¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

jueves, 14 de febrero de 2008

Los Israelies no lloran

Cada día con mayor intensidad los terroristas religiosos de Hamas lanzan desde Gaza cohetes Kassan sobre viviendas de Israel.
A veces matan, pero por su estoicismo se diría que las familias de las víctimas no sienten dolor: nunca ofrecen espectáculos desgarradores, como los allegados a los terroristas cuando los israelíes los atacan.
Los israelíes no gritan, no se mesan los cabellos ni se arrojan ceniza, y si alguien queda descuartizado por un misil, retiran silenciosamente sus despojos de las ramas de algún árbol, de la pared donde están pegados.
Se les pregunta por qué no expresan su sufrimiento, y responden que no va en su carácter y que deben mantener la dignidad y la entereza. Como hacían sus antepasados si sabían que iban a las cámaras de gas.
Aunque ahora hay respuesta: un helicóptero o un avión israelíes lanzan un ataque preciso sobre el lugar de donde salieron los Kassan. Pero muchas veces los terroristas ya han huido dejando varios niños palestinos allí.
Que aparecen muertos en las televisiones de todo el mundo. Cuerpecillos a los que abrazan mujeres que gritan afligidamente, por hombres que chillan dándose golpes de pecho, todo dentro de un clima asfixiante, barroco y enrojecido con la sangre infantil.
En ese ambiente emotivo los periodistas solemos olvidarnos de contar que los terroristas islamistas muchas veces dejan niños en lugares peligrosos mientras huyen esperando que la muerte de los inocentes conmocione el mundo. “Ojala amaran tanto a sus hijos como nos odian a nosotros”, decía Golda Meir.
Hubo jefes terroristas cuya guardia de corps era una docena de esos niños. A veces los envuelven en bombas y los explosionan a distancia.
Las guerras son también de propaganda. Y los israelíes la están perdiendo.

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