos o algo así", ya que los egipcios no creen en el Holocausto, "seguro que muchas personas fueron asesinadas y torturadas durante la Segunda Guerra Mundial, y seguro que hubo crímenes de guerra, pero esto es lo que pasa en las guerras, y no es muy diferente con lo que les pasó a los musulmanes en Sarajevo".

Sin embargo, esta absolución de la culpa Nazi no parece conciliarse con otro tema común en la prensa árabe, la acusación de que Israel es un "un segundo estado Nazi." En las principales librerías de Talaat Harb uno ve libros donde se compara la Estrella de David con la esvástica.

Esta acusación no tiene sentido si Hitler debe ser perdonado por hacer solamente lo que uno no puede evitar hacer cuando esta en guerra. También es confuso el hecho de que Hitler sea reverenciado como un gran nacionalista que debería ser emulado, cuya obra es un recurso valioso para ser utilizado contra la propaganda occidental, cuyas ambiciones políticas también pueden mudar a la luz de los objetivos imperialistas de los Estados Unidos.

Encontré a Salwa Mohammad en Coriandro, la respuesta cairota a los Starbucks. En esta cafetería uno puede encontrar varias revistas egipcias en lengua inglesa que apoyan una variedad de causas progresistas - aumentar la conciencia del acoso sexual, el reciclaje, las privaciones afrontadas por madres solteras, hasta anuncios para el Séneca College en Toronto. Campus Magazine, por ejemplo, explora la experiencia de los homosexuales en Egipto e investiga la cuestión del racismo de los egipcios hacia los negros africanos y hacia ellos mismos por los occidentales.

Todos estos son signos positivos de una reforma en Egipto, ¿pero cómo cabe todo esto con la amplia disponibilidad del Mein Kampf?

Salwa se describe como "muy liberal" y apoya esa clase de causas reflejadas en las publicaciones antes mencionadas. Lo que es asombroso es la facilidad con que la exoneración de Hitler está unida a esas otras preocupaciones liberales, tan fácil de hecho, que parecen complementarias.

Como se puede considerar a la vez que la opresión de las mujeres se contrarresta por medio de la promoción de los derechos femeninos, mientras que la oposición al imperialismo occidental se comprende mejor gracias a las visiones Hitler sobre el nacionalismo, el gobierno y la raza.

El entendimiento del espectro político de Egipto requiere bastante más que una simple correlación de ideas liberales y conservadoras occidentales en sus homólogos egipcios. La negación del holocausto y la defensa de Hitler, que son terreno exclusivo de la franja lunática de la extrema derecha de Occidente, son mucho más predominantes dentro del mundo árabe tanto en los conservadores como en los liberales.

por Chris Mcclure tomado de Jerushalem Post traducido por Safed-Tzfat

domingo, 21 de octubre de 2007

El conflicto "culpable" de todos los males.

¿Cuál es el conflicto de todos los males? Por supuesto la respuesta es: Israel.

Número de víctimas mortales y conflictos desde 1950 - FrontPageMagazine

01.- 40.000.000 China comunista, 1949-76 (matanzas puras y simples, hambrunas provocadas, gulags, Revolución cultural)

02.- 10.000.000 Bloque soviético: fin del estalinismo, 1950-53; post-estalinismo, hasta 1987 (esencialmente los gulags).

03.- 4.000.000 Etiopía, 1962-92: comunistas, hambrunas artificiales, genocidios.

04.- 3.800.000 Zaire (Congo-Kinshasa): 1967-68; 1977-78; 1992-95; desde 1998 hasta hoy.

05.- 2.800.000 Guerra de Corea, 1950-53.

06.- 1.900.000 Sudan, 1955-72; 1983-2006 (guerras civiles, genocidios).

07.- 1.870.000 Camboya: Khemeres Rojos 1975-79; guerra civil 1978-91.

08.- 1.800.000 Guerra de Vietnam, 1954-75.

09.- 1.800.000 Afganistán: matanzas soviéticas e intestinas, talibanes 1980-2001.

10.- 1.250.000 Pakistán occidental, masacres en el Pakistán oriental (Bangladesh 1971).

11.- 1.100.000 Nigeria, 1966-79 (Biafra); desde 1993 hasta hoy

12.- 1.100.000 Mozambique, 1964-70 (30.000) + después de la retirada de Portugal 1976-92.

