Las declaraciones de uno de los fundadores de Hezbollah y primer secretario general de la organización, Subhi Tufaili, a raíz de la crisis que vive el Líbano han sorprendido por sus críticas manifiestas contra el líder actual de Hezbollah, el jeque Nasrallah, contra Siria, y contra Irán.
Las palabras de Tufaili han sido claras y concisas, acusa al Jeque Nasrallah de seguir la política dictada desde Teheran por Ali Jamenei. Acusa directamente a Irán de alentar la violencia en el Líbano. Pero no se limita a eso, también acusa directamente a Irán de atentar en Irak. Tampoco olvida a Siria a la que acusa de instigar la violencia para poder seguir entrometiéndose en la política libanesa.
Tufaili se ha mostrado siempre contrario a las luchas sectarias entre sunnies y shiias. Aboga más por la unión de ambas partes. Y no parece estar dispuesto a ver como el Líbano es el precio a pagar a Siria por parte de Irán.
Tufaili ha salido a la palestra mientras Líbano se halla sumida en una grave crisis provocada por la huelga convocada por Hezbollah para paralizar el país y conseguir así más cuota de poder al sentirse marginados dentro del gobierno libanés. La huelga ha degenerado en algo más que muestras de fuerza, y ha acabado en enfrentamientos violentos que han costado la vida ya a varias personas.
Y mientras ciertos medios de comunicación occidentales califican las acciones de Hezbollah como protestas por parte de la “oposición” y digo “oposición” porque Hezbollah forma parte del gobierno libanés, en el cual ocupa tres carteras y contrala otras tantas.
Parece que el rumor aparecido al final del conflicto, que decía que varios miembros del gobierno libanés creían que era un buen momento para obligar por fin a la milicia pro-siria a que se desarmara les hizo ver durante una fracción de segundo las orejas al lobo.
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