¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

jueves, 18 de enero de 2007

INVESTIGACION : SER JUDIO EN ESPAÑA (1ª Parte)

El 30% de los españoles considera que los judíos no se preocupan de nadie salvo de los suyos; el 27% cree que los judíos utilizan prácticas poco honestas para conseguir sus fines; el 58% opina que los judíos españoles son más leales a Israel que a España; y el 63% piensa que los judíos tienen demasiado poder en todo el mundo. ¿Hay, con estos datos, judeofobia en España?

Los datos proceden del informe Manifestaciones de anti-semitismo en la Unión Europea, encargado por el Parlamento europeo y nunca hecho público oficialmente. Según un sector de la comunidad judía, a causa de los escalofriantes datos que ofrece. Como los arriba transcritos.

Aida Oceransky es judía. Presidenta de la Comunidad Judía de Asturias. Nació en México hace 58 años. Vino a España con 22.Concejal en Oviedo, donde aún vive, por la UCD tras las primeras elecciones democráticas. Expulsada del partido y despedida de su trabajo por defender a las/los abortistas de la época. Se afilió al PSOE.

Hace tres años y medio empezó a recibir amenazas. Sonaba el teléfono a las cuatro de la madrugada cada día. La conversación no era demasiado imaginativa ni demasiado variada, a pesar de su insistencia: «Perra judía, vas a morir». O: «Puta judía, vamos a por ti».La rima es asonante. Bárbara.

Lo denunció. Le intervinieron el teléfono. Le pusieron sombra: un escolta de paisano. Las llamadas cesaron y Aida intentó olvidarse de todo. Hasta que una mañana, al sacar el coche del garaje, leyó en la pared: «Aida, asesina». Una esvástica ilustraba la leyenda.

SIONISMO NO ES SEMITISMO
Hasta aquí, todo normal para un judío que se manifiesta públicamente como tal en España. Hay una extrema derecha que sigue añorando la limpieza étnica que emprendió Adolf Hitler. Y grupos de izquierda afectos a la causa palestina que confunden semitismo con sionismo.

Lo anormal emergió cuando las hijas de Aida bajaron a borrar la pintada. Los vecinos se opusieron. Es un trabajo profesional que debe hacer una empresa de limpieza. Vale. Pasaron los meses. La esvástica saludaba cada mañana a la «asesina judía». La empresa de limpieza nunca llegaba. Al final, sus hijas, hartas, aplicaron el disolvente a espaldas de sus vecinos. Aida y su familia buscaron la vivienda prometida en otro barrio.

En 1983 Aida pleiteaba con un marido al que ya no quería por la custodia de cinco hijos. El abogado de él alegó su religión judía como prueba de que con ella no podían recibir una correcta educación. «Entonces no le di importancia. Pero quizá el juez debería haberle dicho algo así como: "¿Pero qué tontería está contando usted?" ¿O no?».

En España viven hoy 40.000 judíos. Apenas el 0,1% de la población. Una densidad muy inferior a la de, por ejemplo, Francia, donde habitan 600.000. Allí la judeofobia está alcanzando cotas alarmantes. La Gendarmerie ha detenido, en lo que va de año, a 103 personas por 229 agresiones a cementerios, sinagogas, escuelas... Las agresiones personales son más escasas, pero empiezan a proliferar: los ataques a rabinos y estudiantes identificables en la calle por su indumentaria están dejando de ser sólo esporádicos.

Sin embargo, sólo el 24% de los franceses considera que sus judíos se preocupan únicamente de los suyos (30% en España); sólo el 16% cree que sus judíos utilizan prácticas poco honestas para lograr sus fines (27% aquí); sólo el 42% opina que los judíos franceses son más leales a Israel que a Francia (58% de nacionales); y sólo el 42% piensa que los judíos tienen demasiado poder en todo el mundo (frente al 63% español).

La encuesta concluye que España es el país europeo con más antisemitismo ideológico (hablamos de la Europa de los Quince), mientras Francia se lleva la palma en antisemitismo violento.

Esta encuesta, con un nivel de confidencia del 95% y un margen de error del +/- 4,4%, fue realizada entre el 16 de mayo y el 4 de junio y entre el 9 y el 29 de septiembre de 2002. Muy lejos, aún, de la carnicería salvaje del 11 de marzo.

Resulta paradójico escuchar el análisis que realiza Xavier Torrens , profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, del aumento del antisemitismo en España que las comunidades judías denuncian a partir del 11-M. «El conflicto árabe-israelí no aumentó el racismo anti árabe, pero sí el antisemitismo. Y mucha gente en España culpa tanto del 11-M a la participación española en la invasión de Irak como a la situación en Oriente Medio».

