¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

domingo, 25 de mayo de 2008

Una paz cínica (No es el momento para una paz verdadera)

Los festejos del 60 aniversario de Israel y la conmemoración de los 60 años de la Nakba palestina son un hito en el cual conviene examinar la situación del proceso de paz entre las partes.


¿Por qué, por ejemplo, por lo menos desde "Oslo" fracasan una y otra vez todos los intentos de conciliación entre los dos pueblos? ¿Es posible que aquel acuerdo fuera un trauma que demostrara a las partes hasta qué punto no están preparadas para la paz? ¿Es suficiente con el hecho de que Estados Unidos quiera la paz entre ambas para perseguirla?


Desde la creación del estado, la izquierda israelí ha impulsado a sus líderes a conseguir acuerdos de paz con los árabes, casi a cualquier precio; impulsó a una "Paz Ahora", una paz en la que los nobles israelíes cederían ante los débiles árabes desde una posición de fuerza, una especie de "paz de los generosos". Según la izquierda, una vez firmada la paz con nuestros vecinos, su contenido será menos importante, ya que de cualquier manera el acuerdo se "enderezaría" a medida que avanzara. La izquierda veía sólo las posibilidades. Solía recordar tiempos pasados en Eretz Israel, en los que el judío vivía junto al árabe sin perturbaciones. También citaba otros momentos y otras regiones históricos del mundo, en las que decenas de años de horror culminaban con una paz verdadera. Se podría hacer la paz con los árabes, insistían en la izquierda, si sólo se hallara un líder audaz.


Del otro lado, la derecha dudó de casi cualquier plan de paz que surgiera. Estaba inmersa exclusivamente en el análisis de las verdaderas intenciones del enemigo; la derecha sólo veía los peligros que emanarían de los acuerdos al firmarse, y no estaba dispuesta a ceder en nada. Durante largos años la derecha ha rechazado todo acuerdo de paz, dado que "no se puede entregar partes de la patria".


Desde "Oslo" la derecha ha rechazado a los árabes como pueblo. La frustración por el no cumplimiento de los acuerdos y por el estallido de la Intifada Aqsa, que se motivó la crítica y la sensación de frustración de parte de la izquierda israelí, llevaron a la derecha a cerrarse a todo proceso posible, y a emitir consignas extremistas del tipo: "Si no hay árabes, no hay atentados".


Desde el fracaso de "Oslo", no se escucha casi a la izquierda, ni tampoco a la derecha. Es posible que tanto unos como otros hayan culminado su papel. El espacio que dejaron fue ocupado por los creyentes en un nuevo tipo de paz: la paz cínica.


Esta paz carece de un apoyo verdadero, ni en el lado israelí, ni en el palestino. Como mucho la elogiarán en los pasillos de la Casa Blanca o en la sede del Cuarteto. La paz cínica se caracteriza por un fuerte odio entre las partes; por una hostilidad que crece cada día; por continuados actos terroristas y sus represalias, por una creciente desconfianza mutua; por una "facturación dual": una militante, frente a la opinión pública propia, y la otra "moderada", frente a la opinión pública mundial.


La paz cínica alcanzó nuestra la conciencia con el "Discurso de la Jihad" de Arafat en Johanesburgo, cuando poco tiempo después de la firma del acuerdo con Israel, la parte palestina llamó a la destrucción de la parte israelí. En el proceso de paz cínica se encuentran altos representantes de los palestinos con sus pares israelíes y concuerdan que el problema de los refugiados palestinos es solucionable, y luego vuelven a sus ciudades y aldeas y llaman a "Jek El Uda" (derecho al retorno también a territorio israelí).


Esa paz cree en el blindaje de las casas, de las escuelas y de los barrios como modo de vida. Incluso ve el refugio blindado como un medio generador de confianza. La paz cínica puede incluso sacrificar a una ciudad entera para que sirva de blanco en un campo de tiro.


Esa paz se centra en el firme deseo de contentar a todo precio al Tío Sam; es una paz de "foto-oportunidad", de palabras huecas, como: "Dos estados para dos pueblos, y que viven el uno junto al otro" (Bush), o: "La Paz de los valientes" (Arafat), o: "Continuaremos con la paz como si no hubiera atentados" (líderes israelíes).


Se trata de un proceso febril y apurado, especialmente por los norteamericanos; un proceso cuyos impulsores están seguros de que las partes están maduras para la paz, pero no es así; es una paz que se empecina en ver a Abu Mazen y a Abu Alá como a unos dignos líderes palestinos, capaces de firmar un acuerdo de paz y también de cumplirlo, aunque sea en contra la opinión de la mayoría de los palestinos.


Esta paz cínica es igual que la "hudna" (alto el fuego) que propone el Hamás, es decir, no más que un paso táctico para preparar mejor las fuerzas del enemigo para un enfrentamiento futuro con Israel.


La pregunta a todas estas afirmaciones es siempre: ¿cuál es la alternativa? La izquierda solía decir: hay que alcanzar la paz, porque ¿hasta cuando se derramará la sangre? Y entonces resultó que una paz de cierto tipo no evitaba necesariamente el derramamiento de sangre. La derecha solía decir: no hay que creer en los árabes porque en el momento que lo hagamos se derramará sangre. Pero hoy se derrama sangre sin que hayamos dado nuestra confianza a la parte palestina.

Moshe Elad Ynet tomado de Safed-Tzfat

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