Estos cinco columnistas o articulistas denunciarían con dureza la criminalidad asesina judía, e instarían a una guerra cultural contra el fanatismo judío. Algunos exigirían no repetir el error cometido después de la masacre criminal de Baruch Goldstein, y evacuar de inmediato los asentamientos (si hubieran sido los colonos). Otros más pedirían que se investigara lo que sucede en las yeshivas Hesder, las cuales ofrecen estudios de la Torá junto con el servicio militar, y el sistema de educación religioso estatal (si hubieran sido los sionistas religiosos).
Seleccionando citas de matiz racista entresacadas de antiguos escritos de rabinos de otras épocas, se harían comparaciones históricas con los asesinatos de Emil Gruenzweig y de Yitzhak Rabin, y con el de Martin Luther King.
Al día siguiente, Mer Khamis se habría convertido en todo un icono. En manifestaciones celebradas los sábados por la noche (en las plazas emblemáticas), miles de personas portando velas se reunirían para llorar al asesinado héroe de la paz y se levantarían contra los poderes de las tinieblas. El asesinato de Mer Khamis a manos de judíos conseguiría reconstruir la izquierda israelí, unificarla y enviarla hacia una nueva batalla contra el fascismo judío asesino.
Pero Juliano Mer Khamis no fue asesinado por judíos. Así pues, en lugar del titular enorme (en el Haaretz) la noticia del asesinato apareció en un lugar mucho más modesto y discreto. Y en lugar de cinco artículos furibundos, sólo recibió un (bello) elogio.
Nadie pues habló sobre el racismo, el fanatismo y el fascismo. Nadie habló de los sistemas educativos que propagan el odio, ni de rabinos de otras épocas. Mer Khamis no se convirtió en un icono, y miles de personas no salieron a la calle para manifestarse por el héroe de la paz. El asesinato de Mer Khamis no planteó en la izquierda israelí ni protestas, ni indignación, ni santa cólera. La izquierda israelí, que sabe exactamente qué hacer cuando el responsable de un asesinato es un judío, no sabe qué hacer cuando los asesinos son palestinos.
El asesinato por palestinos de un héroe de la paz no tiene lugar en el mapa emocional e ideológico de la izquierda. El asesinato por palestinos de un héroe de la libertad socava los dogmas y subvierte los paradigmas de la izquierda israelí. El asesinato de Mer Khamis por palestinos es un crimen invisible y/o "provocado" por la represión y la ocupación.
Este es un tema profundo y candente que va más allá de la izquierda israelí. Una de las características sobresalientes de la "Ilustración occidental" en el siglo XXI es su incapacidad a la hora de denunciar a las fuerzas del mal en el mundo árabe-musulmán. A la "Ilustración occidental" del siglo XXI sólo le gusta criticar a Occidente. Y sobre todo le gusta criticar a los aliados de Occidente en el Oriente Medio. Pero cuando el mal tiene como origen al propio Oriente, la "Ilustración occidental" del siglo XXI permanece en silencio.
Realmente, no sabe cómo lidiar con eso. Es fácil salir en contra de los pro-occidentales, por ejemplo Hosni Mubarak, pero es muy difícil conseguir que se critique a los Hermanos Musulmanes. Es fácil criticar al primer ministro Benjamin Netanyahu, pero es difícil hacer lo mismo con Bashar Assad. El Occidente ilustrado es incapaz de luchar contra el Irán de Ahmadinejad, pero le resulta muy sencillo luchar contra los Estados Unidos de Bush, la Sudáfrica de Botha o la Serbia de Milosevic.
El resultado es una muy larga serie de distorsiones. La sangre de las víctimas mortales del Mármara (la flotilla) es más importante que la sangre de aquellos que fueron asesinados y colgados en Irán. La sangre de los muertos en Gaza es más importante que la sangre de los muertos en Damasco y Dara'a.
El complejo post-colonial occidental hace que la "Ilustración occidental" ignore sistemáticamente las injusticias causadas por las fuerzas anti-occidentales. Por lo tanto, pierden la capacidad de ver la realidad histórica en su conjunto, en toda su complejidad. También hacen acto de deslealtad e injusticia.
Discriminan entre los diferentes tipos de clases de mal y entre la diferente importancia de la sangre y del tipo de víctima. Se trata a las sociedades del tercer mundo como si no estuvieran sujetas a las normas morales universales [N.P.: claro que eso sería colonialismo e imperialismo por su parte, horror de los horrores].
Todavía no está claro quién asesinó a Mer Khamis. El motivo podría haber sido financiero, personal, religioso o cultural. Pero está claro que no fue asesinado por ser un ocupante, un opresor o un colono. Mer Khamis fue asesinado porque era un hombre libre, alquien que propagaba la libertad en una sociedad que no es libre.
Esta es la dura realidad que debemos afrontar. Esta es la dura verdad que debemos mirar a los ojos. La "Ilustración occidental" y la izquierda israelí no pueden seguir ignorando el lado oscuro de la realidad del Oriente Medio.
PD: En una web de la izquierda israelí, Desertpeace, así retratan el asesinato:
El período de luto por Juliano Mer Khamis terminará pronto, pero a lo que él dedicó su vida y simboliza no tendrá fin. No me importa quien efectivamente apretó el gatillo de la pistola que mató a Juliano. En realidad, fue asesinado por la ocupación que lo despreciaba. Una ocupación que es responsable de la creación de monstruos en ambos lados, monstruos tan lleno de odio y veneno que cualquiera de ellos podría ser el culpable. Una parte de todos nosotros, fue asesinado esta tarde en Jenin por ese monstruo.Me temo que el artículo de Ari Shavit pasará desapercibido para todas estas "bellas almas de progreso", ciegas por voluntad propia ante la presencia de otro tipo de "monstruos". Y es que reconforta tanto la superioridad moral...
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