13.- 1.000.000 Guerra Irán-Irak, 1980-88.

14.- 900.000 Genocidio de Ruanda, 1994.

15.- 875.000 Argelia: contra Francia 1954-62 (675.000); entre los islamistas y el gobierno 1991-2006 (200.000).

16.- 850.000 Uganda, 1971-79; 1981-85; desde1994 hasta hoy.

17.- 650.000 Indonesia: marxistas 1965-66 (450.000); Timor oriental, Papouasie, Aceh, etc. Desde 1969 hasta hoy (200.000).

18.- 580.000 Angola: guerra contra Portugal 1961-72 (80.000); después de le retirada de Portugal (1972-2002).

19.- 500.000 Brasil contra sus Indígenas, hasta 1999.

20.- 430.000 Vietnam, después del final de la guerra en 1975 (victimas de la represión del régimen; «boat people»).

21.- 400.000 Indochina: contra Francia, 1945-54.

22.- 400.000 Burundi, desde 1959 hasta hoy (Tutsis/Hutus).

23.- 400.000 Somalia, desde 1991 hasta hoy.

24.- 400.000 Corea del Norte hasta 2006 (victimas de la represión del régimen comunista).

25.- 300.000 Kurdos en Irak, en Irán, en Turquía, años 1980-1990.

26.- 300.000 Irak, 1970-2003 (Saddam Hussein contra las minorías).

27.- 240.000 Colombia, 1946-58; desde 1964 hasta hoy.

28.- 200.000 Yugoslavia, régimen de Tito, 1944-80.

29.- 200.000 Guatemala, 1960-96.

30.- 190.000 Laos, 1975-90.

31.- 175.000 Serbia contra Croacia, Bosnia-Herzégovina, Kosovo, 1991-1999 (La Guerra de Yugoslavia).

32.- 150.000 Rumania, 1949-99 (victimas de la represión del régimen comunista).

33.- 150.000 Liberia, 1989-97.

34.- 150.000 Guerra civil libanesa, 1975-90.

35.- 140.000 Rusia contra Chechenia, desde 1994 hasta hoy.

36.- 140.000 Guerra de Kuwait, 1990-91.

37.- 130.000 Filipinas: 1946-54 (10.000); desde 1972 hasta hoy (120.000).

38.- 130.000 Birmania/Myanmar, desde 1948 hasta hoy.

39.- 100.000 Yemen del Norte, 1962-70.

40.- 100.000 Sierra Leona, desde 1991 hasta hoy.

41.- 100.000 Albania, 1945-91 (victimas de la represión del régimen).

42.- 80.000 Irán, 1978-79 (revolución).

43.- 75.000 Irak, desde 2003 hasta hoy (guerra y asesinatos sectarios).

44.- 75.000 El Salvador, 1975-92.

45.- 70.000 Eritrea contra Etiopía, 1998-2000.

46.- 68.000 Sri Lanka, desde 1997 hasta hoy.

47.- 60.000 Zimbabwe, 1966-79; desde 1980 hasta hoy.

48.- 60.000 Nicaragua, 1972-91 (marxistas/autóctonos, etc.).

49.- 51.000 Conflicto israelí-árabe, desde 1950 hasta hoy (32.000 a causa de los conflictos con estados árabes y 19.000 exclusivamente con los palestinos. En total, 35.000 árabes fallecidos por 16.000 judíos. Estadísticamente representa un 0,06% del total general de víctimas mortales desde 1950, y supone 1 por cada 1.700. En la guerra de Independencia de 1947-1949 se produjeron 11.000 muertos, 5.000 árabes por 6.000 judíos.

En contraste, desde 1947, las víctimas musulmanas por los diversos conflictos ascienden a 11.000.000, de las cuales las 35.000 por el conflicto árabe-israelí representan un 0.3% del total, o bien, 1 por cada 315. Por contra, el 90% de las víctimas musulmanas provienen de sus propios conflictos internos).

50.- 50.000 Vietnam del Norte, 1954-75 (victimas de la represión del régimen).

51.- 50.000 Tadjikistan, 1992-96 (laicos contra islamistas).

52.- 50.000 Guinea Ecuatorial, 1969-79.

53.- 50.000 Perú, 1980-2000.