Alberto Benasuly dirigió durante 12 años (hasta 2002) un equipo de una decena de personas que analizaban desde la organización judía Bnai Brith Internacional, para uso interno y para diversas universidades europeas, las agresiones antisemitas de diversos países europeos. Entre ellos, España.

Benasuly, con su experiencia, avala de forma indirecta las tesis del profesor Torrens: «No se recrudecieron los ataques desde el 11-S, como quizá esperábamos. Pero sí desde el 11-M».

Tras el 11-M, las investigaciones policiales desvelaron que otro de los objetivos del comando que reventó Atocha era el complejo de cementerio y campo de recreo que los judíos tienen en Hoyo de Manzanares, un pueblo que dormita a los pies de la sierra madrileña.

El mismo día 11 de marzo Aida Oceransky recibió una llamada de un representante de los servicios secretos israelíes, el hermético Mossad, preguntando en qué objetivos había que reforzar la seguridad en Asturias.

Ningún otro representante de la comunidad judía, consultados cerca de una veintena, quiso confirmar este tipo de contactos entre el servicio secreto israelí y las comunidades judías. ¿Acordó el Gobierno español con el israelí, tras el atentado, una colaboración en este sentido?
Cada sinagoga, cada colegio judío en España, posee un denominado servicio de orden que apoya la seguridad en contacto directo con policía y Guardia Civil. En nuestro país, empezó a funcionar hace 15 años, cuando grupos de jóvenes voluntarios viajaron a Israel para ser formados por el Mossad. «Es como un servicio militar que hacen voluntariamente nuestros jóvenes», explica Benasuly.

EJÉRCITO DESARMADO
En cada acto público que los judíos celebran, son reconocibles por los walkie-talkies. Advierten de cualquier presencia sospechosa al cuerpo policial español encargado de la vigilancia del evento. Son una policía desarmada, un ejército. Pero todos los representantes de las comunidades judías consultadas se niegan siquiera a facilitar una aproximación del número de agentes del servicio de orden que operan en España. De si continúan viajando a Israel para ser formados por el Mossad.

Víctor Harel, embajador de Israel en Madrid, desmarca a su Gobierno de la formación de estos servicios de orden: «Eso son acuerdos de los representantes de las comunidades judías con las autoridades españolas».

En cuanto al supuesto repunte de violencia antisemita en nuestro país, culpa en parte a los medios de comunicación. «Las críticas hacia las posiciones del Gobierno de Israel van más allá de la línea roja, cuando se utiliza lenguaje de los nazis para describirlas. Esto conduce a actos de violencia antisemita».

Dalia Lewinson es la presidenta de la comunidad judía de Barcelona. Lleva 47 años en España. También sostiene la teoría de que muchos españoles culpan a Israel del 11-M. «Yo siento mucha pena por muchos amigos marroquíes a los que han demonizado después del atentado de marzo. Pero nosotros, los judíos, somos la única comunidad en España que tiene que tomar sus propias medidas de seguridad. Hay muchos que dicen que esto es paranoia nuestra. Incluso lo dicen muchos judíos. Pero pensamos que debemos estar vigilantes. Lamentablemente».

Tanto que, en algunos colegios, incluso se han construido torretas disimuladas para que los miembros del servicio de orden tengan mayor perspectiva sobre lo que ocurre en los alrededores. Todas las sinagogas se han dotado con detector de metales a la entrada, e incluso se hacen registros a los no habituales que pretenden acceder a ellas.

Pero no sólo preocupa en la comunidad la violencia del integrismo islámico. «Desde hace años, muchos jóvenes, para ir a la sinagoga, han cambiado la kippa por gorras de béisbol», señala Antonio José Chintro, responsable de comunicación de la comunidad judía en Madrid. «El precepto no es llevar kippa, sino cubrirse la cabeza».

En Oviedo, tras los continuos ataques nocturnos a la casa que el ayuntamiento cedió a la comunidad judía, muchos de sus miembros, por miedo, dejaron de asistir a los actos que organizan, denuncia Aida Oceransky.

Y tanto ella como Lewinson reconocen que muchos judíos extranjeros, al llegar a España, prefieren obviar su apellido judío. «Sobre todo cuando se trata de profesionales liberales chilenos o argentinos. Odontólogos, psicólogos, abogados... Temen que pueda mermar la clientela». También muchos músicos de los llegados a España de la Europa del Este para integrarse en las orquestas nacionales han preferido simplificar sus apellidos para que no sea tan obvia su ascendencia judía.

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