¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

domingo, 6 de agosto de 2006

¿Ahora tambien Venezuela?

A los romanos, que habían conquistado casi todo el mundo conocido, les molestó el orgullo y la valentía del pueblo judío. Como con Cartago, destruyeron las ciudades judías. Destruyeron el Templo, símbolo de su fe y de su estirpe.

Los cristianos hicieron con los judíos cosas peores que las que los romanos hicieron. Los cristianos, papas y concilios incluidos, incubaron el antisemitismo, raíz de todas las discriminaciones y abono de las mayores iniquidades de la humanidad. Dos terribles falsificaciones históricas, elaboradas por los cristianos, son las columnas del edificio que sostiene el antisemitismo en occidente: una, "los judíos mataron a Cristo". Dos, "los judíos son un pueblo indigno porque no reconocieron a Jesús como el Mesías". Esa dos falacias, estúpidas esencialmente, hicieron, desde hace casi dos mil años que a los judíos se les segregara, persiguiera, asesinara y robara. Los cristianos de occidente no tienen cómo reparar las ignominias cometidas contra los judíos en nombre del dios cristiano.

Desde la edad media, los judíos de Venecia, Florencia y Roma fueron obligados a vivir aparte, en guetos. La palabra gueto (geto) nace en Venecia, precisamente como sitio de confinamiento de judíos. Si mi memoria no me falla, es un Papa, Clemente IV, el que inventa, y obliga a los judíos de sus dominios, a llevar una estrella amarilla bordada en la ropa para que supieran los otros que eran judíos. Hitler copió el método centurias más tarde. En 1290 los judíos son expulsados de Inglaterra; en 1492, Isabel la Católica, antecesora de Hitler, expulsó a los judíos de España. Esas expulsiones realizadas por reyes cristianos, con dios siempre atrás de los de los decretos infamantes, son episodios comparados con el trasiego de esclavos desde África.

La historia del pueblo judío ha sido una cadena de sufrimientos, asesinatos en masa y persecuciones. Todo por el cuento de que mataron a Cristo. (No está demás decir que a Cristo lo "mata" Poncio Pilatos, que permite y propicia su muerte, no lo matan los judíos).
En los tiempos modernos la situación no cambió para los judíos. Desde Rusia hasta el sur de España, los judíos fueron siempre perseguidos, asesinados y robados. Stalin y Hitler, en el siglo XX, con las ideologías del comunismo y el nazismo, alcanzaron la cumbre de las iniquidades contra los judíos. Stalin los persiguió con saña. Hitler encabezó y dirigió el holocausto. Uno, tal vez el mayor y más abominable hecho de la historia de la humanidad. 6.000.000 de judíos y 3.000.000 de gitanos, mujeres, niños y ancianos incluidos fueros asesinados, sistemáticamente, en campos de exterminio de Europa. La humanidad, que permaneció silenciosa y haciéndose la vista gorda, mientras millones eran sacrificados, no tiene cómo resarcir al pueblo judío esa barbarie. Alemanes, franceses, lituanos, croatas, holandeses y miembros de otras comunidades y naciones, nunca harán lo suficiente para borrar lo que le hicieron a los judíos desde 1933 hasta 1945. Nunca el hombre, el género humano, bajó tan hondo a los infiernos de la bestialidad como en ese tiempo.

Por eso, cuando leo que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, niega el holocausto, pide la destrucción de Israel y les niega el derecho a los judíos a tener una patria, siento que la inquisición ha reencarnado en este "representante de Dios, del Profeta Mahoma y del Corán". Y tengo miedo. Tengo miedo porque en el odio de Ahmaninejad y de Hezbolá y de Hamás reconozco a Hitler, a Himmler, a Eichmann, a Heidrich. Me da miedo porque de alguna manera esa es la misma voz de Pinochet, de Videla, de Alfredo Astiz, de Fidel Castro.

Quiero la paz, que cese la destrucción del Líbano, que se respete al pueblo palestino y a su derecho a un estado libre, independiente. Quiero que nunca se repita el holocausto y que Israel sea reconocido por todos los pueblos. Pero tengo miedo. Tengo miedo por que el Presidente de Venezuela tiene a Ahmadinejad como uno de sus dilectos amigos. Pero más miedo me da cuando compara a los israelíes con Hitler, cuando silencia el terrorismo de Hezbolá (el partido de Dios). ¿Será que vamos a tener en Venezuela un gobierno antisemita? Es decir, ¿Isabel la Católica y Hitler en el trópico y en pleno siglo XXI? ¿En qué pozo de desatinos y oprobios históricos quieren sepultar a Venezuela?

La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV) también expresó su “consternación” por la “arbitraria parcialización de entes gubernamentales” hacia una de las partes del conflicto
La comunidad judía en Venezuela, se pronunció un día después de que el presidente Hugo Chávez ordenó el retiro de su representante diplomático en Israel en rechazo al “genocidio” israelí contra el pueblo libanés con el apoyo de Washington.

Al ex embajador de Venezuela ante Israel y la ONU, Milos Alcalay, le preocupa el discurso que mantiene últimamente el presidente Hugo Chávez respecto al conflicto entre el Estado hebreo y el Líbano. Le parece que no está actuando como un Jefe de Estado que procura la paz en el mundo, sino como un extremista que puede llevar al país al antisemitismo, tal como ocurrió en la década de 1930 cuando los nacionalsocialistas, encabezados por Hitler, tomaron el poder en Alemania.

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