miércoles, 31 de diciembre de 2008
Combates desiguales, valores desiguales
La maquinaria de guerra israelí se ha puesto en marcha, con una contundencia solo superada por la discriminatoria cobertura informativa. Cualquier vistazo casual a la prensa española dará como resultado la misma y casi unánime mueca facial de repulsa. No conozco a nadie que mire edificios destruídos, hombres y mujeres heridos de gravedad, cadáveres en tránsito y otras tétricas imágenes sin que la preocupación pueble su rostro. Hasta cierto punto hay cierta normalidad en esto. Al fin y al cabo, la humanidad y la conciencia de la mayoría de nuestros conciudadanos debería enorgullecernos ¿O no?.
La repulsa a los ataques de Israel en Gaza lleva consigo un mismo mantra en la conciencia popular, "No a Israel", en lugar del ambiguo "Sí a Palestina". Llamar anti-israelí al pro-palestino medio no es ningún juego de palabras ni una manipulación sionista de los términos. Una consideración sobre algunos esquivos matices pueden clarificar esta tésis. Lo cierto es que, cuando el pueblo palestino más sufrió en sus carnes la tiranía de su propia gente, los defensores de esta causa omnipresente en nuestro país callaron cobardemente, o, rizando el rizo, acusaron a Israel de azuzar las carnicerías que ellos mismos cometieron. El desprecio incondicional a Israel es la constante de muchos mal llamados pro-palestinos .
Mucho énfasis se ha puesto en la desigualdad de los combates, el "remasterizado" mantra de "tanques contra piedras". Hamás, para muchos, sigue siendo un grupo de milicianos que luchan por su tierra, Palestina, con lo poco que tienen. Efectivamente, ahora que les es más difícil antentar con suicidas en Israel, los cohetes caseros Kassam son los encargados de cobrarse victimas civiles en el lado israelí (o en el suyo, lo importante es cargarse a alguien). ¿Nadie se ha preguntado por qué esto ha sido una constante durante la "falsa" tregua?. Reflexionemos solo por un momento si una palmadita en la espalda es lo más aceptable para una banda de criminales que se hacen llamar patriotas (quizás suene familiar esta definición en España, siempre que nos saquemos la cera de los oídos) .Por supuesto, doy por hecho que todos sabemos que Hamás busca imponer la ley islámica en el territorio que comprende el actual Israel y Palestina, justificando por ello los ataques a civiles inocentes judíos y no judíos. Tampoco hace falta decir que Hamás sabe muy bien lo que quiere, tiene unos objetivos tan dogmáticos como cristalinos. A veces desearía que esta claridad fuera la misma en el lado democrático. En el caso de Israel, o mejor dicho, el de su gobierno, se han planteado objetivos específicos muy diferentes según los cambios de gabinete. “Por culpa” de esa democracia, su arco legislativo, sostén principal del gobierno en una república parlamentarista, muestra facciones laicas, religiosas, conservadoras, progresistas, étnicas, sin olvidarnos del malogrado Partido de los Pensionistas claro. Si hay un objetivo común omnipresente en todos los gobiernos israelíes es el de la seguridad. Ningún gobierno salido de las urnas permitiría que sus ciudadanos sean asesinados impunemente ni que su espacio territorial sea violado por enemigos que quieren ni más ni menos que la destrucción del Estado. Desde el orígen, y mucho antes, la seguridad en Israel ha sido una obsesión, cierto. Una obsesión solo equiparable a los deseos de destrucción de sus vecinos (y de sus no tan vecinos) a lo largo de la historia. Cuando esa seguridad falla el dilema es claro: "¿el cordero de Auswitchz o el león de Judá?". Una historia plagada de "corderismo" en el pueblo judío hace evidente que la segunda opción sea más tarde que temprano, la más aceptable. Ninguna decisión ha estado exenta de polémica, de debate, de discusión, de sana y a la vez testaruda deliberación en el único pedazo de occidente con algo de honor en Oriente Medio.
Poco o nada parece valer para la prensa española las bofetadas que Israel ha recibido en estos últimos años. Cualquier movimiento de tanques y soldados harán las delicias de periodistas y similares que no dudarán en contar el mismo cuento de siempre. Al fin y al cabo, una historia es más comestible cuando tenemos claro quienes son los buenos y quienes son los malos.
“Guerra desigual” puebla los titulares de periodistas que ponen a trabajar sin descanso a una neurona mientras dan vacaciones a la otra. Lo obvio se queda en las profundidades y no se atisba que la llamada guerra desigual, la diferencia de recursos militares y económicos de las partes es tan real como la diferencia entre sus valores. Las barbaridades con las que los poderes teocráticos educan a palestinos infantes y adultos en Gaza son completamente lamentables y condenables, pero permisibles por la ocupación. Los fraudes informativos son justificados por la ocupación israelí. La muerte de su propia gente a manos de sus líderes corruptos y/o fanáticos es entendible debido a ...sí exacto, la ocupación israelí. La única respuesta a la cultura del odio que envenena palestina es, para muchos de nuestros conciudadanos, la palabra "ocupación". Al final, todo gira en torno a Israel. Quizá sea por que, con toda seguridad, la única razón de existir de un pueblo que nunca se identificó como tal hasta después de 1948 sea precisamente...Israel.
