¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

martes, 16 de enero de 2007

Lo primero que pensé cuando leí esto, fue que la ley del karma existe. Unos lo llaman Karma, otros dicen que el la hace la paga y otros que para eso está el Talión o la regla de tres.

Ser tan cariñoso con alguien que merecería una patada en los mismísimos para ver si recuerda cuál es su trabajo y para qué le votaron sus conciudadanos, y no, señores, no le votaron para que se dedicara a amenazar a Israel con borrarla del mapa. Los iraníes son más prosaicos y les interesa más temas tan profundos como tener trabajo o llegar a fin de mes. Y cierta parte de los iraníes, una gran parte, espera que por fin la apertura del régimen sea más apertura y menos puño cerrado, porque la prometedora victoria de Khatami se quedó solo en lo primero, en prometedora.

Pero volviendo al karma, me encontré en el blog de Jose Antonio un artículo con un prometedor título “No me beses más cariño, que se entera mi mujer” y una foto que preferí ahorrarles a los que leen este blog. Y como me pareció tan interesante lo copié:


Bajo el título de "La mujer del besuqueador de Ahmadinejad pide el divorcio", Chaim Levinson, relata en
Ynetnews la desventura conyugal de Moshe Aryeh Friedman, miembro importante de la secta de los Naturai Karta.

En efecto, el derroche de demostraciones públicas de afecto, a las cuales se ha entregado ese rabino fanático hacia uno de los tiranos más peligrosos de nuestra epoca, en el curso de su estancia prolongada en Irán después de su participación en la conferencia negacionista sobre el Holocausto organizada por el propio presidente iraní, ha colmado la paciencia de su esposa.

Aparentemente incapaz, en adelante, de dejarse abrazar por un marido que se ha entregado al menos a un boca a boca apasionado con el tirano antisemita, cuyo deseo más querido es borrar a Israel del mapa, madame Friedman se ha refugiado, bajo el consejo de su familia, cerca de la comunidad hasídica Satmar de Williamsburg, en New York. Ella ha solicitado a los rabinos ayudarla a obtener el divorcio en razón de la mala conducta de su esposo.

Se conoce el célebre verso del Cantar de los Cantares, o, más literalmente, "el poema por excelencia"): Yishaqeni mineshiqot pihou, "que él me inflame de besos de su boca". Para la tradición judía, ese poema celebra los esponsales místicos de Israel, la novia, con su Dios. En cuanto a los místicos cristianos, especialmente S. Juan de la Cruz y S. Teresa de Ávila (ambos de origen judío), ellos han visto, en ese verso y en todo el poema, el símbolo de los "retozos" amorosos del alma con su celeste esposo, el Cristo.

Sí él no se ha referido - y con razón - a esa joya literaria y mística de las Escrituras para justificar esas exhibiciones repugnantes de afecto contra natura, el Sr. Friedman, ha simplemente expuesto ese texto sagrado al ridículo y a la profanación por los impíos.

Y como si eso no bastara, él ha juzgado útil precisar: "Ocurre que no existe más que una sola foto donde se nos ve abrazarnos a Ahmadinejad y a mí, pero, de hecho, nosotros nos hemos abrazado veinte o treinta veces"(Haaretz).
tomado de Safed-Tzfat

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