Lo curioso en sí, es que esta noticia se ha convertido en la comidilla de todos aquellos pro-palestinos que no tienen otra cosa que hacer que preocuparse sobre la vida sexual de un, ante todo, hombre adulto que tiene todo el derecho del mundo de hacerle a su cuerpo lo que le de la realísima gana. Pero resulta que este ser humano no es una persona cualquiera, resulta que además de judío, es israelí y es embajador. Y ahora además homosexual y sadomasoquista. (Estoy por ahorrarme el chiste fácil).
Llama la atención el tiempo que han gastado algunos en imaginarse lapidaciones, fusilamientos, y demás paranoias, como posible castigo al embajador “díscolo” (sic). Aunque nada comparable con el interés inusitado que llama la atención en una gente que se considera a si misma liberal (en lo que se refiere a las conductas sexuales). Parece ser que les ha traumatizado que Israel tenga un embajador homosexual. (No es el primero, siento defraudarles). Resulta que se les olvidó que la última vez que Israel ganó Eurovisión fue gracias a una transexual “Dana Internacional”, que la última película israelí estrenada en España, es de un director gay, y la temática del film también lo es: “Yossi & Jagger”. Menos conocido es que uno de los últimos cantantes que representó a Israel, ¿les suena “Palabras de Amor”? es gay declarado. O que el parlamento israelí ha ratificado la legalidad de las uniones entre personas del mismo sexo realizadas fuera de Israel. (Por ahora en Israel no existe el matrimonio civil).
Así que mientras uno lee y escucha eso del “joder… mira con el embajador…” y algunas frasecitas más del estilo que se pueden ir imaginando, uno se queda mirando al ser capaz de soltar esa clase de tonterías e intenta olvidar que es el mismo capaz de soltarte un discurso de dos horas sobre el peligro de la homofobia o sobre lo cabrones que son aquellos que no entienden que cada uno con su cuerpo puede hacer lo que quiera. ¿Por qué será que eso no se lo aplican a si mismos?
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