Sólo por decir algo, voy a suponer que usted es un académico británico. Usted cree firmemente que la ocupación debe terminarse, que los palestinos deberían tener un estado independiente, que las políticas militares y diplomáticas de Israel son erróneas hasta el punto de la inmoralidad.
¿Qué hacer? Simple. Encuentre un grupo dentro de la sociedad israelí que haya hecho una campaña consecuente, enérgica y valiente contra la ocupación desde su inicio.
Entonces atáquelos.
Selecciónelos para su ruina profesional. Haga todo lo posible para conseguir que muchos de sus colegas alrededor del mundo les rechacen. Sí, justo, como si usted estuviera en el colegio, en séptimo grado, y hubiera decidido aliviar sus propios sentimientos de inseguridad, insuficiencia, pánico y carencia de popularidad eligiendo a otro como víctima de la manada dentro de la escuela secundaria, y presionará a sus colegas igualmente inseguros para abusar de esta víctima propiciatoria.
Elija a su víctima con cuidado. Seleccione a un grupo en Israel que haya tomado sustanciales riesgos físicos, profesionales, legales y personales, que haya desafiado el espíritu del nacionalismo israelí y la letra de la ley israelí, a fin de buscar soluciones equitativas para los palestinos.
Seleccione a un grupo que, desde muy al principio, haya hablado claro y elocuentemente sobre los derechos de los palestinos a la autodeterminación, defendido su libertad frente a la dominación israelí, criticado con libertad el uso desproporcionado, y a menudo indiscriminado, de la fuerza, la injusticia social.
Entonces denúncielos.
Decida que su visión moral le autoriza totalmente a declarar que los profesores israelíes, de colegios, facultades y universidades, son indignos de practicar su vocación. Todos ellos.
Esta es, quizás, la verdadera belleza de la campaña británica para declarar una cuarentena contra los académicos israelíes.
Usted realmente debe envidiar a la izquierda radical del Reino Unido por su ceguera. Su consumada inhabilidad para no ver más que de un lado, esto es, su demostrada incapacidad para ver a los judíos como unos seres humanos normales, sólo superada por su exquisito sentido del momento.
No importa pues que en la guerra del Golfo de 1991, Saddam Hussein lanzará contra Israel un total de 39 misiles, y que hace dos semanas, Hamas enviará 40 cohetes contra el área de Sderot en un solo día.
No importa que el Colegio Sapir, el colegio público más grande de Israel, durante años fuera un objetivo primario de los Qassam.
No importa que el boicoteo de todos los académicos israelíes sobre la base de que son israelíes, es una medida evidentemente racista, una medida absurda en la historia para limitar la libertad de cátedra.
No importa que aquellos académicos árabes-israelíes que están lealmente opuestos a la ocupación también son unos opositores vehementes de este boicot.
No importa, incluso, la fuerte oposición al boicot dentro de
Para el genuino elitista, la impopularidad de una opinión es la mejor medida de su valor real.
Quizás esta campaña sólo sea un ejemplo de la masturbación moral de la izquierda radical británica, su desesperada, ilusoria, estéril, y autónoma manifestación de un activismo que no arriesga nada y que no cambiará nada.
Debe haber alguna razón por la qué nadie en este mundo posea una mayor condescendencia que la izquierda radical británica. Debe haber alguna razón por la qué la izquierda radical británica sólo logra satisfacerse con una pública autoenhorabuena de autoabuso ideológico.
Los izquierdistas en el extranjero harían bien en respetar a sus homólogos israelíes por desafiar las normas sociales para defender los derechos de personas con quien su país está en guerra. Quizás la izquierda israelí también se merezca un respeto por estar soportando el abuso racista de los izquierdistas del extranjero.
Aún más políticamente correcto. Sobre los pobres izquierdistas israelíes, sólo un refrán: "Cria cuervos y te sacarán los ojos".
sábado, 9 de junio de 2007
El boicot a Israel como forma de masturbación moral
artículo de Bradley Burston para Haaretz tomado de Safed-Tzfat
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