La crítica y el cuestionamiento estaban prohibidos. Cuando yo hacía cualquiera de ellos, se me decía: "Los musulmanes no pueden amar a los enemigos de Alá, y aquellos que lo hagan no recibirán clemencia en el infierno". Cuando era joven, visitaba a una amiga cristiana en El Cairo durante las oraciones de viernes, y ambas escuchábamos los ataques verbales contra cristianos y judíos desde los altavoces fuera de la mezquita. Decían: "Que Alá destruya a los infieles y a los judíos, los enemigos de Alá. No debemos frecuentarlos o hacer tratados con ellos". Escuchábamos a los muecines y respondíamos “Amén”.
Mi amiga parecía asustada; yo estaba avergonzada. Allí fue cuando me di cuenta por primera vez que había algo que estaba muy mal en el modo en el que se enseñaba y practicaba mi religión. Tristemente, el modo en el que fui educada no era único. Centenares de millones de musulmanes más también se han criado con el mismo odio a Occidente y a Israel como modo de distraer de los fracasos de sus líderes. Las cosas no han cambiado desde que era pequeña en los años 50.
La televisión palestina exhorta a los terroristas, y los libros de texto niegan la existencia de Israel. Más de 300 escuelas palestinas son bautizadas en honor a 'shahids' (mártires). ¿Qué clase de mensaje envía eso acerca del papel de los terroristas? Que son héroes. Los líderes que firman tratados de paz, tales como el Presidente Anwar Sadat, son asesinados. Hoy, el presidente islamofascista de Irán utiliza soflamas nucleares, negaciones del Holocausto y amenazas de "barrer a Israel del mapa" como modo de mantener el control de su dividido país.
Desde mi niñez en Gaza hasta hoy, culpar a Israel y a Occidente ha sido una industria del mundo musulmán. Cuando quiera que la paz pareciera alcanzable, los líderes palestinos encontraban grupos que harían de todo para sabotearla. Permitieron que su pueblo fuera utilizado como carne de cañón de la jihad árabe. Los dictadores de los países circundantes a los palestinos estaban completamente satisfechos de explotar a los palestinos como distracción de los problemas de sus propios patios. La única voz fuera del control gubernamental en estas áreas han sido las mezquitas, y estos lugares de culto se han llenado del lenguaje de la jihad.
¿Es sorprendente que tras décadas de adoctrinamiento en una cultura de odio, esa gente odie realmente? La sociedad árabe ha creado un sistema de dependencia del miedo a un enemigo común. Es un sistema que les ha traído la tan necesarias unidad, cohesión y conformidad en una región recorrida por feudos tribales, inestabilidad, violencia y corrupción egoísta. Así que los líderes árabes culpan a los judíos y a los cristianos en lugar de proporcionar buenas escuelas, carreteras, hospitales, viviendas, empleo o esperanzas a sus pueblos.
Es hora de que los árabes y los musulmanes defiendan a sus familias. Debemos dejar de permitir a nuestros líderes que utilicen a Occidente y a Israel como excusas para distraer de su propia dirección fracasada y de la ausencia de libertades de sus ciudadanos. Es hora de dejar de permitir que los líderes árabes se quejen de las viñetas mientras cierran los ojos ante la gente que difama el islam sosteniendo Coranes en una mano mientras matan gente con la otra."
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