Cuando llegaba, la vasija rota sólo contenía la mitad del agua. Por dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para la cual fue creada; pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer.
Después de dos años le habló al aguador diciéndole:
"Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo..."."¿Por qué?", le preguntó el aguador. "Porque debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga; debido a mis grietas, sólo obtienes la mitad del valor de lo que deberías".
El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo:
"Cuando regresemos a la casa del patrón quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".
Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga. El aguador le dijo:
"Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello; por eso sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi madre. Sin ser exactamente como eres, ella no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa".
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero si le permitimos a D-s utilizar nuestras grietas para decorar la mesa del Eterno.
En la gran economía de D-s, nada se desperdicia. Sólo aquel que ensaya lo absurdo es capaz de conquistar lo imposible. Si sabes cuáles son tus grietas, aprovéchalas, y no te avergüences de ellas.
NOTA: relato extraido del talmud .
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