Como de costumbre, muchos de nuestros conciudadanos bienpensantes se llenan la boca con las palabras paz y solidaridad, acusando y denunciando dictaduras, mientras consentimos e irónicamente nos solidarizamos con la que manda diariamente cohetes contra el único país democrático de Oriente Medio. Nuestro partido más votado, del que forma parte el actual gobierno, escupe en su propia responsabilidad y contribuye a echar más leña al fuego hablando estúpidamente de una supuesta “impunidad” de Israel. Quizás la joven secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín rectificase sus imprudentes comentarios si pasase una temporada en Sderot y otros tantos territorios del sur de Israel sometidos a la lluvia continua de explosivos.
En definitiva, parece más razonable pensar que la hipótesis A, el odio a Israel, es el principal motor de este tipo de actitudes, mientras que la postura B, el ser propalestino, es un subproducto de la postura A, y será cierta en la medida en que concuerde con esta. Esta teoría del odio se puede extrapolar al empantanado terreno de Oriente Medio y solo así nos daremos cuenta del flaco favor que hacemos tanto a una parte como a la otra con tan equívocos apoyos. Realmente no importa cuanta ayuda humanitaria trague la franja de Gaza, o cuanto gritemos “No a Israel”. ¿Cuándo serán educados los palestinos sin el odio a Israel? ¿Cuándo se les explicará que una Gran Palestina musulmana sin Israel es hoy en día una utopía fascista?¿Cuándo comprenderán que están siendo manipulados por teocracias sin escrúpulos? ¿Cuándo se levantarán y, como todos los pueblos con orgullo, demostrarán que lo son? Todos son interrogantes que nos hemos dejado en el tintero de nuestra ética.
Deseo de todo corazón que algún día todos aprendamos la importancia de los matices antes de abrir nuestros labios, a veces más torpes que de costumbre.
Porque hay una diferencia entre el fanatismo y el pragmatismo, entre educar a un niño para vivir y educarlo para morir, entre dar tu vida por una causa, y que tu causa sea dar la vida. Algún día aprenderemos...
Tails
La repulsa a los ataques de Israel en Gaza lleva consigo un mismo mantra en la conciencia popular, "No a Israel", en lugar del ambiguo "Sí a Palestina". Llamar anti-israelí al pro-palestino medio no es ningún juego de palabras ni una manipulación sionista de los términos. Una consideración sobre algunos esquivos matices pueden clarificar esta tésis. Lo cierto es que, cuando el pueblo palestino más sufrió en sus carnes la tiranía de su propia gente, los defensores de esta causa omnipresente en nuestro país callaron cobardemente, o, rizando el rizo, acusaron a Israel de azuzar las carnicerías que ellos mismos cometieron. El desprecio incondicional a Israel es la constante de muchos mal llamados pro-palestinos .
Mucho énfasis se ha puesto en la desigualdad de los combates, el "remasterizado" mantra de "tanques contra piedras". Hamás, para muchos, sigue siendo un grupo de milicianos que luchan por su tierra, Palestina, con lo poco que tienen. Efectivamente, ahora que les es más difícil antentar con suicidas en Israel, los cohetes caseros Kassam son los encargados de cobrarse victimas civiles en el lado israelí (o en el suyo, lo importante es cargarse a alguien). ¿Nadie se ha preguntado por qué esto ha sido una constante durante la "falsa" tregua?. Reflexionemos solo por un momento si una palmadita en la espalda es lo más aceptable para una banda de criminales que se hacen llamar patriotas (quizás suene familiar esta definición en España, siempre que nos saquemos la cera de los oídos) .Por supuesto, doy por hecho que todos sabemos que Hamás busca imponer la ley islámica en el territorio que comprende el actual Israel y Palestina, justificando por ello los ataques a civiles inocentes judíos y no judíos. Tampoco hace falta decir que Hamás sabe muy bien lo que quiere, tiene unos objetivos tan dogmáticos como cristalinos. A veces desearía que esta claridad fuera la misma en el lado democrático. En el caso de Israel, o mejor dicho, el de su gobierno, se han planteado objetivos específicos muy diferentes según los cambios de gabinete. “Por culpa” de esa democracia, su arco legislativo, sostén principal del gobierno en una república parlamentarista, muestra facciones laicas, religiosas, conservadoras, progresistas, étnicas, sin olvidarnos del malogrado Partido de los Pensionistas claro. Si hay un objetivo común omnipresente en todos los gobiernos israelíes es el de la seguridad. Ningún gobierno salido de las urnas permitiría que sus ciudadanos sean asesinados impunemente ni que su espacio territorial sea violado por enemigos que quieren ni más ni menos que la destrucción del Estado. Desde el orígen, y mucho antes, la seguridad en Israel ha sido una obsesión, cierto. Una obsesión solo equiparable a los deseos de destrucción de sus vecinos (y de sus no tan vecinos) a lo largo de la historia. Cuando esa seguridad falla el dilema es claro: "¿el cordero de Auswitchz o el león de Judá?". Una historia plagada de "corderismo" en el pueblo judío hace evidente que la segunda opción sea más tarde que temprano, la más aceptable. Ninguna decisión ha estado exenta de polémica, de debate, de discusión, de sana y a la vez testaruda deliberación en el único pedazo de occidente con algo de honor en Oriente Medio.
