LOS JUDÍOS Y FINLANDIA

Finlandia consiguió su independencia de Rusia en 1919, aprovechando la Revolución Bolchevique, la invasión alemana y la ayuda sueca.Finlandia y Alemania se convirtieron en naciones amigas, pero en 1939 el pacto entre Hitler y Stalin enfrió esa amistad; juntos se repartieron Polonia y zonas de influencia en Europa: Stalin dejaba las manos libres a Hitler en el Oeste y mientras él podía hacer lo que quisiera en el Este.
En ese mismo año la URSS obligó a Estonia, Letonia y Lituania (que se habían independizado con Finlandia) a aceptar bases militares soviéticas en sus territorios; al año siguiente fueron anexionadas por Stalin, junto con Besarabia, perteneciente hasta entonces a Rumanía.
Mientras, el líder soviético exigió a Finlandia, además de la presencia militar soviética en su territorio, la cesión de varios territorios.Pero Finlandia se negó.Stalin atacó a Finlandia el 30 de noviembre de 1939. No podía perder: 100 divisiones contra 17, 1000 aviones contra unos pocos anticuados cacharros, tanques, infinitos cañones. Su objetivo ahora era el país entero.
Nadie apoyó a Finlandia, prácticamente. La Sociedad de Naciones expulsó a la URSS (creo que Stalin se llevó un disgusto tremendo); Gran Bretaña y Francia habían declarado la guerra a Alemania por el ataque a Polonia, pero cuando la URSS el 17 de septiembre también invadió el territorio polaco no hubo ni amenazas; así que al ataque a Finlandia los Aliados no le prestaron mucha atención, no querían ni imaginarse lo que sería una guerra contra Alemania y la URSS juntas.
Sólo Suecia envió unos voluntarios y aviones a Finlandia, y España y varios países sudamericanos algo de armamento y materias primas.
Para sorpresa del mundo Finlandia aguantó. Los soviéticos no conseguían atravesar la línea Mannerheim, y más al norte los finlandeses aniquilaron un cuerpo de ejército ruso. Los soldados ucranianos no estaban preparados para luchar en esas condiciones, ni querían hacerlo; pero los finlandeses sí, para lo único que habían sido entrenados, y mucho, era para defender sus fronteras. Podían disparar esquiando.En febrero los fineses ya no podían más, el mito de David y Goliat se venían abajo: los soviéticos eran demasidos.
Pero Stalin estaba intranquilo, el asunto se estaba alargando demasiado, en Alemania se apoyaba a Finlandia a voces y aunque Hitler hasta ese momento había respetado el pacto, Stalin temía que dejara de hacerlo. O que interviniesen más países.
Así que le vino muy bien que Finlandia pidiera la paz. En la Paz de Moscú, en marzo de 1940, Finlandia perdió territorios (que hoy siguen perteneciendo a Rusia), pero consiguió mantener su independencia.En 1941, Hitler ya estaba decidido a poner en práctica su vieja fantasía de atacar Rusia y se lo comunicó a Finlandia. Los finlandeses decidieron apoyar el ataque, pero sólo para recuperar los lugares perdidos. Y así fue: en poco tiempo los fineses llegaron hasta sus antiguas fronteras y allí se detuvieron. Quizá podían haber entrado en Leningrado desde el norte, pero ni lo intentaron, a pesar de las presiones alemanas. Hasta 1944 se limitaron a rechazar contraataques rusos, y muy exitosamente por cierto (Eino Juitlaanen, el máximo as de caza finlandés, derribó 92 aviones soviéticos). Pero en ese año nuevamente el poder militar de Stalin era imparable, y Finlandia otra vez pidió la paz. Tuvo que expulsar a sus aliados alemanes de su territorio (que se fueron bastante rápido) pero mantuvo su independencia: los Aliados no olvidaban el ataque de 1939 y Stalin no quiso remover cosas que no le convenían
Mientras duró la alianza entre Alemania y Finlandia los nazis presionaron a los finlandeses para que deportaran a sus judíos.En Finlandia había unos cuantos miles de judíos, perfectamente integrados en la sociedad, que no fueron entregados a los nazis: las autoridades finlandesas contestaron que EN FINLANDIA NO HABIA PROBLEMA JUDÍO.
Es más, incluso se acogía a refugiados judíos que huían de los nazis (en colaboración con Suecia desde 1943). Estos últimos presionaron en 1942 para que Finlandia entregara a dichos refugiados, que eran unos 300 (serían más después; al fin y al cabo no eran finlandeses.
Finlandia entonces, ante tantas presiones nazis, decidió entregar a ocho (ignoro qué criterios emplearon para escogerlos). Ocho para salvar a 292, y a los miles de judíos fineses.Los nazis no insistieron más.LOS JUDÍOS FINLANDESES COMBATIERON CONTRA LOS SOVIÈTICOS, AL LADO DE SUS COMPAÑEROS ALEMANES.
NOTA: ARTICULO PEDRO NÚÑEZ DÍÁZ