martes, 28 de junio de 2011
Hablemos de Yarmouk
¿Les suena Yarmouk? Seguramente no. Es un campo de refugiados palestinos ¿sigue sin sonarles? No me extraña, Yarmouk no es un campo de refugiados oficial, pero existe desde 1957 en Damasco. No es oficial porque no parece un campo de refugiados tradicional, no tiene tiendas de campaña ni chabolas. Es una zona residencial, con Internet cafés y salones de belleza, con taxis y microbuses –eso cuenta la BBC –.
En Yarmouk hace unos días pasó algo, un pequeño incidente —lo llamaré incidente, aunque no me sienta cómodo llamando “incidente” a la muerte de 14 personas—. Dentro de la cantidad de historias relacionadas con el conflicto que nos han inundado en los últimos dos meses, lo ocurrido en Yarmouk no parece más que una anécdota, no al nivel de las declaraciones del muftí libanés que cabreado por lo que considera un robo por parte de los palestinos de territorio libanés, les ha pedido “diplomáticamente” que se larguen del país. Ese tipo de comentarios “diplomáticos” que en labios del rabino Ovadiah habrían terminado con unos cuantos artículos hablando del racismo judío; —siendo justos, el rabino Ovadiah tuvo su momento de gloria, dejando en muy mal lugar a toda la comunidad judía mundial—.
Tampoco llega al nivel de la historia del perro poseído por un abogado laico condenado a muerte por un tribunal rabínico en Mea Shearim. Por extraño que parezca o kafkiano, o ya directamente ridículo. La supuesta lapidación de un perro poseído ha sido noticia de varios periódicos españoles, y motivo para que me interrogaran sobre el tema incluso cuando iba a comprar el pan. No ha habido perro más famoso desde Laika, o desde Lassie. Que en Greenpeace no se alteren, la perra —que no perro—, está vivita y coleando, fue recogida por oficiales municipales. Por enésima vez un rumor se convirtió en noticia.
Volviendo a Yarmouk, explicaré porque ese “incidente” me parece tan revelador. Tras un funeral en Yarmouk por los palestinos —12 según Israel y 23 según Siria—, muertos al intentar entrar ilegalmente en Israel. Los familiares enfurecidos decidieron atacar el edificio del FPLP-GC una agrupación palestina prosiria, a la que responsabilizaban de la utilización de sus hijos como carne de cañón para liberar la presión internacional sobre el gobierno de Assad. Miembros del FPLP-GC respondieron disparando contra personas desarmadas. El resultado fue de 14 personas muertas, un número desconocido de heridos y un edificio quemado.
No es extraño, esto es España, que la versión israelí sea ninguneada. La verdad es la que da el gobierno sirio, que no se explica como los palestinos han podido llegar hasta la frontera con Israel, ni siquiera sabe de donde salieron los 42 autobuses que llevaron a los palestinos hasta allí. Según un informe localizado por un periodista, los autobuses los puso el gobierno y se les proveyó de un salvoconducto para pasar los controles militares —no se debe olvidar que Siria está en una especie de estado de sitio, por las revueltas ciudadanas—. Según la versión siria, tan “objetiva” y poco interesada en desviar la atención de la prensa internacional, hubo 23 muertos y 350 heridos por armas de fuego. Según la versión israelí, los soldados de la frontera recibieron la orden de disparar por debajo de la cintura, a las piernas. Achacan el número de muertos al hecho de que la frontera entre Siria e Israel esté llena de minas anti-tanque.
Entiendo que es una noticia difícil de dirigir para un propalestino. Un grupo palestino mostrando como jugaba con la vida de sus compatriotas para defender a un régimen que no les reconoce como ciudadanos sirios. Hay acusaciones serias, el Partido Reformista Sirio acusó al régimen sirio de contratar a los palestinos para que asaltaran la frontera, ofreciéndoles 1000$, 10.000$ en caso de que resultasen muertos.
Resulta aún algo sorprendente —no demasiado si tenemos en cuenta los estándares de los periódicos españoles—, la escasa difusión que ha tenido este incidente. Este incidente nos muestra como el régimen de Assad utiliza a los palestinos para amenazar a Israel, —amenazar, porque habla de lanzar a sus 600.000 palestinos contra la frontera con Israel, ¿a nadie le recuerdan a las amenazas de Gadafi?— y para desviar la atención mundial.
Ni siquiera historias tan nebulosas como ese extraño atentado sufrido por el ejército sirio en Jisr al-Shaghur, que según fuentes más fiables se trataría del modo en el que el régimen habría lidiado con la deserción de un grupo de soldados sirios, incapaces de seguir acatando las órdenes de utilizar armamento de guerra contra los ciudadanos sirios que protestan pacíficamente en las calles.
Aunque si somos serios, después de más de tres meses de represión brutal, cientos de personas asesinadas —más de 1700—, más de diez mil personas refugiadas en Turquía, y 10.000 desaparecidos, no parece que el mundo esté muy preocupado por lo que ocurre en Siria. Teniendo en cuenta que lo máximo que se ha llegado, gracias a la amenaza de veto por parte de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU , es a impedirle a la familia Assad —que es la que controla la economía siria—, acceso a sus cuentas localizadas en Europa y EEUU.
Assad ha tenido suerte, utilizar a los palestinos como carne de cañón le ha salido gratis, nada importan las pruebas presentadas, de cómo el gobierno sirio proveyó de autobuses a los “improvisados” manifestantes, las acusaciones de partidos de la oposición, del enfado de los familiares de los muertos, del enfado y condena de lideres palestinos.
Los propalestinos profesionales no se han enterado de nada, por eso no le han montado una flotilla para exigirle que al menos les permita moverse libremente por Siria, porque por extraño que parezca, los palestinos no pueden moverse libremente por Siria sin el permiso del gobierno sirio. Sorprendente, ¿verdad?
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