¿De qué va esto?

Esto es un blog pro-Israeli.

Lo creamos hace ya casi cinco años, en los albores de la operación Litani, tras el secuestro de Ehud y Eldad. Cuando Gilad llevaba más de un mes en manos de Hamas.

Han pasado casi cinco años. Gilad sigue en manos de Hamas, Ehud y Eldad volvieron a Israel. Muertos. Muchas cosas han pasado, pero poco ha cambiado. Una tregua, Sderot bajo el fuego de los qassam, atentados, una operación contra Hamas, la reconciliación entre Fatah y Hamas, informes sesgados, la ONU, secuestros en Gaza, flotillas pseudo-pacifistas…

Lo que nos hizo abrir este blog en ese momento, fue notar que no recibíamos información sobre lo que pasaba en Israel. Empezamos a traducir noticias, a escribir crónicas basándonos en la información que recogíamos de fuentes de todo el mundo.

Después la calma, después otras luchas en otros lugares. Nos volvimos más críticos, más pesimistas.

Pero seguimos aquí, y pensamos, que pese a quien pese, Israel seguirá existiendo. Y seguiremos peleando, para que eso sea así.

viernes, 22 de abril de 2011

Hamas tiene problemas

Según parece, en los últimos años, el salafismo se ha puesto de moda en Gaza. Miembros de grupos salafistas que han atentado en Iraq y Egipto confesaron haberse estado entrenando en Gaza. Delante de las narices de una Hamas a la que abiertamente desprecian.

Uno de los grupos es Tawhid wa Al-Jihad. Recientemente celebre, por ser responsable del secuestro, tortura y asesinato del activista propalestino Vittorio Arrigoni. El italiano fue acusado de “propagar la corrupción” —deduzco que moral—, de provenir de un estado infiel —Italia—, o por ser gay —es uno de los rumores que corre últimamente por la red, además de su relación con la responsable de AI de la zona—, u occidental, por fumar, por hablar con las mujeres palestinas directamente, por beber… o por todo eso.

Pero Tawhid wa al-Jihad no es el único grupo de corte salafista que ronda por Gaza y pretende hacerle la competencia a Hamas. Otro de los grupos es Jund Ansar Allah, el grupo salafista que declaró su intención de convertir Gaza en un estado verdaderamente islámico desde la mezquita de Ibn-Taymiyah, con una verdadera implantación de la Ley Islámica y la Sariah. La declaración acabó con 24 muertos —12 miembros del grupo salafista, 6 miembros de Hamas y 6 civiles, entre ellos 3 niños de entre 8 y 13 años— y 130 heridos —entre ellos un niño egipcio de 3 años que se encontraba en Egipto—.

El líder acabó muerto en un extraño incidente que a la prensa —sobre todo la española— no parece que le llamara demasiado la atención. ¿Han oído alguna vez hablar de un líder espiritual musulmán suicidándose con una carga explosiva para matar a un mediador? Esa es la versión que dio Hamas sobre la muerte del jeque Abdel Latif Moussa, líder del grupo salafista Jund Ansar Allah.

No es que prefiera el salafismo a Hamas, sería como escoger entre que te peguen un tiro en la cabeza o en el corazón, las posibilidades de morir son las mismas. Son los métodos salvajes de Hamas que los defensores de los derechos humanos, las ONG’s, los periodistas, los pacifistas etc. no tienen tiempo de denunciar.

Uno puede estar de acuerdo o no —yo estoy más bien en contra— con lo de “suicidar” al líder de un grupo que ha cometido varios ataques contra Israel, que ha puesto bombas en cibercafés en Gaza, y que pretende instaurar un régimen fundamentalista islámico regido por la Sharia. Está claro que ni su ideario, ni sus acciones favorecen a nadie más que a ellos mismos. Ni es bueno para Israel, ni es bueno para los palestinos.

Pero uno esperaría más resonancia ante un hecho como el asalto de Hamas a una mezquita, sobre todo al conocerse los detalles del asalto. Hamas cerró el recinto y se lanzaron varias granadas dentro, dio orden a sus tropas de ejecutar a todos —y hay una grabación que lo prueba—, hay pruebas fotográficas presentadas por la ANP de que varios miembros del grupo fueron ejecutados. Seis civiles resultaron muertos, entre ellos tres niños, y hubo más de 130 heridos. Si Israel hubiera osado asaltar una mezquita los gritos de condena habrían inundado el mundo. Pero no todos jugamos con las mismas reglas.

Pero del mismo modo que se silenció el asalto a la mezquita, se silencia que Vittorio Arrigoni fue asesinado por un grupo salafista palestino, o que Juliano Mer-Khamis fue asesinado por un militante de Hamas.

“Hablemos de locos, de dolor, de injusticia, de venganzas, pero ocultemos la verdad y culpemos de todo a Israel o a una conspiración perpetrada por el Mossad”. Ese es el leitmotiv de ya sabemos quienes.

Mientras tanto, Hamas tiene un problema, hay unos señores aún más radicales que ellos, el movimiento está de moda y parece que seguirá coleando. Dicen que ese tipo de cosas pasan, cuando pones a gente como Bin Laden en un pedestal. Parece que Hamas está empezando a enterarse. Y sabiendo como se las gasta Hamas, habrá otro baño de sangre.

Y que nadie se engañe, estos grupos pretenden también la destrucción de los judíos, y la destrucción de Israel. No son nuestros colegas.

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