Poco o nada parece valer para la prensa española las bofetadas que Israel ha recibido en estos últimos años. Cualquier movimiento de tanques y soldados harán las delicias de periodistas y similares que no dudarán en contar el mismo cuento de siempre. Al fin y al cabo, una historia es más comestible cuando tenemos claro quienes son los buenos y quienes son los malos.
“Guerra desigual” puebla los titulares de periodistas que ponen a trabajar sin descanso a una neurona mientras dan vacaciones a la otra. Lo obvio se queda en las profundidades y no se atisba que la llamada guerra desigual, la diferencia de recursos militares y económicos de las partes es tan real como la diferencia entre sus valores. Las barbaridades con las que los poderes teocráticos educan a palestinos infantes y adultos en Gaza son completamente lamentables y condenables, pero permisibles por la ocupación. Los fraudes informativos son justificados por la ocupación israelí. La muerte de su propia gente a manos de sus líderes corruptos y/o fanáticos es entendible debido a ...sí exacto, la ocupación israelí. La única respuesta a la cultura del odio que envenena palestina es, para muchos de nuestros conciudadanos, la palabra "ocupación". Al final, todo gira en torno a Israel. Quizá sea por que, con toda seguridad, la única razón de existir de un pueblo que nunca se identificó como tal hasta después de 1948 sea precisamente...Israel.
Como de costumbre, muchos de nuestros conciudadanos bienpensantes se llenan la boca con las palabras paz y solidaridad, acusando y denunciando dictaduras, mientras consentimos e irónicamente nos solidarizamos con la que manda diariamente cohetes contra el único país democrático de Oriente Medio. Nuestro partido más votado, del que forma parte el actual gobierno, escupe en su propia responsabilidad y contribuye a echar más leña al fuego hablando estúpidamente de una supuesta “impunidad” de Israel. Quizás la joven secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín rectificase sus imprudentes comentarios si pasase una temporada en Sderot y otros tantos territorios del sur de Israel sometidos a la lluvia continua de explosivos.
En definitiva, parece más razonable pensar que la hipótesis A, el odio a Israel, es el principal motor de este tipo de actitudes, mientras que la postura B, el ser propalestino, es un subproducto de la postura A, y será cierta en la medida en que concuerde con esta. Esta teoría del odio se puede extrapolar al empantanado terreno de Oriente Medio y solo así nos daremos cuenta del flaco favor que hacemos tanto a una parte como a la otra con tan equívocos apoyos. Realmente no importa cuanta ayuda humanitaria trague la franja de Gaza, o cuanto gritemos “No a Israel”. ¿Cuándo serán educados los palestinos sin el odio a Israel? ¿Cuándo se les explicará que una Gran Palestina musulmana sin Israel es hoy en día una utopía fascista?¿Cuándo comprenderán que están siendo manipulados por teocracias sin escrúpulos? ¿Cuándo se levantarán y, como todos los pueblos con orgullo, demostrarán que lo son? Todos son interrogantes que nos hemos dejado en el tintero de nuestra ética.
Deseo de todo corazón que algún día todos aprendamos la importancia de los matices antes de abrir nuestros labios, a veces más torpes que de costumbre.
Porque hay una diferencia entre el fanatismo y el pragmatismo, entre educar a un niño para vivir y educarlo para morir, entre dar tu vida por una causa, y que tu causa sea dar la vida. Algún día aprenderemos...
Tails
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3 comentarios:
Correcto amigo, Pero como tu Blog saca las palabras de deuteronomio 6,4 "Escucha Israel, El Señor es nuestro Dios, El Señor es Uno" dicen que están son las palabras antes de morir, pero creo que más que una frase generacional, debe vivirse con intensidad.
Si bien es cierto que hay ataques del lado palestino, estos son por el embargo casi criminal de un Estado que ha decidido cargarse a un millón de palestinos, sólo por el hecho de escoger a un partido como Hamas, para mí eso es lo que es inaceptable.
Comparto tu preocupación por los medios Españoles, pero también creo que este problema es demasiado complejo para tratarlo con la simplicidad de tu Blog, aunque no lo creas yo dudo mucho de quien tenga la razón, pero esto es desproporcionado es horrible lo que está pasando.
Si el estado de Israel hubiera decidido cargarse a un millón de individuos, ni lanzaria panfletos pidiendo a los palestinos q se alejen de las casas con explosivos, con terroristas de hamas, o desde las q se lanzan ataques.
Tampoco repetiría esos avisos por radio, ni enviaría sms a los moviles de la zona.
Hamas usa sus refugios antiaereos no para proteger a su población si no para proteger a sus bombas. Está claro cuál es su prioridad.
Buen artículo tails, :)
Feliz Año, Javer
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