Amos Oz no es un escritor de mi devoción y tampoco lo es como activista político y eso a pesar de que tengamos muchos puntos en común (aunque a veces me hagan dudar si realmente soy de izquierdas o no, tendré que replantearmelo); eso se debe a que leyendo algunos de sus escritos, hace ya unos años, detecté el mismo fanatismo del que acusaba a la derecha israelí.
Quizás sea yo mismo un radical al pretender entendimiento entre dos posturas tan teóricamente antagónicas, pero en el fondo quiero pensar que ambas partes quieren lo mejor para Israel, lo malo es que la izquierda tenga menos problemas a la hora de plantearse sentarse a dialogar con los fundamentalista de Hamas; y la derecha en negociar con Fatah; que sentarse una frente a la otra para tomarse un café.
Veo con cierta preocupación, o alivio, (será eso de mal de muchos consuelo de tontos) que es algo global. Es suficiente ver hechos tan absolutamente temibles como los últimos cuatro años de la política interior española, con izquierda y derecha llamándose de todo; o la huelga de la izquierda en Francia porque Sarzoky había ganado las elecciones (que ejemplo de democracia… ufff)
El otro día vi en un programa de televisión ("Sé lo que hicisteis") al casi seguro candidato a la presidencia de EEUU por el partido republicano, McCain, en una entrevista con una presentadora lesbiana, Ellen Degeneres, que ha anunciado que pronto se casará con su pareja. Preguntado el candidato sobre su opinión sobre los matrimonios homosexuales dijo que estaba en contra, sin aspavientos, sin buscar ningún tipo de corrección politica. Del mismo modo ella respondió y tras un “cada uno sabe lo que el otro piensa y respeta su opinión” el candidato le deseó la mayor felicidad del mundo, la pequeña venganza de la presentadora fue preguntarle si la llevaría al altar. La respuesta fue una sonora carcajada por parte del republicano. ¿Se podría dar una conversación así en este occidente más oriental?
Volviendo a Amos Oz, gracias a Safed-Tzfat encontré una entrevista que el periódico el país le hizo hace cuatro años en la presentación de Una historia de amor y oscuridad. Safed-Tzfat había resaltado un extracto, la respuesta de una pregunta hecha a mala idea (viniendo de el país no es algo excepcional), yo he preferido rescatar la entrevista casi completa. Sigo sin aguantar demasiado bien las ideas buenistas de Amos Oz para salvar al mundo, no puedo evitarlo.
Pregunta. La historia de su familia se asemeja a la historia vivida por los judíos en los dos últimos siglos.
Respuesta. En esta novela hay una saga histórica que tiene que ver con el pueblo judío en Europa, gente que la amaba y la ayudaba a crecer, y que eran europeos mucho antes que los demás. Eran europeos cuando todos los demás eran patriotas alemanes o españoles. Fueron expulsados de Europa en los años treinta del pasado siglo de forma violenta, lo que fue una gran suerte para ellos. De no haber sido echados entonces habrían sido asesinados en los años cuarenta. Una vez expulsados de Europa no tenían adónde ir. Tuvieron que ir a Jerusalén, crearon Israel como un barco de salvación. Querían que llegara a ser el país más maravilloso del mundo y fue una desilusión. La única manera de mantener vivos los sueños es no llegar nunca a realizarlos. Da igual si estamos construyendo un país, imaginando una fantasía sexual o escribiendo una novela. Israel existe y no es maravilloso ni perfecto.
P. ¿Qué ha tenido que pasar para que pudiera saldar cuentas con su pasado?
R. Tiempo. El momento llegó una vez que hice las paces conmigo mismo, con mis padres y con el mundo en el que me he criado. Ya no siento ira, ya puedo ver a mis antepasados, a mis ancestros, con humor, con pasión, con curiosidad y con ternura. Necesitaba hablar con ellos. No por razones reivindicativas. Necesitaba hablar acerca de mi país y de mi pueblo, pero no de una forma agresiva, sino de forma humana.
…
P. En su novela transmite el amor que siente por los libros y por la literatura.
R. Yo no me crié en el parque o en los campos, sino en un sótano como si fuese un submarino lleno de libros. El paisaje de mi infancia son cuatro paredes repletas de libros en lenguas que no pude leer. El mundo de los libros para mí fue más real y más sensual que el mundo exterior.
P. Muchos de los hombres y mujeres que terminaron su viaje en Israel se han sentido frustrados.
R. Mi familia no tuvo adónde ir en los años treinta porque cada puerta del mundo se les cerraba en sus narices. La mayoría de mis familiares están muertos, o quemados, en Europa, eso significa que Israel, en términos relativos, era un paraíso. Paraíso e infierno, depende del lugar del que se procede. En 100 años de guerra con los árabes el número de judíos muertos es de 22.000. En un día en el pueblo de mi madre, en Ucrania, los alemanes mataron a 25.000 judíos. Eso no quiere decir que yo acepte la situación actual. Durante los últimos 30 años he luchado a favor de la paz y la comprensión, pero nunca voy a decir que Israel haya sido un error.
P. ¿Qué reprocha a los europeos?
R. Si fuera ciudadano de Europa tendría mucho cuidado en no señalar a nadie con el dedo, ni a los israelíes ni a los árabes. No ayuda al proceso de paz y hace que los de ambos lados sean más intransigentes y más paranoicos. Europa tiene que ser cautelosa con los árabes y los judíos porque ambos han sido víctimas de Europa. Los árabes a través del imperialismo, el colonialismo, la explotación. Los judíos a través de la discriminación, la persecución, la expulsión y, finalmente, de una masacre masiva de una escala sin precedentes. Vale la pena tener en cuenta que el conflicto entre judíos y árabes es, de verdad, un enfrentamiento entre dos víctimas de Europa.
…
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