Antes de partir se encontró con Mahmud Abás para limar asperezas en torno a los acuerdos ya logrados, incluidos algunos puntos vinculados a Jerusalén. A su regreso deberá decidir la respuesta a la propuesta de cese de fuego con Hamás, presentada por los intermediarios egipcios. Paralelamente, según informes provenientes de Damasco y Ankara, se renuevan las conversaciones con los sirios. En Washington trató con Bush la amenaza iraní.
Su consentimiento a la realización de elecciones primarias en su partido Kadima para la elección de un candidato a jefe de partido, constituye de hecho una destitución incruenta, aceptada por él mismo, que ni siquiera piensa presentar su candidatura. Lo único que aún no ha aceptado es el retiro voluntario para evitar la necesidad de concurrir a elecciones generales, cediendo el cargo a quien salga victorioso de las internas partidarias, que podrían llevarse a cabo en el término de un mes.
Los rumores afirman que lo hará si gana Mofaz, pero no si la victoria es de Livni. Espero que no sea así, porque no tengo reparo en afirmar que la prefiero como candidato y creo que es precisamente su gestión la que puede confirmar a Kadima como partido político hegemónico o por lo menos influyente. Lo suficiente como para determinar quién será el partido gobernante.
Kadima es un partido que nació por voluntad y carisma de Ariel Sharón, pero que tenía una razón de ser. El carisma se perdió antes de que la razón de ser profundizara sus raíces en la conciencia política israelí. Los desaciertos de la gestión de Olmert, el ridículo nombramiento de Amir Peretz al cargo de Defensa, los de- sastres de la guerra con Hezbollah y los escándalos propios de su conducta pública, le quemaron a Olmert el poco crédito que tenía, heredado de Sharón.
Queda todavía aquella ''razón de ser'', que se resume así: Kadima puede y debe ser el partido de los despabilados, de los muchos que en la derecha dejaron de creer en el sueño de la Gran Eretz Israel Indivisa y aceptan un Estado palestino junto a Israel, y de los que en la izquierda dejaron de creer en la sencilla fórmula de ``territorios por paz'' y consideran que lo primero es asegurar la defensa para luego afirmar la paz.
En mi modesta opinión, hay lugar para ese partido más allá de los carismas. La gente quiere un liderazgo honesto, de manos limpias y mentes moderadas, capaz de brindar una esperanza real por un lado, y de seguir creciendo y creando hasta que ella se concrete, por el otro. Y creo que Livni es la respuesta.
Si no se lo hace o si estoy equivocado, es probable que vayamos muy pronto a elecciones y que éstas lleven a Netaniahu al poder. En las actuales circunstancias, no sería nada improbable que éste forme una coalición con sus aliados naturales, Israel Beitenu de Liberman y Unidad Nacional de Eitam, quien bien podría pasar a ser ministro de Defensa.
Me temo que sin Livni, el mesianismo más temible llegue a ser gobierno.
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