En el tiempo del Imperio Romano, dos jóvenes judíos habían crecido juntos y se habían hecho grandes amigos. Después de un tiempo, la mitad de la tierra quedó en control del imperio romano y la otra en control del sirio. Ellos se casaron y cada uno se quedó viviendo bajo un imperio distinto. Sin embargo, siguieron siendo amigos muy cercanos. Una vez, cuando el joven de Roma estaba visitando Siria, alguien falsamente lo acusó de ser un espía. Entonces lo trajeron al emperador Sirio y lo sentenciaron a muerte. Mientras estaba siendo llevado para ser ejecutado, le preguntaron si tenía algún último pedido. Entonces el hombre pidió: "Por favor, déjenme regresar a Roma y arreglar mis negocios y despedirme de mi familia. Después regresaré y me podrán ejecutar".
El emperador se rió "¿Estás loco? ¿Qué garantía tengo de que regresarás?". El judío le dijo: "Tengo un amigo en Siria que se quedará en mi lugar hasta que yo regrese. Él será mi garantía. Si no regreso lo matarán a él en mi lugar". El Emperador estaba intrigado. "Esto lo tengo que ver. Bueno, trae a tu amigo". El judío sirio fue llamado. Muy seguro aceptó tomar el lugar de su amigo en la prisión y ser matado en lugar de su amigo si el otro no regresaba. El emperador estaba tan asombrado de ese arreglo que aceptó dejar ir al judío romano. "Te daré 60 días. Si no estás de regreso para el amanecer del día 60 tu amigo está muerto".
El judío romano se apresuró a despedirse de su familia, poner sus cosas en orden y regresar. Después de un tiempo muy agitado y muchas lágrimas, empezó su viaje con mucho tiempo de anticipación. Pero aquellos días eran días de navegación a vela, y se podía esperar al viento correcto durante mucho tiempo. Como no pudo ser de otra manera, no hubo viento por varios días, y el barco se retrasó. Para el tiempo que el judío romano llegó a Siria, el amanecer del día 60 estaba comenzando. Como acordaron, los guardias tomaron al judío sirio para ejecutarlo.
En esos días, la ejecución era un evento de gala. Temprano en la mañana el público empezaba a juntarse. Finalmente, mientras estaban a punto de realizar la ejecución, el judío romano llegó corriendo diciendo: "Esperen, aquí estoy, no lo maten!". Pero el judío sirio protestó: "No lo pueden matar a él, llegó muy tarde, y yo soy la garantía. Me tienen que matar a mí en su lugar". Cada uno se mantenía firme en su posición: "Mátenme a mí". "No, a mí en su lugar". El ejecutor no sabía qué hacer. ¡El público estaba escandalizado!
Finalmente el emperador fue llamado. Con asombro y sorpresa se volteó hacia los dos judíos y les dijo: "Los voy a dejar libres a los dos con una condición. ¡Que yo pueda ser su tercer amigo!".
Aquí tenemos esta anécdota que refleja a la perfección la 'introducción' que hace la Torá para todo aquel que comienza a buscar su pareja. Lo que refleja el relato es lo que la 'verdadera unidad' nos brinda. Todo comienza por el mismo versículo de la Torá: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"; y luego dice "Yo soy D-s". La unidad en una pareja es tan preciada. No hay forma de comenzar a pensar en la búsqueda de una pareja sin tener en cuenta esta piedra angular del amor por el prójimo. Por último, dicen nuestros Sabios: "Si el hombre y la mujer son merecedores, la Divinidad posa sobre ellos", lo que significa que si estamos verdaderamente unidos, tenemos la ayuda y el poder de D-s detrás nuestro.
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