54. 50.000 Guinea, 1958-84

55. 40.000 Chad, 1982-90

56. 30.000 Bulgaria, 1948-89 (victimas del régimen)

57. 30.000 Rhodesia, 1972-79

58.- 30.000 Argentina, 1976-83 (victimas de la represión de la dictadura militar).

59.- 27.000 Hungría, 1948-89 (víctimas del interior).

60.- 26.000 Independencia del Cachemira, desde 1989 hasta hoy.

61.- 25.000 Jordania, represión del gobierno jordano contra los palestinos, tras dos atentados fallidos de la OLP contra el rey de Jordania, 1970-71 (Septiembre Negro).

62.- 22.000 Polonia, 1948-89 (victimas de la represión del régimen comunista).

63.- 20.000 Siria, 1982 (contra los islamistas de Hama).

64. 20.000 Guerra chino-vietnamita, 1979

65. 19.000 Marruecos: guerra contra Francia, 1953-56 (3000) y contra el Sahara occidental, 1975 hasta ahora (16.000)

66. 18.000 República del Congo, 1997-99

67. 10.000 Yemen del Sur, 1986 (Guerra civil)

Regrese

Suelo pasarme por la página Safed-Tzfat y acabo siempre robándole algo. Una idea, un artículo… ya sé que eso es pérfido y malvado… pero ahhhhhh… ¿y lo que disfrutáis gracias a mis robos?

He visto algunos artículos interesantísimos y le he robado uno, puede que le robe dos, depende de la culpa que me produzca en los próximos minutos.

He estado algo vago últimamente, la verdad es que han pasado muchas cosas pero es más de lo mismo, y no me he encontrado con ganas de hacer nada más que leer titulares de prensa y leer entre líneas los movimientos de nuestros “queridos” políticos y de nuestros “adorados” enemigos…

Deje Ahmi que le considere así, por su megalomanía y su deseo de pasar a la historia como un dictadorzuelo de baja estofa dispuesto a reprimir lo que haga falta, se trate de largura de pañuelos, modernez de cortes de pelo, chistes sobre su falta de aseo corporal, páginas webs, periódicos,… o condiciones sexuales. Aumentando el número de cárceles, el número de ejecuciones, el número de detenidos, el número de condenados a la pena de muerte.

Aunque hay que admitir que sus declaraciones en la Universidad de Columbia han convertido en Irán en un destino turístico ideal para todos aquellos que consideran que la homosexualidad es una perversión y una enfermedad, porque según este hombrecillo que cada día más parece un ser inventado, no hay homosexuales en Irán.

Además de Ahmi, tenemos al presidente de Siria que decidió que ya era hora de dar una imagen más “machota” de si mismo. El considerado blando hijo de Hafez al-Assad e indigno —para los admiradores de su padre— sucesor de semejante carnicero ególatra y tiranozuelo que consiguió convertir la democracia en algo hereditario; decidió crecer y amenazar a Israel. Después de seis meses comprando armas a un ritmo altamente sospechoso decidió acercar sus tropas amenazadoramente hacia la frontera con Israel.

Pero Olmert, aunque más que probablemente la cosa fuera del nuevo ministro de Defensa, Ehud Barak, siguió los pasos necesarios y respondió al envite de Siria moviendo tropas y realizando un ataque contra un objetivo desconocido en el desierto sirio. Semanas más tarde resultó que el “no objetivo” —Siria juraba que Israel había dejado caer bombas sobre las dunas del desierto y pretendió presentar como pruebas los bidones de carga extra de combustible del ejército israelí, no sé si llegó a hacerlo al fina— era una central nuclear siria en la que murieron científicos nucleares norcoreanos, soldados sirios y agentes iraníes.

Además de eso tenemos las negociaciones intensas de Olmert con Abbas. ¿Aún no se ha enterado de que Abbas es más de lo mismo? Ya sé que algún día habrá que negociar con líderes palestinos, pero me sigue pareciendo demasiado pronto. Y por otro lado tenemos a Hamas imponiendo la sharia y la represión a toda Gaza. En un acto de protesta inaudito, inaudito no porque deba ser un hecho extraño, si no porque raro sería que apareciera en algún medio español, ciudadanos de Gaza simpatizantes de Fatah y anti Hamas se manifestaban rezando fuera de las mezquitas que consideran el centro de adoctrinamiento de Hamas.